Fuerteventura: Playas interminables y paisajes volcánicos únicos; un lugar donde el viento y el silencio invitan a desconectar.

Lanzarote: Su mezcla de calas negras y blancas, arte y naturaleza la convierten en una isla diferente, con personalidad propia.

Río de Janeiro: Ipanema, Copacabana y la alegría brasileña; playas llenas de vida con el telón del Pan de Azúcar.

Punta Cana: Arena blanca, aguas cálidas y resorts frente al mar; todo pensado para disfrutar sin prisas.

Cancún: Ideal para combinar relax y aventura; ruinas mayas, arrecifes y playas infinitas de color turquesa.

Faro: El Algarve sorprende con acantilados dorados y pequeñas playas escondidas entre cuevas y formaciones rocosas.

Niza: Glamour mediterráneo, paseos frente al mar y la posibilidad de explorar la Riviera Francesa en pocos días.

Cagliari: En el sur de Cerdeña, ofrece playas de agua cristalina, buena cocina y un ritmo pausado que invita a quedarse.

Orlando: Parques temáticos de primer nivel, logística pensada para familias y mil planes bajo techo si hace calor.

Valencia: Ciudad de las Artes y las Ciencias, Bioparc y playas urbanas; moverse es fácil y todo queda cerca.

Copenhague: Tivoli, museos interactivos y barrios peatonales; seguridad y diseño que facilitan el día a día.

Lisboa: Oceanario top, tranvías que encantan y miradores para descansar con vistas; perfecta para un city-break familiar.

Tenerife: Loro Parque, Siam Park y mucha naturaleza entre playas y el Teide; clima amable todo el año.

Washington: Museos gratuitos de la Smithsonian, parques amplios y rutas sencillas junto al Mall.

Toronto: Acuario, islas frente a la ciudad y museos prácticos; oferta variada si llueve o nieva.

Dublín: Parques, costa cercana y visitas que se hacen cortas; hospitalidad que ayuda con peques.

Santorini: Atardeceres sobre la caldera, hoteles con piscina infinita y ritmos pausados para dos.

Venecia: Calles silenciosas al amanecer, iglesias y palacios a cada paso; ideal perderse sin mapa.

París: Cafés, museos icónicos y paseos por el Sena; clásico que nunca falla.

Viena: Arquitectura imperial, conciertos y cafés históricos para conversaciones largas.

Praga: Puentes, torres y luz cálida al anochecer; perfecta para caminar de punta a punta.

Sevilla: Plazas, patios y tapas al caer la tarde; ambiente alegre y fotogénico.

Niza: Riviera con paseos marítimos, arte y escapadas a pueblos colgados sobre el mar.

San Sebastián: Pintxos de autor y de barra, playa en el centro y un tamaño perfecto para probar mucho en poco tiempo.

Lyon: Capital gastronómica francesa: bouchons, mercados y tradición bien cuidada en cada barrio.

Nápoles: Pizza en su cuna, mercados vivos y carácter; sabor intenso a cada esquina.

Tokio: Desde sushiyas diminutas a alta cocina creativa; barrios distintos para comer diferente cada día.

Ciudad de México: Calle, fondas y vanguardia; maíz, salsas y antojos que marcan el viaje.

Oporto: Tabernas con identidad, vinos y cocinas de producto; todo a escala humana.

Buenos Aires: Parrillas, bodegones y cafés con historia; noches largas para seguir picando.

Rovaniemi: Bosques boreales, auroras en temporada y actividades de nieve fáciles de organizar.

Tromsø: Fiordos, auroras y rutas suaves; base ideal para excursiones árticas.

Madeira: Levadas, acantilados y jardines; senderismo todo el año sin extremos.

Andorra: Montaña pura para esquí, bike park y rutas familiares entre lagos.

Reikiavik: Puerta de entrada a géiseres, cascadas y termas; día activo y noche relajada.

San José de Costa Rica: Base para volcanes, selvas y reservas; naturaleza cercana con buena infraestructura.

San Miguel (Azores): Cráteres, lagunas y termas; rutas verdes y carreteras panorámicas.

Innsbruck: Alpes a pie de ciudad para senderismo, esquí y vistas rápidas en teleférico.