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Guía turística: qué hacer y ver en Río de Janeiro
Disfruta de la panorámica más colorida y espectacular.
¿Quieres dar envidia con tu próximo viaje? Entonces Río es tu ciudad. Creada en el siglo XVI entre mar, montaña, ríos y lagunas, no ha parado de crecer. Es una de las ciudades más hermosas e imponentes de América, capital histórico y turística de Brasil. Su cultura, sus colores y olores, así como sus playas y su luz acabarán seduciéndote. La encontrarás a tus pies desde el Cristo Redentor, desde donde tendrás una panorámica de la geografía urbana en tonos verde de la selva y azul del océano. A estos se unen las tonalidades de la colorida vestimenta de los cariocas. Respira la cultura brasileña y, ¡déjate llevar!
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Mercadillos con solera
Si tienes ganas de más compras, hay dos mercadillos que dejarán satisfecho, no te los pierdas!
Dos mercadillos similares con curiosos detalles
La Praça Quinze de Novembro ha sido históricamente uno de los lugares de mayor actividad comercial del centro de Río de Janeiro. Ya en la época colonial era punto de reunión habitual de los habitantes de la capital carioca, que acudían allí para comprar alimentos y otros productos. Este espíritu se ha mantenido hasta nuestros días, ya que la plaza sigue acogiendo los jueves y viernes, en horario de 8:00 a 18:00 horas, un popular mercadillo en el que pueden adquirirse prendas de vestir, bolsos, objetos de decoración y comida típica brasileña, así como obras de arte y piezas de artesanía. Algo similar ocurre en la Praça Sans Pena, situada en pleno centro del barrio de Tijuca. Durante su época de mayor esplendor, la gente acudía allí para ver películas y obras de teatro de estreno, lo que dio lugar a la proliferación de tiendas y locales comerciales. En la actualidad, la plaza sigue albergando un mercadillo artesanal, que se celebra los viernes y sábados a lo largo de todo el día. Su oferta es muy similar a la del anterior mercadillo, con numerosos puestos de venta de vestidos y camisetas, así como joyas elaboradas de forma artesanal y productos típicos de la gastronomía regional.
Artesanía y arte en las calles de Copacabana
Curiosa mezcla de artesanía en la zona más chic de Río
Puestos callejeros de fin de semana
Muy cerca del lujoso Copacabana Palace se instala cada fin de semana la feria Praça do Lido, compuesta por más de 150 tenderetes y tiendas de campaña. Abierta desde las 8:00 horas del sábado hasta las 18:00 del domingo, tiene un aire muy similar a la feria hippie de Ipanema. Aquí los productos de bisutería y peletería son los principales protagonistas, acompañados de las antigüedades, las piezas de artesanía y los artículos de moda y decoración. Es un lugar especialmente recomendable para quienes gustan de volver de sus vacaciones cargados de pequeños regalos y souvenirs para repartir entre familiares y amigos. Por unos cuantos reales, se pueden comprar llaveros, anillos, pequeñas piezas de orfebrería, cinturones y todo tipo de objetos elaborados a mano. Muy cerca de allí, la Avenida Atlântica acoge cada tarde, de lunes a sábados desde las 18:00 horas hasta la medianoche, una tradicional feria de obras de arte y productos de artesanía. Repleta de máscaras y disfraces durante los días de Carnaval, es un lugar perfecto para dejarse retratar (o caricaturizar) en pleno corazón de Copacabana por alguno de los improvisados artistas que merodean la zona. También se pueden adquirir artículos textiles y pequeñas piezas de orfebrería.
La Feria de São Cristovão
Tenemos tu plan para el ´sabado: Compras artesanales y comida tradicional y espectáculos callejeros
No es solo una feria
Maracaná no es el único atractivo del barrio de São Cristovão. Su pabellón, situado en la rua Campo de São Cristóvão, acoge desde la tarde del sábado hasta la del domingo esta popular feria (www.feiradesaocristovao.org.br), conocida también como Mercado del Noreste. Nacida en los años 60 como mercadillo al aire libre, permite adquirir todo tipo de productos típicos de los estados de Bahia, Maranão, Rio Grande do Norte o Piauí. El recinto, remodelado durante la última década, alberga en la actualidad más de 700 tenderetes y un buen número de vendedores ambulantes que ofrecen una amplia gama de piezas artesanales, entre las que destacan las hamacas, los llaveros o los sombreros. La gastronomía también ocupa un papel muy relevante, con multitud de platos preparados y carnes ahumadas. Más de 3.000 personas pasan por sus instalaciones cada fin de semana, en busca de especias, quesos, mantequillas y otros productos gastronómicos. Pero también hay espacio para el ocio y la diversión. La feria está rodeada de bares y restaurantes y durante las noches de los sábados acoge multitudinarios espectáculos musicales. Entre los ritmos más demandados por los asistentes figuran el forró, el xote, el baião o el xaxado, también típicos del noreste de Brasil.
La joyería H. Stern
No es solo una de las joyerías más antiguas de Río, también te enseñan el proceso que pasan las piedras preciosas
Para los que quieren un recuerdo muy especial
Es una de las joyerías con más solera de Río de Janeiro y la más grande de toda América Latina. Situada en la rua Garcia D'Avila del barrio de Ipanema, cuenta con sucursales en Brasil y otros 11 países más. Fue fundada en 1945 por Hans Stern, un empresario que con apenas 30 años se hizo millonario a través de la venta de piedras preciosas. Su primera tienda la abrió junto al muelle de la ciudad, para vender sus exclusivas piezas preciosas entre los turistas. La actual sede va más allá de una simple tienda, al acoger también un laboratorio gemológico, un espacio dedicado a la artesanía y una sala de exposición y venta. A lo largo de la semana se ofrecen visitas guiadas por el edificio, de lunes a viernes en horario de 8:30 a 18:00, y los sábados de 8:30 a 12:00. En sus instalaciones se explica todo el proceso de preparación y talla de las piedras preciosas, así como el diseño y elaboración de las joyas. Entre la amplia colección de piezas en exposición ocupa un lugar destacado la amatista, gema de la que Brasil es el primer productor del mundo. Uno de sus principales alicientes de este museo-joyería son los precios, más reducidos que en el resto de establecimientos de la firma, pero aun así muy elevados. Más información en: www.hsterninrio.com.
Las tiendas Artíndia
No sólo te llevarás un recuerdo original, sino que ayudarás a que se mantengan las comunidades indígenas
Piezas artesanales indígenas
La Fundação Nacional do Índio (Funai) cuenta con una cadena de tiendas por toda la geografía brasileña donde se venden productos relacionados con la vida y la historia de los pueblos indígenas del país. Integradas en el programa Artíndia, la de Río de Janeiro está ubicada en el Museu do Índio, en la rua das Palmeiras del barrio de Botafogo. Su variada oferta comercial incluye libros especializados, así como películas, discos de música y numerosos productos elaborados de manera artesanal. También hay espacio para los souvenirs, incluidas camisetas y otras prendas de vestir. La existencia de estas tiendas es muy importante para la supervivencia de las comunidades indígenas, ya que los ingresos obtenidos se dedican a mantener su estilo de vida e impulsar su nivel educativo. Por esta razón, los precios de los artículos de Artíndia no son muy elevados, ya que uno de sus propósitos fundamentales es sensibilizar a los visitantes sobre la situación de estos habitantes de Brasil. No es la única labor desarrollada por Funai (www.funai.gov.br), una institución vinculada al Ministério da Justiça fundada en 1967, que también se encarga de promover políticas de desarrollo sostenible para evitar la destrucción de los ecosistemas en los que habitan muchos de estos pueblos.
La feria hippie de los domingos
Si tu estilo es más hippie, no puedes perderte este mercadillo callejero en pleno Ipanema
El mercadillo más alternativo
Hay dos muestras evidentes de que Río de Janeiro es una ciudad de grandes contrastes. La primera son las favelas de los alrededores de la ciudad, en contraposición a los grandes rascacielos del centro. La segunda está en Ipanema y sitúa en un extremo a los lujosos establecimientos de la rua Visconde de Pirajá y, en el otro, a la feria hipppie que cada domingo se celebra en la Praça General Osório. También conocido como el mercadillo de las antigüedades, nació a finales de la década de los 60 y sorprende que haya logrado sobrevivir al espectacular crecimiento experimentado por la ciudad durante los últimos años. Sin embargo, ahí sigue, repleto de curiosos que echan un vistazo a lo que se expone en sus improvisados tenderetes, en los que abundan las piezas artesanales procedentes de los diferentes territorios del país. Se vende prácticamente de todo, especialmente si guarda algún tipo de vinculación con la clásica estética hippie de los años 70, liderada por las prendas de vestir anchas y coloreadas, los collares y las pulseras elaborados a mano. En la actualidad, los productos más demandados son las hamacas y los pufs de cuero, algunos de un diseño realmente innovador.
La rua Visconde de Pirajá, en Ipanema
Si quieres ver tiendas más lujosas, pasea por esta calle y encontrarás lo que buscas
Las compras por Ipanema
Al igual que sucede en Copacabana, el barrio de Ipanema cuenta con una calle paralela a la playa especialmente indicada para el consumo. Se trata de la rua Visconde de Pirajá, que abarca desde la Praça Espanha hasta la del General Osório. La mayor parte de su oferta comercial se concentra en la Praça Nossa Senhora da Paz, donde proliferan las tiendas más elegantes, así como las joyerías y los locales de moda y decoración. También conviene visitar sus librerías, algunas de las cuales incluyen servicio de café y disfrutan de unos horarios muy prolongados. Una de las más famosas es Letras e Expressões Ipanema, abierta las 24 horas del día y con una variada oferta de libros, periódicos y revistas de todo tipo de temáticas. Pero en la rua Visconde de Pirajá hay espacio para todo, incluidos también los centros comerciales. El más conocido es el Top Center Shopping Ipanema (www.topcenteripanema.com.br), situado en la intersección de la citada calle con la de Aníbal de Mendonça. Este basto edificio cuenta con 24 plantas de altura, en las los establecimientos de las principales cadenas de moda brasileñas comparten espacio con otros de ámbito internacional.
