Palacio Badi
A pesar de que hoy solo queden ruinas, fue uno de los palacios más bellos decorado con oro, turquesas y cristal
La antigua maravilla del mundo musulmán
Su nombre, que puede traducirse como “el incomparable”, es testigo de la belleza que un día llegó a tener esta antigua construcción. Fue considerado en su tiempo como uno de los palacetes más bonitos del mundo entero. Construido por el monarca Ahmed Al Mansour en 1578, cuenta con la friolera de 360 habitaciones, que en épocas pasadas estuvieron decoradas en mármol, oro, marfil, ónide, madera de cedro y piedras semipreciosas. Todo un festival para la vista que se continuaba con un gran patio central con jardines, estanques y fuentes. Por desgracia, en el año 1696, el sultán alauí Moulay Ismael trasladó la capital del país a Meknes y despojó al palacio de toda su grandeza. En la actualidad, solo restan ruinas y muros de adobe (curiosamente coronados por enormes nidos de cigüeñas). Eso sí, si visitas Marrakech en junio, serás afortunado, ya que el esplendor del Palacio Badi renace durante dos semanas gracias al Festival Nacional de Artes Populares que en él se celebra.
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