Un recuerdo de Copacabana
Tú eliges, compras como turista o compras como un carioca más
Dos calles paralelas, dos tipos de compras
El epicentro del turismo carioca cuenta con dos grandes calles para irse de compras. La primera es la Avenida Nossa Senhora de Copacabana, que discurre paralela al paseo marítimo y concentra la mayor parte de los establecimientos comerciales en los que cariocas desarrollan su vida diaria. Por su parte, la rua Barata Ribeiro alberga las típicas tiendas a las que acuden los turistas para comprar regalos y algún recuerdo antes de poner punto y final a sus vacaciones en Río de Janeiro. En la Avenida Nossa Senhora los hoteles comparten espacio con los supermercados y las droguerías, así como las tiendas de ropa y de piezas de artesanía procedentes de todo el país. Como no podía ser de otro modo, buena parte de la oferta está monopolizada por los productos relacionados con la playa y el baño. Es por ello que en los escaparates de estos comercios se multiplican las típicas chanclas brasileñas, así como los bañadores, los pareos, los sombreros para cubrirse del sol y todo tipo de material deportivo para la práctica del surf. De todos modos, renovar la ropa de baño en Copacabana no supone problema alguno, ya que hay puestos ambulantes repletos de bikinis por casi todas sus calles.
Grandes centros comerciales
Si prefieres un centro comercial para tus compras, en esta zona encontrarás grandes superficies llenas de tiendas
De compras por Río
Botafogo constituye el epicentro del consumo en Río de Janeiro, al menos tal y como se entiende a este lado del Océano Atlántico, con grandes centros comerciales repletos de tiendas y restaurantes. Aunque el barrio tiene un carácter eminentemente residencial, su zona costara acoge hasta tres grandes superficies comerciales que abren, con horario ininterrumpido, hasta bien entrada la noche. El primero de ellos es el Botafogo Praia Shopping (www.botafogopraiashopping.com.br), situado en la Avenida Praia de Botafogo. Aquí pueden encontrarse desde sofisticadas bisuterías hasta restaurantes de comida rápida, aunque el mayor espacio lo ocupan las tiendas de moda. Conviene subir a su azotea, donde hay una terraza que permite tomarse algo mientras se contemplan, en la lejanía, unas espectaculares vistas del Pão de Açúcar. Un poco más al sur, la Avenida Lauro acoge el Botafogo Plaza Shopping, un espacio algo más selecto en el que destacan las cadenas de restauración y los establecimientos de moda de las principales marcas internacionales. A unos 200 metros de allí, en la rua Lauro Müller, se eleva uno de los mayores centros comerciales de la ciudad: el Rio Sul Shopping (www.riosul.com.br). Aquí es posible encontrar prácticamente de todo, incluida la Cidade Animasom, un espacio de 300 metros cuadrados en el que dejar jugando a los niños mientras se disfruta de las compras.
El Largo da Carioca
Prepárate para comprar y no te precupes por el presupuesto, ya que encontrarás desde tiendas de lujo hasta puestos callejeros
Zona comercial de Río
Esta zona del centro de Río de Janeiro, siempre bulliciosa, no sólo acoge el corazón financiero de la ciudad, sino que también es el punto más apropiado para realizar todo tipo de compras. Aquí desembocan varias calles repletas de comercios tradicionales, entre las que destacan las ruas Uruguaiana, Buenos Aires o Gonçalves Dias. Sus escaparates exhiben un sinfín de maletas, joyas y piezas de artesanía, algunas de ellas no aptas para los bolsillos más ajustados. También abundan en las aceras los puestos de venta ambulante, cuya oferta incluye desde productos de baño, como pareos, bikinis o sandalias, hasta banderas, baratijas y, en general, cualquier otro souvenir que sirva para inmortalizar la visita a Río de Janeiro. Otro punto que no conviene dejar de visitar es la rua Carioca, donde existen numerosas tiendas de instrumentos musicales, entre los que destacan los pequeños instrumentos de percusión utilizados por la población carioca durante el Carnaval. Para terminar, nada mejor que acudir al enorme mercadillo al aire libre situado en la intersección de la rua Uruguaiana con la Avenida Presidente Vargas, donde puede comprarse prácticamente de todo a unos precios relativamente asequibles. Conviene estar prevenidos de que en Brasil, a diferencia de otros países latinoamericanos, el regateo no está bien visto.
Quinta da Boa Vista
En este museo encontarás desde restos arqueológicos hasta momias e incluso meteoritos!
Para toda la familia
Este histórico palacio, situado en la Avenida Dom Pedro II del barrio de São Cristovão, acoge en su interior hasta dos museos diferentes. El más famoso es el Museu Nacional (www.museunacional.ufrj.br), fundado a comienzos en 1818 por el monarca portugués João VI y trasladado a esta parte de la ciudad a finales del siglo XIX por el Gobierno de la recién proclamada República de Brasil. Allí se exponen numerosas piezas de arqueología y antropología, así como una selección de momias egipcias, animales disecados e incluso una colección de meteoritos. Buena parte del espacio está reservado a los investigadores de la Universidade Federal do Rio de Janeiro, que cursan en su interior diferentes estudios de posgrado. Puede visitarse de martes a domingo, en horario de 10:00 a 16:00 horas. Además, la Quinta da Boa Vista acoge el Museu do Primeiro Reinado (http://www.funarj.rj.gov.br/museus/mpr_01.html), cerrado temporalmente por obras. Aquí se exhibe el elegante estilo de vida de la aristocracia brasileña de comienzos del siglo XIX, a través de una interesante colección de pinturas, esculturas y muebles de época. También se encuentra en proceso de remodelación el cercano Museu da Fauna, dedicado al estudio de los diferentes ecosistemas brasileños.
Museu Histórico e Diplomático
Su amplia colección de objetos te dará una buena idea sobre el pasado del país
Un viaje al pasado diplomático
El Palácio Itamaraty, situado en la céntrica Avenida Marechal Floriano, acoge en su interior este enorme museo, inaugurado en 1957. Aunque parte de su patrimonio se marchó de allí ej 1970, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores fue trasladado a Brasilia, la mayor parte permaneció en su interior y todavía hoy puede contemplarse. Dividido en dos plantas y 23 habitaciones, repasa la historia diplomática brasileña a través de una extensa colección de más de 5.600 piezas, entre las que se incluyen muebles, medallas, alfombras, vajillas, figuras de porcelana y relojes franceses. También hay espacio para los tapices, las medallas y las obras de arte, entre otras muchas antigüedades. La mayoría de los objetos y documentos expuestos se remontan a la época colonial, datando los más antiguos de 1808, cuando la Familia Real portuguesa llegó a Río de Janeiro. Durante los últimos 30 años, el edificio ha sido objeto de diferentes remodelaciones, que han tratado de solucionar diferentes problemas técnicos y de recrear una típica residencia decimonónica brasileña de corte neoclásico. Los lunes, miércoles y viernes se ofrecen visitas guiadas, a diferentes horas, que permiten al turista sumergirse en lo más profundo de la historia diplomática brasileña y cuya duración puede prolongarse hasta los 45 minutos.
Museu de Arte Contemporânea (MAC)
Peculiar edificio que además de guardar importantes colecciones, te ofrece la posibilidad de pasar una velada distinta
Para pasar un día diferente
La ciudad de Niterói acoge uno de los edificios más modernistas de Río de Janeiro, obra del afamado arquitecto carioca Oscar Niemeyer, quien lo describió como una flor saliendo del tallo. Su inauguración tuvo lugar en 1996 y cuenta con una peculiar silueta, que para muchos recuerda más a un platillo volante que a cualquier otra cosa. Situado frente a la bahía de Guanabara, en el barrio de Boa Viagem, contemplar el exterior del recinto ya justifica la visita, aunque su interior esconde muchos otros alicientes. Para empezar, las pinturas y esculturas del artista Roberto Coda Zabetta, en las que rinde homenaje a los brasileños encarcelados y desaparecidos durante la dictadura militar que rigió los destinos del país entre 1964 y 1985. También ofrece unas espectaculares vistas de Río de Janeiro, el Pão de Açúcar, el Corcovado y la bahía, a través de las placas de cristal que rodean el edificio. Asimismo, cuenta con un lujoso restaurante que sirve diferentes recetas de la cocina contemporánea internacional y que ameniza sus veladas nocturnas con actuaciones de música en directo. Su variada oferta se completa con periódicas sesiones de cuentacuentos, congresos de cine y ferias culturales. La exposición permanente puede visitarse de martes a domingo, de 10:00 a 18:00 horas. Más información en www.macniteroi.com.br.
Museu do Índio
Curiosa exposición sobre los primeros habitantes del país y su cultura
Vuelta a los orígenes
La extensa colección de este museo (www.museudoindio.org.br), situado en la rua das Palmeiras del barrio de Botafogo, incluye más de 14.000 piezas originales vinculadas a la cultura indígena brasileña, así como un buen número de publicaciones etnológicas y miles de archivos sonoros y fotográficos. El exhaustivo análisis de las raíces etnológicas del país se complementa con varias edificaciones a tamaño original correspondientes a otras tantas tradiciones culturales. El origen de la institución se remonta al año 1953, cuando el antropólogo brasileño Darcy Ribeiro ideó la creación de la Fundação Nacional do Índio, para la promoción y conservación de las culturas indígenas. El traslado a su actual sede tuvo lugar en el año 1978. El edificio, una antigua mansión de finales del siglo XIX, había sido inicialmente la residencia de un conocido empresario carioca de la industria de la alimentación. Actualmente, el museo está dividido en 11 salas y cuenta con un amplio espacio ajardinado y una interesante tienda de artesanía, denominada Artíndia. El complejo puede visitarse en su totalidad de martes a viernes, en horario de 9:00 a 17:30 horas, y los fines de semana y festivos, de 13:00 a 17:00 horas.
Museu de Arte Moderna
Si el edificio en sí es una muestra de arte moderno, imagina las obras que podrás ver en su interior
Sumérgete en el arte contemporáneo de Brasil
El nacimiento de este museo (www.mamrio.com.br), situado en la Avenida Infante Dom Enrique de Flamengo, se debe al impulso de varios empresarios cariocas, encabezados por el mecenas Raymundo Ottoni de Castro Maya. Fue inaugurado en 1948 e incluye numerosas exposiciones de arte contemporáneo brasileño, así como una colección permanente de más de 11.000 obras. La mayoría de estos fondos fueron cedidos en 1993 por el empresario Gilberto Chateaubriand, que cuenta con la mayor colección privada de arte de Brasil. Anteriormente, el 8 de julio de 1978, el museo había visto mermado sensiblemente su patrimonio artístico tras sufrir un incendio que acabó con la mayor parte de su colección, incluidas importantes obras de los españoles Pablo Picasso, Joan Miró o Salvador Dalí. Durante sus primeros años de vida, la institución se instaló en el Palácio da Cultura de Río de Janeiro, hasta que se inauguró su actual sede en 1958, en unos terrenos cedidos por el consistorio carioca. Ejemplo de la arquitectura modernista carioca, el edificio es una de las obras más representativas de Afonso Eduardo Reidy y fue minuciosamente remodelado tras el incendio de 1978. El horario de visitas es de 12:00 a 18:00 horas de martes a viernes, y de 12:00 a 19:00 horas los fines de semana y festivos.
Museu de Folclore Edison Carneiro
Un curioso recorrido por el folclore del país y un acercamiento más a su cultura
No todo es samba en Río
Su nombre recuerda al popular literato brasileño Edison de Souza Carneiro, nacido en 1912 y fallecido sesenta años más tarde, cuya obra se centró en las raíces africanas del gigante latinoamericano. El museo (http://www.cnfcp.gov.br/interna.php?ID_Secao=2) está situado en la rua do Catete, en el barrio del mismo nombre, y se encarga de la difusión de la cultura y el folclore típicos de Brasil. Es por ello que recoge objetos procedentes de las diferentes regiones del país, así como numerosos libros y archivos de gran valor cultural. En total, su colección está formada por cerca de 14.000 objetos, 70.000 documentos audiovisuales y 130.000 bibliográficos. Actualmente, los espacios abiertos a la visita del público son la Sala do Artista Popular, la Galeria Mestre Vitalino, la Biblioteca Amadeu Amaral y la tienda, en la que pueden adquirirse a buen precio reproducciones de objetos y obras literarias y musicales. De su conservación se ocupa el Centro Nacional de Folclore e Cultura Popular, institución dependiente del Ministerio da Cultura que tiene su origen en la Campanha de Defesa do Folclore Brasileiro, creada en 1958. Puede visitarse de martes a viernes, en horario de 11:00 a 18:00 horas, y los fines de semana y festivos, de 15:00 a 18:00 horas.
Museu da Chácara do Céu
Con una larga historia detrás, este museo te ofrece además unas impresionantes vistas de la ciudad
Pinturas nacionales e internacionales, entre otros tesoros
El impulsor de este museo (www.museuscastromaya.com.br/chacara.htm), situado en la rua Martinho Nobre del barrio de Santa Teresa, fue Raymundo Ottoni de Castro Maya, un rico empresario que había heredado de su progenitor buena parte de su colección. Antes de su muerte, acaecida en 1968, este popular mecenas carioca creó una fundación que debía encargarse del mantenimiento y la gestión de todo su legado artístico. Sin embargo, la institución desapareció dos décadas más tarde, quedando sus fondos bajo control del Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional. En el interior del museo se pueden contemplar numerosos muebles y antigüedades, así como cuadros de afamados pintores brasileños, como Cândido Portinari, e internacionales, como Pablo Picasso, Claude Monet o Maurice de Vlaminck. El edificio que lo alberga, conocido desde el siglo XIX como Chácara do Céu, es una de las residencias más antiguas de la familia Castro Maya y fue reformado a mediados del pasado siglo por Vladimir Alves de Souza. Incluye un amplio jardín, diseñado por Roberto Burle Marx, que ofrece una impresionante panorámica del centro de la ciudad y la bahía de Guanabara. Abre de miércoles a lunes, en horario de 12:00 a 17:00 horas, a excepción de los días de Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, Carnaval y festivos.
Espaço Cultural da Marinha
Vale la pena acercarse a este museo que entre sus atractivos, te ofrece una visita a un submarino
La historia de la armada brasileña
Ubicado frente a la Praça Quinze de Novembro, en la Avenida Alfred Agache, es un lugar en el que se desgrana con minuciosidad la historia de la navegación brasileña y los acontecimientos bélicos en los que ha tomado parte la Armada del país. Acoge el Museu Naval e Oceanográfico (www.mar.mil.br/dphdm), en cuyo interior se exponen numerosas piezas de artillería, planos y cartografía marítima, así como maquetas de barcos de guerra y otros objetos relacionados con el mundo del mar. La primera planta alberga la exposición permanente, que se distribuye en siete salas diferentes, mientras que la segunda queda reservada para las exposiciones temporales. El edificio, de estilo ecléctico, fue levantado en 1868 como sede del Clube Naval y se transformó en museo a partir de 1972. Más tarde experimento una intensa transformación que concluyó en 2006. El Espaço Cultural da Marinha lo completan un submarino, el Riachuelo, y el buque Nau dos Descobrimientos, que hace las veces de museo flotante y a su vez acoge el Helicóptero Museu. Ambas naves permanecen ancladas frente a la estación marítima de Río de Janeiro y pueden visitarse, junto al resto del complejo, de martes a domingo, en horario de 12:00 a 17:00 horas.
Museu Nacional de Belas Artes
Si te gusta el arte, aquí verás una de las mejores colecciones del país
La importancia del arte en Brasil
Es considerado el mejor museo artístico de Río de Janeiro y uno de los más importantes de Brasil. Situado en la zona de Cinelândia (Avenida Rio Branco), su apertura tuvo lugar en 1938, aunque su origen se remonta a la llegada de la Familia Real portuguesa a la ciudad, en 1808, y a las numerosas obras artísticas que ésta llevó consigo. Parte de ese legado constituye el núcleo central de su colección, así como los cuadros religiosos y las pinturas brasileñas del siglo XIX. Entre los autores locales con mayor presencia destacan Candido Portinari, Pedro Américo de Figueiredo e Melo y Victor Meirelles, aunque también hay espacio para el arte africano y la fotografía. El edificio que acoge el museo fue construido entre 1906 y 1908 y de su diseño inicial se encargó el arquitecto español Adolfo Morales de los Ríos, que se inspiró en el Louvre parisino. Continuaron los trabajos otros autores y dio como resultado un complejo de aire ecléctico, con fachadas de diferentes estilos, incluidos el neoclasicista y los renacentistas francés e italiano. A causa del precario estado en el que se encontraba, a partir de los años 80 fue objeto de un profundo proceso de remodelación que ha tratado de mantener su estilo original. Puedes anotar que las visitas son posibles de martes a viernes, de 10:00 a 18:00 horas, y fines de semana y festivos, de 12:00 a 17:00 horas. Más información en www.mnba.gov.br.
Museu Histórico Nacional
Un museo relativamente jóven en el que ver la evolución de Brasil desde la época colonial hasta nuestros días
Imprescindible para conocer la historia de Brasil
Situado en la céntrica Praça Marechal Ancora, es una visita obligada para todos aquellos interesados en profundizar en la historia de Brasil. Precisamente con ese objetivo, el de preservar y mantener el legado del país, lo mandó construir en 1922 el entonces presidente Epitácio Pessoa. La exposición permanente repasa de forma cronológica desde la época colonial hasta la actualidad, con exhaustivas explicaciones de los momentos más determinantes de la historia brasileña. Reúne más de 280.000 piezas, entre las que destacan las colecciones de orfebrería, cruces y marfiles, así como las carrozas de época del vestíbulo central. También alberga la mayor colección numismática de toda Latinoamérica y en su biblioteca se conservan más de 50.000 títulos y otros tantos documentos y fotografías. El edificio en el que se encuentra situado, un palacio colonial construido sobre lo que anteriormente había sido el Fuerte de Santiago, fue completamente restaurado en 1985. Si puedes, conviene darse una vuelta por su patio central, en el que destacan varios cañones de bronce de diferentes épocas. Está abierto al público todos los días de la semana con excepción de los lunes: de martes a viernes, de 10:00 a 17:30 horas, y sábados, domingos y festivos, de 14:00 a 18:00 horas. Más información en www.museuhistoriconacional.com.br.
El Parque Nacional de Tijuca
Un paseo en bici, unas vistas desde un mirador o simplemente una caminata por sus senderos
El mayor parque natural en el corazón de Río
Declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 1991, es el mayor espacio natural de Río de Janeiro. Durante siglos acogió multitud de explotaciones cafeteras, que fueron sustituidas por especies vegetales cuando aquéllas dejaron de ser rentables. Su conservación se inició a mediados del siglo XIX, cuando esta parte de la montaña se encontraba prácticamente devastada, lo que hizo peligrar el suministro de agua de la ciudad. El proceso de reforestación que se puso en marcha a partir de entonces, impulsado por el emperador Pedro II, permitió replantar 60.000 árboles y recuperar más de 1.600 hectáreas. El nacimiento del parque como tal tuvo lugar en 1961 y quedó dividido en tres sectores distintos, denominados A, B y C. Dispone de numerosos accesos, como la estrada da Vista Chinesa, que lleva hasta el mirador del mismo nombre, desde el que puedes contemplar todo el litoral carioca. Es un espacio ideal para practicar trekking o pasear en bicicleta, algo muy habitual durante los fines de semana, cuando se llena de visitantes. Uno de sus puntos más conocidos es la Floresta da Tijuca, en la que proliferan especies tan llamativas como los embaúbas de hojas plateadas. También es residencia habitual de hasta 150 especies de aves diferentes, entre ellas tucanes y titíes, que comparten espacio con los macacos. Más información en www.parquedatijuca.com.br.
El Jardim Botânico
Dentro de uno de los mejores barrios de Río, se encuentra este parque natural con especies de todo el mundo
Si quieres huír del asfalto, este es tu sitio
Es uno de los barrios de las afueras de Río de Janeiro y toma su nombre de la gran superficie verde situada en su interior. El nivel de vida es aquí mucho más elevado que en otras partes de la ciudad, razón por la que abundan las viviendas unifamiliares y no es raro encontrarse con personajes famosos vinculados al mundo de la televisión. Entre sus principales atractivos destacan la Praça Santos Dumont, muy concurrida durante las noches de los fines de semana, y el propio Jardim Botânico (www.jbrj.gov.br). Su origen se remonta a la llegada de la monarquía portuguesa a la ciudad, en 1808. Fue entonces cuando el Rey João VI mandó construir un gran jardín de especies asiáticas en lo que anteriormente había sido una plantación de caña. Años más tarde, en 1824, el lugar fue remodelado por Pedro I, quien lo transformó en jardín botánico, lo llenó de plantas procedentes de casi todas las partes del mundo y lo abrió al público. Entre sus elementos más significativos destacan la fuente de la calle central, las orquídeas, los estanques de nenúfares y, sobre todo, la Avenida de Palmeras Imperiales. Estos espectaculares árboles, tan característicos hoy del paisaje brasileño, fueron traídos a lo largo del siglo XIX desde la lejana Isla Mauricio.
La peculiar historia del Largo do Boticário
Antes de subir al Corcovado, pasea por el curioso Largo do Boticario e interésate por su historia
Una entrada a una parte desconocída de Río
Cosme Velho es un pequeño barrio carioca situado en lo alto de las colinas, desde el que puede tomarse el tren que asciende hasta el Corcovado. También alberga uno de los rincones con más encanto de Río de Janeiro, el Largo do Boticário, una conocida plaza situada al otro lado del río Carioca. El lugar arrastra una historia muy particular, ya que no tiene nada que ver con la época colonial portuguesa y, sin embargo, recuerda muchísimo a aquel periodo de la historia brasileña. El motivo es que el terreno fue adquirido a comienzos del siglo XX por la acaudalada familia Bittencourt, que decidió llenarlo de edificios de estilo neoclásico y otros motivos coloniales, como farolas, azulejos, piedras o forjas. Incluso se utilizaron materiales auténticamente coloniales, procedentes de otros edificios de Río de Janeiro que estaban a punto de desaparecer pasto de las escavadoras. La belleza del lugar hizo que Lewis Gilbert se fijara en él para rodar varias escenas de Moonraker, una película del año 1979 en la que Roger Moore encarnaba el papel de James Bond. El nombre de Boticário se debe a Joaquim Luís da Silva Souto, el hombre que hasta 1831 regentó la desaparecida farmacia situada en una de las calles circundantes.
Visita a Santa Teresa
Un paseo por sus calles te dará una idea de la importancia que tuvo este barrio
Uno de los barrios más conocidos de Río
Uno de los reclamos turísticos de Río de Janeiro ha sido durante muchos años el viejo tranvía (bonde) que partía desde el centro de la ciudad hasta el bohemio barrio de Santa Teresa. Sin embargo, un fatal descarrilamiento acaecido en agosto de 2011, y que derivó en varios muertos y decenas de heridos, precipitó su clausura. Las autoridades cariocas han anunciado que su reapertura tendrá lugar en 2014, tras una profunda remodelación de sus infraestructuras, por lo que actualmente permanece cerrado. Sus vagones amarillos partían del Largo da Carioca para atravesar después los Arcos de Lapa, un antiguo acueducto del siglo XVIII reconvertido más tarde en viaducto. El recorrido finalizaba en la parte más alta de Santa Teresa, un barrio venido a menos en el que tenían su residencia los habitantes más acaudalados del Río de Janeiro colonial. Todavía es posible contemplar por sus calles numerosas mansiones de época y edificios religiosos, como la iglesia Matriz de Santa Teresa o la de Nossa Senhora das Neves. Es recomendable acercarse a sus miradores, desde los que se observan unas espectaculares estampas de Flamengo, Botafogo, Copacabana o el Pão de Açúcar. Y a falta de poder tomar el tranvía, nada mejor que repasar su historia en el Museu do Bonde, en la rua Carlos Brant, donde se muestra una amplia colección de fotografías, maquetas, objetos y uniformes.
Un paseo por Cinelândia
Una plaza llena de vida y cultura en la que podrás pasar una agradable mañana
La plaza pública más grande de Río
Su nombre oficial es Praça Floriano, en honor a Floriano Vieira Peixoto, el segundo presidente de Brasil, a quien también está dedicado el gran monumento que preside la plaza. Abarca una extensa superficie del centro de Río de Janeiro, con la Praça Mahatma Gandhi en uno de sus extremos, que rinde homenaje al histórico líder hindú. Este pequeño espacio ajardinado incluye también una gran fuente central y una estatua del precursor de la resistencia pacífica. Los rascacielos que rodean la zona, levantados a mediados del siglo XX y de estilos ecléctico, neoclásico, art nouveau y art deco, han dado lugar a un peculiar conjunto arquitectónico en el que destaca el Theatro Municipal (www.theatromunicipal.rj.gov.br). Completan la estampa otros destacados edificios oficiales, como la antigua Corte Suprema de Justicia, la Biblioteca Nacional o la Cámara Municipal. El nombre de Cinelândia empezó a popularizarse entre los habitantes de la ciudad durante los años 30, cuando la plaza se llenó de teatros, discotecas, restaurantes y salas de cine, convirtiéndose en epicentro de la vida cultural carioca. Mucho han cambiado las cosas desde entonces, entre otras razones porque el auge de los grandes centros comerciales ha reducido su oferta cinematográfica a la sala Odeon (www.grupoestacao.com.br), también conocida como Odeon BR o Petrobrás.
El Parque de Campo de Santana
Pasea por un parque lleno de historia
Una gran zona verde para refrescarse
Es uno de los espacios abiertos de mayor relevancia histórica de Río de Janeiro. Entre otras cosas, porque fue testigo de la proclamación de Pedro I como emperador de Brasil, en 1822, razón por la que cada año acoge los desfiles militares conmemorativos de la independencia del país. También fue en esta plaza donde el mariscal Deodoro da Fonseca instauró la República brasileña, en 1889, motivo por el que también se conoce al parque como la Plaça da República. Situado a escasos metros del Sambódromo, el lugar estuvo ocupado durante siglos por un pantano que terminó desapareciendo durante la época colonial. En 1753, la zona fue bautizada como Campo de Santana en honor a la iglesia que allí se construyó y que fue demolida un siglo más tarde, durante las obras para la edificación de la primera estación ferroviaria de Río de Janeiro. Pulmón verde del centro de la ciudad, incluye grandes jardines y un precioso paseo arbolado, así como diferentes especies de animales, entre las que destacan los patos y los pavos reales. A finales del siglo XIX sufrió una profunda transformación, de cuyo diseño se encargó el ingeniero y paisajista francés Auguste Marie François Glaziou.
Visita a las favelas
Descubre las conocidas favelas, pero de la mano de una agencia organizadora de excursiones
Las favelas desde dentro
El director Fernando Meirelles mostró su lado más humano en Ciudad de Dios y José Padilha el más violento en la saga Tropa de Élite. Son las dos caras de una misma realidad: las favelas brasileñas. Su origen se halla en las masivas emigraciones del campo a la ciudad que tuvieron lugar en los años 70 y 80 del pasado siglo y su proliferación se produjo en medio de un desorden casi absoluto. En Río de Janeiro destaca la de Rocinha, con más de 300.000 habitantes. Ésta y otras favelas constituyen el hogar de la población más humilde y su fama les ha venido por la violencia de las bandas que campan a sus anchas por sus diminutas calles, controlando el tráfico de drogas y protagonizando encarnizados enfrentamientos armados con los cuerpos policiales. Pese a todo, organizaciones como Favela Tour (www.favelatour.com.br) ofrecen visitas guiadas, a priori totalmente seguras, a estos microestados cariocas. Si te atrae conocer esta realidad brasileña puedes visitar, junto a los guías de esta agencia, lugares como Vila Canoa o la citada Rocinha. Haciéndolo estarás contribuyendo con una causa, ya que los fondos obtenidos se destinan a proyectos de desarrollo y educación, como el sostenimiento de las escuelas en las que los jóvenes de las favelas intentan labrarse un porvenir alejado de la marginalidad.
Cruzando la bahía de Guanabara
Si tienes tiempo, aprovecha para darte un paseo en barca hasta Niterói
Otro punto de vista de Río
La ciudad de Niterói se encuentra justo en frente de Río de Janeiro, aunque ambas están separadas por la bahía de Guanabara. De hecho, se considera a Niterói la hermana pequeña de la capital y sus habitantes suelen definirse a sí mismos como cariocas. Por carretera, existe un puente de 14 kilómetros de longitud que une ambos lados de la bahía. Está adornado con un gran arco central de 800 metros de extensión y 80 de altura, para que los grandes barcos mercantes puedan acceder al interior de Guanabara. Sin embargo, y siguiendo las costrumbres de la mayoría de los habitantes que diariamente cruzan la bahía de un lado a otro, te sugerimos hacerlo en los transbordadores que realizan esta travesía, partiendo desde la Estaçao de Barcas del centro de Río (www.barcas-sa.com.br) cada 15 minutos (aunque esta frecuencia se incrementa durante las horas punta, cuando se produce una mayor afluencia de pasajeros). El recorrido dura unos 20 minutos y merece la pena por las espectaculares vistas de la costa carioca que ofrece. También hay barcos hasta la cercana Ilha de Boa Viagem, unida a Niterói por una pasarela, en la que destacan un antiguo fuerte y la iglesia que da nombre la isla. Se trata, igualmente, de un lugar con mucho encanto.
Deporte y playa
No dejes de visitar alguna de las playas de Río tanto si te gusta el sol como el deporte
Lúcete en la playa
No sería exagerado afirmar que las playas de Río de Janeiro son mundialmente conocidas, tanto por su animación como por lo reducido de los trajes de baño de quienes las frecuentan. La más famosa de todas es la de Copacabana, con silueta de media luna y 4,5 kilómetros de extensión. Entre sus principales reclamos: las pistas de fútbol playa, vóley playa y futvóley, deportes surgidos y popularizados en esta parte de Brasil. Te recomendamos disfrutar de una distendida caminata por su paseo marítimo (conocido como la Orla de Copacabana), cuyas aceras están decoradas con mosaicos, y parar en algunos de los muchos quioscos que pueblan la zona en los que se venden zumos, refrescos y agua de coco; según los cariocas, el mejor remedio contra la sed. También abundan los chiringuitos, con suelos de madera y barras de diseño, y los puestos de ayuda al bañista, más conocidos como postos. Los amantes del culto al cuerpo tienen una cita obligada en la Praia do Arpoador, en Ipanema, y su famoso gimnasio al aire libre. Surfistas, ciclistas y patinadores completan la estampa, en la que el deporte es casi una forma de vida. Pero en Río de Janeiro hay muchas otras playas en las que darse un baño, empezando por la que da nombre al barrio de Ipanema y continuando por Leblon o Botafogo.
En teleférico al Pão de Açúcar
Es otro de los imprescindibles en Río, tanto por sus vistas como por su encanto
Obra maestra de la naturaleza
El barrio de Urca acoge este increíble lugar, uno de los imprescindibles de cualquier visita a Río de Janeiro. El teleférico (www.bondinho.com.br), conocido como bondinho por los habitantes de la ciudad, circula cada media hora y fue inaugurado en 1912, siendo en aquella época el tercero de sus características en todo el mundo. La ascensión está dividida en dos tramos: la primera recorre algo más de medio kilómetro y va de Praia de Vermelha a Morro da Urca, con una duración de apenas tres minutos. Más o menos el mismo tiempo se requiere para completar la segunda parte de la ascensión, en la que se llega hasta lo alto del Pão de Açúcar. A lo largo del recorrido encontrarás espectaculares vistas, con la bahía de Guanabara al frente, Niterói y los rascacielos de la ciudad a un lado y la montaña del Corcovado al fondo. También puedes contemplar en toda su inmensidad cada uno de los barrios del sur de Río de Janeiro: Flamengo, Botafogo, Copacabana, Ipanema y la Lagoa Rodrigo de Freitas. Conviene evitar las horas comprendidas entre las 11:00 de la mañana y las 15:00 de la tarde, que es cuando llegan a la zona los autobuses abarrotados de visitantes.
Platos ligeros para desengrasar
No todo es carne a la brasa, también puedes elegir una dieta más ligera en alguno de estos sitios
Para los estómagos más delicados
Después de pasar varios días en Río de Janeiro es posible que tu estómago pueda a llegar decir ¡basta! de tanta carne a la brasa. Para desengrasar, nada mejor que visites alguno de los numerosos establecimientos Gula Gula (www.gulagula.com.br). Aunque no existe ninguna vinculación empresarial con su homóloga española, en esta cadena se inspiró el empresario que inauguró en Madrid el famoso establecimiento del mismo nombre. Cuenta con sucursales en el centro de Río de Janeiro (ruas 1º de Março y Senador Danta), así como en los barrios de Jardim Botânico (Avenida Alexandre Ferreira), Ipanema (rua Henrique Dumont) o Leblon (Avenida General San Martin), entre otras muchas. El denominador común: su marcada apuesta por los menús ligeros, con predominio de ensaladas variadas. En la rua Prado do Júnior de Copacabana encontramos el Cervantes (www.restaurantecervantes.com.br), un establecimiento que, como su propio nombre indica, cuenta con raíces hispánicas. Inaugurado en 1955, una década más tarde fue adquirido por dos socios españoles que popularizaron sus sándwiches de cerdo y piña y sus ensaladas de pollo. Durante los últimos tiempos ha experimentado un espectacular auge, lo que ha permitido a sus propietarios inaugurar dos nuevas sucursales en los centros comerciales Via Parque Shopping (Avenida Ayrton Senna) y Shopping Comercial Parque Palace (Avenida das Américas), ambos en el barrio de Tijuca.
Cervecerías
En Río se mezcla la cerveza con la tradición, así que deberías tomarte una y disfrutar de su sabor
¿A quién no le apetece una cerveza fresquita?
Río de Janeiro cuenta con numerosas cervecerías de reconocido prestigio, aunque tal vez sea Boteco Belmonte (www.botecobelmonte.com.br) la más conocida de todas ellas. Los orígenes de esta cadena se remontan a mediados del pasado siglo y tiene establecimientos en Ipanema (rua Teixeira de Melo), Lagoa (Jardim Botânico), Copacabana (rua Domingos Ferreira), Urca (Avenida de Portugal), Lapa (Avenida Mem de Sá), Leblon (rua Dias Ferreira) y Flamengo (Praia do Flamenco). Frecuentado por jóvenes cariocas durante los fines de semana, hasta el punto de que muchos prefieren vaciar sus vasos en la puerta, estos locales acompañan sus cervezas de los típicos pasteizinhos brasileños (empanadillas y croquetas con queso y carne picada en su interior). Armazén do Chopp (www.armazemdochopp.com.br), en la rua Marqués de Abrantes, es otra popular cervecería de Flamengo y cuenta con una de las ofertas de cerveza más variada de toda la ciudad. Garota de Ipanema (rua Vinícius de Moraes) debe su nombre a una de las canciones más famosas de Brasil, conocida en España como La chica de Ipanema. El motivo es que fue allí donde la compusieron sus autores, Vinícius de Moraes y Antônio Carlos Jobim. En la actualidad sigue siendo uno de los lugares preferidos por los vecinos de Ipanema para tomarse unas cañas y comer algo.
Empadas y empadãos
¿Empada de carne o empadão de camarones? No tienes que elegir, deberías probar los dos!
No te confundas,que no es lo mismo
A la hora de comer en un restaurante brasileño, conviene tener clara la diferencia entre las empadas y los empadãos. Las primeras son empanadas tal y como las conocemos en España y otros países europeos, ideales para comer algo entre horas y rellenas de queso, carne o bonito, entre otros muchos productos. Por su parte, los tradicionales empadãos brasileños son una espacie de tarta, también rellena, pero en este caso de carne, camarones o gambas, así como hortalizas y tallos de palmera. El empadão es un plato típico de los territorios mineiro, bahiano y paulista, aunque su origen podría remontarse a las tradiciones culinarias portuguesa, rusa o italiana (se desconoce con exactitud a cuál de ellas). En cualquier caso, hay tantas especialidades de uno y otro plato como establecimientos en los que se ofrecen. La popular cadena Casa da Empada (www.casadaempada.com.br), con numerosos establecimientos en los diferentes barrios de Río de Janeiro, cuenta con algunas de las mejores empanadas de la ciudad a muy buenos precios. A los empadãos puedes acceder en la mayoría de establecimientos ao kilo, como por ejemplo el Restaurante Fellini (www.fellini.com.br), situado en en la rua General Urquiza del barrio de Leblon. Uno de sus empadãos más conocidos es el de frango y palmito (pollo y col), aunque cuenta con muchos otros.
Poniendo toda la carne en el asador
Si buscas carne a la parrilla para todos los gustos y bolsillos, aquí tienes algunas propuestas
¿Conoces la carne do sol?
La carne a la barbacoa no es exclusiva de las churrascarias o los rodizios, esos establecimientos brasileños en los que los camareros circulan de un lado para otro surtiendo a las mesas de todo tipo de platos. Existen restaurantes similares a los existentes a este lado del Atlántico que también cuentan con exquisitos platos a la parrilla. Buen ejemplo de ello es Galitos Grill (www.galitos.com.br), situado en la rua Farme de Amoedo de Ipanema. Este local, con una gran terraza abierta a la calle, te dará la oportunidad de probar sus magníficas brochetas y otras carnes tanto en la barra como en sus mesas a un módico precio. Una de las características habituales de los restaurantes cariocas especializados en la carne de buey es la abundancia de sus platos, razón por la que (atención, pista a tener en cuenta...) a menudo basta con una sola ración para que puedan comer dos y ¡hasta tres personas!. Como muestra, el Bar do Arnaldo, en la rua Almirante Alexandrino del barrio de Santa Teresa. Uno de los principales reclamos de este establecimiento, fundado en 1970, es la carne do sol. Esta especialidad brasileña mezcla trozos de buey preparados a la parrilla o salteados con farofa (acompañamiento que incluye harina de mandioca o de maíz), junto a piezas hervidas con frijoles y otras hortalizas.
Un toque internacional
En Río también hay sitio para los chefs más creativos y los restaurantes más lujosos
Alta cocina internacional con pinceladas cariocas
Los paladares más selectos cuentan en Río de Janeiro con una heterogénea oferta de establecimientos que incluyen recetas procedentes de tradiciones culinarias de todo el mundo. Uno de los más lujosos y selectos es Le Pre Catelan (www.leprecatelan.com.br), situado en el Hotel Sofitel Rio Palace de la Avenida Atlântica de Copacabana. Puedes disfrutar junto a las ventanas del restaurante, de sus platos franceses, salpicados de un peculiar toque brasileño, de las vistas y acompañamiento de música en directo hasta la medianoche. La cocina tradicional portuguesa también está muy presente en las calles de la ciudad. En el barrio de Lapa, locales como el Cosmopolita, en la Travessa do Mosqueira, o el Adega Flor de Coimbra (www.adegaflordecoimbra.com.br), en la rua Teotônio Regadas, son dos opciones que incluyen un toque bohemio y una interesante ambientación musical. El barrio de Glòria alberga la Casa Da Suíça (www.casadasuica.com.br), principal representante de la cocina helvética en Río de Janeiro. Fundado en 1956 y dirigido por algunos de los chefs más famosos de Suiza, su cuidado servicio y sus asequibles precios son famosos entre buena parte de la población local. Por su parte, los amantes del risotto tenéis una cita obligada en el Provence Bistrot, en Praia do Flamengo, con selectas especialidades italianas y francesas y una excelsa carta de vinos.
Gastronomía tradicional brasileña
Si lo tuyo es la comida tradicional, te proponemos algunos de los mejores restaurantes de Río donde saborearla
Toma de contacto con la gastronomía brasileña
Como comprobarás por ti mismo, al igual que casi todo lo que tiene que ver con Brasil, su gastronomía es fruto de una sorprendente fusión de sabores procedentes de tradiciones culinarias tan diversas como la portuguesa, la indígena o la africana. Severyna de Laranjeiras (www.severyna.com.br), situado en la rua Iparanga del popular barrio carioca de Laranjerias, dispone de una buena oferta formada por recetas típicas de la gastronomía del nordeste de Brasil. Te planteamos como destacables sus moquecas, platos de pescado o marisco rehogado y servido con arroz y otros ingredientes. Por las noches incluye música tradicional en directo y sus precios no son excesivamente elevados. La feijoada es el plato nacional brasileño por antonomasia y se compone de carnes y frijoles servidos con arroz blanco, ajo, pimientos, col verde y gajos de naranja. Uno de los establecimientos que destacamos para degustarlo en Río de Janeiro es el Bar do Mineiro, en la rua Paschoal Carlos Magno del barrio de Santa Teresa. Sus raciones son excepcionalmente abundantes y su ambiente muy agradable. Ubicado en una pequeña y coqueta casita verde, Botequim (www.botequimrestaurante.com.br) puede resultarte otro interesante lugar para probar los mejores platos de la cocina brasileña. Está situado en la rua Vizconde de Carabelas de Botafogo y es conocido por su decoración de madera y su ambiente selecto.
Comida rápida y al peso
Si no quieres perder mucho tiempo en comer, te proponemos algunas opciones de comida rápida pero tradicional
Come algo rápido y a seguir de turismo!
El fast food brasileño por antonomasia son los restaurantes ao kilo, donde los comensales pagan en función del peso de lo que consumen. Son una suerte de bufé en el que se ofrecen todo tipo de platos a precios reducidos, razón por la que suelen estar repletos de trabajadores cariocas que no disponen de mucho tiempo para almorzar. Tanto es así que hay numerosos establecimientos de este tipo en los que apenas hay espacio para comer. Alternativas, utilizar el mostrador para tal fin o, directamente, irse a la calle. Justo en frente del Palácio do Catete se encuentra situado uno de los locales ao kilo con más tradición de la ciudad, el Estaçao República Rstaurante (en la rua do Catete), en el interior de un viejo edificio colonial de dos plantas. Su oferta gastronómica, asequible para casi todos los bolsillos, incluye desde carnes hasta arroces, pasando por pastas y algunas especialidades locales. Aparte del lujo y el glamour, en Copacabana también hay espacio para algunos restaurantes ao kilo. Otro de los más famosos es el Adega Pérola, en la rua Siquiera Campos, con una oferta compuesta de diferentes platos típicos de la cocina brasileña.
Al rico churrasco brasileño
Se trata de una de las típicas comidas brasileñas ¡muy sabroso!
Preparate para la hora de comer
Las churrascarias brasileñas se han expandido por todo el mundo durante los últimos años, compitiendo en los grandes centros comerciales con las hamburgueserías estadounidenses o las pizzerías italianas. Aunque el churrasco procede originalmente del territorio gaúcho, al sur del país, su consumo es habitual en cualquier parte de Brasil, incluida Río de Janeiro. Su composición es sencilla: trozos de carne de buey a la barbacoa, cortados, adobados y asados sobre las brasas y aliñados con sal gorda, así como salchichas y pollo. Una de las churrascarias más populares de Río de Janeiro es la Taberna Carioca, situada en rua da Carioca, que ofrece suculentas parrilladas a precios asequibles. Con cerca de 30 años de experiencia a sus espaldas, Carretão (www.carretaochurrascaria.com.br) es otro de los lugares con más tradición en el arte de la carne asada. Cuenta con establecimientos en Copacabana (rua Rua Siqueira Campos) e Ipanema (rua Visconde de Pirajá) y añade a su oferta de churrasco desde ensaladas hasta elementos de la gastronomía japonesa. Situado en la Avenida Infante Dom Enrique, la Churrascaria Porçao (www.porcao.com.br) es uno de los restaurantes más selectos de la playa de Flamengo y acompaña su prestigiosa carne con una extensa carta de vinos. Se trata, además, de un lugar ideal desde el que podrás contemplar el Pão de Açúcar al tiempo que disfrutas de la comida.
Cafés con solera
Si te apetece un buen café, estás en una de las mejores ciudades para tomártelo
Tiempo para la tradición cafetera
La producción cafetera de Brasil supone más de un tercio de la que se comercializa en todo el mundo. No es de extrañar, por tanto, que esta infusión sea una de las más consumidas por los habitantes de Río de Janeiro. Su historia se encuentra estrechamente ligada (para lo bueno y para lo malo) a su cultivo. Uno de los establecimientos con más tradición, situado en el barrio de Flamengo, es el Restaurante Café Lamas (www.cafelamas.com.br), en la rua Marquês de Abrantes. Con más de un siglo de historia a sus espaldas, vio pasar durante los años 80 a numerosos intelectuales y sindicalistas brasileños que debatían sobre la actualidad política del país alrededor de sus mesas. Ofrece una variada selección de platos tradicionales e incluso copas para después del café. Situado en la rua Visconde de Pirajá, muy cerca de la playa de Ipanema, Yemanjá es otro de los valores seguros de Río de Janeiro. Aquí el café es un manjar que se toma después de cenar en los días laborables y a todas horas durante los fines de semana. En la rua de Laranjeiras del barrio de mismo nombre conviene no perderse el Mercado São José das Artes, con muchos establecimientos en los que acompañar con un café una distendida charla.
Dulzura carioca
Tómate tu tiempo y disfruta de estos dulces manjares sin remordimientos
Dulce tentación
En Río de Janeiro existe una gran afición por los helados, los pasteles y, en general, todo lo que sirva para endulzar, un poco más, la vida de los cariocas. Al margen de los locales de baile o los restaurantes, en el centro de la ciudad y las zonas de playa proliferan los establecimientos de ambiente tranquilo en los que probar estos azucarados manjares, especialmente durante los atardeceres. Uno de los más populares es la Confeitaria Colombo (www.confeitariacolombo.com.br), situada en la rua Gonçalves Dia. Su bollería es de las más conocidas de Río de Janeiro. El establecimiento, de estilo art nouveau, fue fundado a finales del siglo XIX y está situado en la zona más comercial del centro de la ciudad, por lo que suele tener bastaste aforo de comensales. A la misma cadena pertenece el Café do Forte, en la Praça Cel Eugênio Franco de Copacabana, con una variada oferta gastronómica en la que destacan sus galletas, ideales para disfrutar de un sosegado desayuno o un almuerzo frente al mar. Cafeína es otra conocida casa, con establecimientos en Copacaba (rua Constante Ramos) e Ipanema (rua Farme de Amoedo). Es uno de los destinos predilectos de la juventud carioca, muy aficionada a sus platos, sus infusiones y, sobre todo, a sus deliciosas tartas caseras.
Música en la arena
Según tu presupuesto, aquí tienes algunas opciones para pasar una buena noche de fiesta en la playa
Disfruta de una fiesta en la playa
Fiesta, noche y playa son términos casi indisolubles para los habitantes de Río de Janeiro. Las opciones para que puedas escuchar música en directo y bailar hasta altas horas de la madrugada sobre la rubia arena de la costa carioca son, casi, interminables. Una de las más famosas del barrio de Urca es el Bar e Restaurante Praia Vermelha, situado junto a la playa del mismo nombre. Durante los fines de semana, allí se concentran decenas de jóvenes para disfrutar en vivo del chorinho y otros populares ritmos brasileños. A lo largo del paseo marítimo de Copacabana se suceden también los hoteles que cuentan con sus propias salas de fiesta frente al mar, aunque en este caso la diversión exige rascarse bastante más el bolsillo. Aunque el grueso de la marcha nocturna se concentra en las ruas Farme de Amoedo y Vinicius de Morais, el barrio de Ipanema cuenta igualmente con numerosos establecimientos situados junto a la playa. Es el caso de Caneco 70, donde conviene que desgustes la tradicional pizza de la casa antes de ponerse manos a la obra con las cervezas, las copas y la samba.
Atardeceres en Copacabana
Imagínatelo, un atardecer en una terraza con vistas al mar y una caipirinha fresquita
Hora de divertirse en Copacabana
Aparte de su famosa playa, Copacabana alberga unas cuantas calles repletas de bares, restaurantes, discotecas e incluso locales de strip-tease. En definitiva, hay de todo y para todos. Tal vez uno de los lugares más glamourosos de la zona sea el Chá do Copa, un establecimiento situado junto al Copacabana Palace Hotel, en la Avenida Atlântica. Este lugar fue durante décadas punto de encuentro de conocidos empresarios brasileños y actores de todo el mundo. En la actualidad, su terraza es un lugar inigualable para que puedas disfrutar de la puesta de sol carioca mientras degustas la primera caipirinha de la noche. A continuación, existen diferentes alternativas en función de los gustos y las ganas de marcha de cada cual. Situado en la rua Almirante Gonçalves, el Bip Bip es un clásico de la noche de Copacabana por sus batidos de frutas y, sobre todo, por los corrillos que se forman en sus alrededores (ya que su aforo es muy limitado), con decenas de jóvenes bailando samba o chorinhos. Los decibelios aumentan notablemente en cualquiera de los locales de la cadena hostelera Sindicato de Chopp, donde la cerveza es la reina de la fiesta, aunque también son famosos sus zumos de frutas. En Copacabana hay dos, uno en la Avenida Atlântica (www.sindicatoposto6.com.br) y otro en la rua Santa Clara.
El legendario Bar Luíz
Hablamos del bar con más historia de la ciudad y un alto en el camino obligado en Río
Un local con solera
La mayoría de las ciudades cuentan con un local de ocio que, por algún motivo u otro, se ha convertido en punto de parada obligatoria para todo aquél que visita la zona. Y aquí te presentamos uno de esos. Para muchos, el Bar Luíz (www.barluiz.com.br), situado en la rua da Carioca, es el más famoso de Río de Janeiro. Desde luego, se trata de uno de los más legendarios, ya que su apertura data de 1887, bautizado entonces como Zum Schlauch por su primer propietario, de origen alemán. A comienzos del siglo XX cambió varias veces de dueño y denominación, hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando adquirió el nombre de Bar Luíz por el movimiento alemán que se desató en Brasil. Su periodo de mayor apogeo se inició en la década de los 60, cuando era habitual encontrar en sus mesas a destacadas personalidades de la vida cultural brasileña. Su supervivencia se vio amenazada en 1985, con motivo de las obras para la construcción del Metro de la ciudad, aunque finalmente consiguió salvarse para mayor gloria de los amantes de su cerveza, considerada la mejor de Río de Janeiro. A finales de 2011, el alcalde carioca Eduardo Paes lo incluyó en su registro de tabernas tradicionales, lo que le valió la catalogación de Patrimonio Cultural de la Ciudad.
Música en vivo en el Parque do Catete
Tómate un descanso en este parque mientras escuchas algo de música local
Un lugar donde distraerse y descansar
Formado por grandes zonas verdes y enormes árboles, completa uno de los lugares más relevantes de la historia brasileña. Y te parecerá un remanso de paz, seguro. Situado junto al Palácio da República y el Museu da República, es un lugar perfecto para pasear tranquilamente y descansar unos minutos, antes de reanudar la visita por Río de Janeiro. También es muy apropiado para disfrutar de la música en directo de los improvisados artistas locales, que a todas horas hacen sonar sus instrumentos y representan sus trabajadas obras dramáticas. No es, ni mucho menos, el único lugar de la ciudad en el que te toparás con jóvenes cariocas que tratan de ganarse la vida a través de su talento artístico, pero sí es uno de los más apropiados para que disfrutes del espectáculo sin sobresaltos. Además, se trata de un espacio habilitado para todo tipo de públicos. Durante los fines de semana, uno de los rincones del parque actúa como zona de ocio infantil, poblándose de decenas de niños brasileños ávidos de jugar a cualquier cosa, mientras los mayores disfrutan de algún tentempié y de la música en directo desde la terraza de un cercano restaurante de estilo belle époque.
El Cine Íris
Merece la pena visitarlo de día, por la belleza del edificio, pero también de noche, por sus espectáculos
La noche carioca
Este popular establecimiento, situado en la céntrica rua Carioca, cuenta con dos almas claramente diferenciadas. Mientras que por el día es una tranquila sala de proyecciones cinematográficas, por la noche se transforma en un concurrido punto de reunión para los amantes de las conocidas raves de Río de Janeiro. Ubicado en los bajos de un edificio de apartamentos, su inauguración data de 1909, bajo el nombre original de Cinematographo Soberano. En 1919 pasó de los 200 asientos iniciales a más de 1.200 (actualmente su capacidad se reduce a menos de 500), siendo rebautizado como Cine-Theatro Íris, aunque casi todo el mundo lo conoce como Cine Íris. Tras sus primeros años de esplendor, inició una época de decadencia que desembocó en una oferta cinematográfica cada vez más reducida, hasta ver limitada su cartelera a unas cuantas películas de artes marciales de escaso nivel. Su segunda transformación tuvo lugar en la década de los 80, cuando se convirtió en lugar habitual de proyección del floreciente cine de contenido erótico, al igual que otras conocidas salas de la ciudad. En la actualidad constituye una reliquia desde el punto de vista artístico, por su estilo modernista, y una visita obligada durante las noches de los fines de semana, cuando se llena de jóvenes cariocas deseosos de música electrónica. Más información en www.cineiris.com.br.
Maracaná, el templo mundial del fútbol
No dejes pasar la oportunidad de vivir un partido de fútbol en Maracaná y si es en 2014, mejor!
El templo del fútbol en Brasil
Aunque su nombre oficial es Estádio Jornalista Mário Filho, se le conoce popularmente como Maracaná (www.maracanaonline.com.br), igual que todo el mundo del fútbol lo recuerda por el Maracanazo de 1950, cuando Uruguay se coronó campeona del Mundo frente a la anfitriona selección brasileña. Este estadio, el más grande del globo con una capacidad que en algún momento llegó a superar los 200.000 espectadores, se encuentra situado en el barrio de São Cristovão y fue construido para la mencionada cita mundialista, en la que Zarra dio a España uno de los momentos más recordados de su historia balompédica, con aquél famoso gol frente a Inglaterra narrado por Matías Prats padre. Diariamente se ofrecen visitas guiadas para pisar el césped de este templo del fútbol y recorrer sus pasillos y vestuarios, aunque resulta mucho más emocionante acudir a un partido del Flamengo o el Fluminense, los dos equipos más laureados de Río de Janeiro. Con motivo del segundo Mundial de Brasil, que se celebrará en 2014, el estadio ha sido objeto de una profunda remodelación que ha incluido la colocación de un techo, al estilo del Amsterdam Arena y otros modernos estadios europeos. Su capacidad se ha visto sensiblemente reducida, pasando a algo menos de 79.000.
Samba hasta el amanecer
Para los más marchosos, qué mejor que terminar la noche bailando samba
¿Te atreves con la samba?
Visitar el Sambódromo, el Museu do Carnaval e incluso algunas de las principales escolas de samba de Río de Janeiro está muy bien, pero habrá a quienes les sepa a poco. Estos visitantes, para quienes la noche es sinónimo de fiesta, pueden demostrar sus recién adquiridos conocimientos de samba, o simplemente su desparpajo, en las numerosas salas de fiesta donde los sonidos brasileños suenan hasta el amanecer. El barrio de Lapa es el destino idóneo al que dirigirse en estos casos, con locales como el Bar Carioca da Gema (www.barcariocadagema.com.br), situado en la Avenida Mem de Sá. Allí, la marcha y el buen ambiente están garantizados, especialmente de miércoles a sábados, cuando suele completarse la mayor parte de su aforo. Otra alternativa es el Ava Branca, ubicado en la misma vía, con samba en directo casi todas las noches de la semana y un ambiente bastante menos sobrecargado. Uno de los establecimientos más conocidos de Río de Janeiro es el bar Semente, en la rua Joaquim Silva. Pese a su reducido tamaño, tanto en su interior como en sus alrededores se congregan decenas de jóvenes aficionados a la caipirinha que disfrutan del ritmo de las batucadas.
Marcha nocturna en el barrio de Lapa
Paseando por este barrio encontrarás muchas y diferentes ofertas de ocio nocturno. ¡Tiempo de divertirse!
Tiempo para el ocio
La mayor parte de bares, restaurantes y salas de fiesta de Río de Janeiro se concentran en Lapa, un barrio que despierta cuando el resto de la ciudad reposa. Aquí la caipirinha y el chopp (nombre con el que se conoce popularmente a la cerveza de barril) son los grandes protagonistas, así como la música en directo y las discotecas en las que bailar hasta altas horas de la madrugada. Uno de los establecimientos por excelencia y solera es el Simplesmente, en la rua Pascoal Carlos Magno, ideal para llenar el estómago y tomar la primera copa de la noche al son de los ritmos brasileños. Para continuar, nada mejor que el Casaráo Cultural Dos Arcos, ubicado en la Avenida Mem de Sá, que albergó el primer cine sonoro de la ciudad a comienzos del siglo XX y ahora acoge conciertos de rock y ritmos electrónicos, entre otros muchos espectáculos de carácter musical. En la misma avenida se encuentra el Teatro Odisséia, un viejo almacén de la primera década del pasado siglo reconvertido en sala de fiestas y conciertos. Hasta seis ambientes musicales distintos ofrece el Club Six (www.clubsix.com.br), situado en la rua das Marrecas, un lugar pintiparado (comprobarás que muy apropiado) para quienes gustan de visitar los locales de moda.
El Sámbodromo da Marquês de Sapucaí
Ni siquiera estando allí puedes llegar a hacerte una idea de cómo de espectacular es esta pasarela en Carnaval
Samba para todo el mundo
Te costará imaginártelo vacío. Su popularidad se debe a una época del año en la que más de 50.000 "almas" (al menos ésa es oficialmente su capacidad) pueblan las gradas para ver los desfiles de las mejores escolas de samba de la ciudad. El resto del tiempo es un edificio bastante desangelado, de más de 500 metros de longitud, diseñado por el polifacético arquitecto brasileño Oscar Niemeyer. Su inauguración tuvo lugar en 1984 e incluyó la construcción del Museu do Carnaval, que recoge una ingente cantidad de documentos fotográficos que repasan la historia de las escuelas de Río de Janeiro y de su fiesta por antonomasia. También conocido como Museu do Samba, allí se explica, entre otras muchas cosas, que las escuelas reciben su nombre del lugar que utilizaban quienes se encargaban de organizar la participación de los vecinos durante los primeros Carnavales. También se repasa la mecánica de los desfiles que se desarrollan en el Sambódromo, cuya duración suele extenderse durante algo más de una hora, siempre bajo la misma estructura: con los componentes de la escola en primer plano, seguidos de las carrozas, el mestre-sala, el porta-vandeira y el puxador. En algunos casos, el tamaño de esta comitiva llega a superar los 5.000 integrantes.
Visita a las escuelas de samba
Alucina con los movimientos de cadera de las bailarinas e ¡intenta seguirlos!
Un plan divertido
Detrás de los vertiginosos movimientos de cadera y estallido de colorido carnavalesco que llegan a nuestras pantallas de televisión desde el otro lado del Atlántico, hay muchas horas de esfuerzo y coordinación Todo ese trabajo previo se desarrolla en las sedes de las escolas de samba y se intensifica durante los fines de semana previos a la celebración del Carnaval. En estos recintos se repiten una y otra vez las letras y los pasos que las escolas presentarán en el Sambódromo, un espectáculo que puede resultarnos incluso más atractivo que el que tiene lugar durante el propio Carnaval. Prácticamente todas las escolas de samba de Río de Janeiro permiten, algunas previo pago y otras de forma gratuita, las visitas de los curiosos que suelen terminar la noche bailando frenéticamente a ritmo de batucada. Entre las escuelas más concurridas figuran las de Mangueira (www.mangueira.com.br), cuyos ensayos se celebran los sábados por la noche en la rua Visconde de Niterói, y las de Beija-Flor (www.beija-flor.com.br) y Salgueiro, abiertas las noches de los viernes y ubicadas, respectivamente, en la Pracinha Wallace Paes y la rua Silva Teles. Se trata, eso sí, de una visita sólo apta para gente desinhibida, amante de la música y la diversión.
La iglesia Nossa Senhora da Lapa dos Mercadores
En pleno bullicio del centro encontrarás esta iglesia con mucha historia detrás
Pequeña iglesia pero gran símbolo de la ciudad
Pese a sus reducidas dimensiones, se trata de un templo con mucha historia. Se sitúa en la céntrica Travessa do Comércio y su construcción se remonta a 1743 cuando los vecinos y comerciantes de la zona decidieron constituir una iglesia en honor a Nossa Senhora da Lapa dos Mercadores, razón por la que también es conocida como la iglesia de los comerciantes. Los trabajos para su edificación se prolongaron a lo largo de una década y unos cuantos años más hubo que esperar para ver concluida la decoración interior, abarrotada de motivos rococós, entre los que destacan los trabajos en madera de Antônio de Pádua e Castro. En la década de 1870 experimentó una profunda remodelación que le permitió soportar sin apenas daños el impacto de un proyectil disparado por un buque acorazado. El suceso tuvo lugar durante la Rebelión de la Armada Brasileña, en 1893, y su principal consecuencia fue la caída de la estatua situada en el campanario, a más de 25 metros de altura. Milagrosamente, la figura permaneció prácticamente intacta, razón por la que actualmente es exhibida, junto al proyectil, en la sacristía de la iglesia. Y otra curiosidad, durante la reforma del siglo XIX, justo detrás del templo, se encontró enterrado un enorme medallón que representa la coronación de la virgen y que todavía hoy decora su fachada principal.
El Theatro Municipal
Tanto por la belleza del edificio como por sus actividades culturales, es otra visita imprescindible
Un escenario por el que han pasado grandes estrellas
Situado en el espacio conocido como Cinelândia, en la Plaza Marechal Floriano, ocupa más de 4.200 metros cuadrados de superficie y es uno de los más destacados emblemas del Río de Janeiro de comienzos del siglo XX. Su construcción tuvo lugar entre 1905 y 1909, a iniciativa del alcalde e ingeniero Francisco Pereira Passos, empeñado en dotar a la ciudad de un aire de modernidad. El ecléctico diseño del teatro, del que se encargaron los arquitectos Francisco de Oliveira y Albert Guilbert, estaba inspirado en la Ópera de París de Charles Garnier. Para su construcción se utilizaron materiales importados de Europa y del viejo continente fueron también las obras que se interpretaron en su interior durante sus primeros años, fundamentalmente a cargo de compañías dramáticas italianas y francesas. Con más de 2.300 localidades, en su decoración destacan las pinturas y esculturas de artistas brasileños tan relevantes como Eliseu Visconti, Rodolfo Berardelli o Rodolfo Bernardelli. En 1931 pasó a contar con su propio equipo artístico, la Orquesta del Teatro Municipal de Río de Janeiro, formada por un ballet, un coro y una banda sinfónica que todavía hoy sigue actuando en su interior. Artistas como Maria Callas, Igor Stravinsky o Arturo Toscanini, entre otros muchos, también han pasado por su escenario. Más información en www.theatromunicipal.rj.gov.br.
El Palácio do Catete
Un espacio multicultural en el que aprender algo de la historia del país o descansar tomando un café
Antiguo palacete que te transportará a una época de esplendor
El barrio de Catete, situado al sur de Río, fue uno de los núcleos de la vida política, comercial y financiera carioca desde mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX. En aquellos tiempos de esplendor vio proliferar elegantes edificios y hoteles, como el Palácio do Catete, construido entre 1858 y 1866 a partir de los diseños del alemán Carl Friedrich Gustav Waehneldt. António Clemente Pinto, barón de Nova Friburgo y empresario brasileño que había hecho fortuna con la industria cafetera, se ocupó de su financiación. Conocido en sus primeros años como Palacete do Largo do Valdetaro o Palácio de Nova Friburgo, el edificio se convirtió en la residencia de la familia del barón hasta 1889, cuando fue vendido por su heredero a un grupo de inversores. Tras pasar a control estatal a causa de las deudas, el vicepresidente Manuel Vitorino lo convirtió en 1897 en la sede del Gobierno de Brasil, que permaneció allí hasta 1960. Sus pasillos vieron morir a varios presidentes, como Alfonso Pena o Getúlio Vargas, y en sus salas se firmaron las declaraciones de guerra de 1917 y 1942. El palacio está rodeado por un lago y varios jardines, acondicionados hoy como parque público. ¡Te recomendamos un paseo por la zona! Es también un concurrido espacio cultural que acoge el Museo da República, una librería, un café y una sala musical.
La iglesia da Nossa Senhora da Glòria do Outeiro
Aunque se desconocen algunos detalles de su historia, está considerada una de las joyas del patrimonio brasileño
Siente paz en el alto de esta colina
Es la joya del barrio de Glòria, al que da nombre, y uno de los legados barrocos más destacados del periodo colonial. Situada en lo alto de una colina, sobre una antigua capilla del siglo XVII, se desconocen con exactitud tanto la fecha de su construcción como su autor. Algunos marcan el inicio de los trabajos a comienzos de la década de 1730, aunque hay quienes los adelantan a 1714. Lo cierto es que su inauguración tuvo lugar en el año 1739. Tampoco está claro a quién corresponden los diseños. Tradicionalmente se han asignado al arquitecto José Cardoso Ramalho, aunque no existe documento alguno que certifique este hecho. Lo que sí está totalmente confirmado es que el lugar fue elegido por el emperador Pedro II para celebrar su matrimonio y el bautizo de su hija. También es sabido que hace menos de un siglo, cuando la costa se extendía hasta la colina, el agua bañaba sus pies en los días de mayor oleaje. Su planta octogonal alberga un espacio armonioso y de enorme belleza, en el que destacan los azulejos portugueses de la sacristía y el altar del siglo XVIII, esculpido por Mestre Valentim. En 2006 tuvo lugar una profunda restauración del edificio, que afectó, entre otros elementos, a los altares, la fachada y las esculturas. Más información en www.outeirodagloria.org.br.
La Praça Quinze de Novembro
Haz un alto en el camino y contempla algunos de los emblemas de la ciudad en esta plaza
La plaza más antigua de la ciudad
Es uno de los espacios de mayor solera del centro de Río de Janeiro. Su interior acoge varios tesoros de gran valor artístico, histórico y cultural. En primer lugar, el Chafariz do Mestre Valentim, una fuente de estilo neoclásico de mediados del siglo XVIII situada inicialmente en el Largo do Paço. Décadas más tarde fue trasladada a la plaza, a orillas del mar, aunque actualmente ocupa el centro de la misma a causa de las sucesivas prolongaciones que ésta ha experimentado. Para seguir, junto a los jardines que decoran el lugar, centro de la vida social durante la época colonial, se erige el Paço Imperial, que fue residencia real tras la llegada a la ciudad de la monarquía portuguesa en 1808. Frente a este edificio se levanta el Palácio de Tiradentes, otro de los grandes exponentes del neoclasicismo carioca, cuyo nombre rinde homenaje a uno de los primeros líderes del movimiento independentista brasileño. Utilizado en la actualidad como espacio para la celebración de congresos y convenciones, junto a él se erige la iglesia de São José, construida entre 1808 y 1824. Completan la plaza la estación de Barcas, desde la que parten los trasbordadores rumbo a Ilha Paquetá y Niterói, y el Espaço Cultural da Marinha.
El Palácio Itamaraty
Desde Gobierno de la República hasta Centro de Historia, la vida de este edificio ha sido de lo más variada
Si sus paredes hablasen…
La historia del Palácio Itamaraty, construido a mediados del siglo XIX en la Avenida Marechal Floriano, está fuertemente ligada a la tradición diplomática brasileña. El proyecto fue inicialmente asignado a dos artistas franceses, pero fue el arquitecto brasileño José Maria Jacinto Rebelo quien finalmente se ocupó de su construcción, optando por un diseño marcadamente neoclásico. En su interior puedes descubrir el legado más importante del edificio, tanto por su espectacular mobiliario como por su extensa biblioteca, en la que descansan más de 30.000 piezas de cartografía, entre otros muchos documentos. Durante sus primeros 40 años de existencia el palacio fue residencia de destacados miembros de la aristocracia brasileña, albergó el Gobierno de la República entre 1889 y 1898; y el Ministerio de Relaciones Exteriores a partir de entonces y hasta 1970, cuando se trasladó a Brasilia. Esta vinculación tan duradera con el cuerpo diplomático brasileño hizo que terminara siendo conocido como el Itamaraty, expresión utilizada tradicionalmente por los brasileños para referirse al cuerpo de funcionarios del país. Actualmente, el Palácio Itamaraty alberga el Museo Histórico e Diplomático, el Centro de Historia y Documentación Diplomática de la Fundación Alexandre de Gusmão y la Oficina de Información de la ONU en Brasil.
Las catedrales de Río
Con casi 200 años de diferencia, cada una de ellas tiene su encanto y su historia
Dos símbolos a poca distancia
Ubicada en la rua 1º do Março, la iglesia de Nossa Senhora do Monte do Cormo se inauguró oficialmente en 1770, con el objetivo de que las hermanas carmelitas tuvieran un templo en el que rezar. A aquellos primeros años corresponde su decoración interior, en la que trabajaron Mestre Valentim e Inácio Ferreira Pinto, dos de los artistas más importantes del Río de Janeiro de la época colonial. Tras la invasión napoleónica de Portugal, en 1808, la Familia Real lusa se vio obligada a instalarse en la ciudad y utilizó el convento como Capilla Real. En esos tiempos fue testigo de importantes acontecimientos históricos, como el funeral de la Reina María I, en 1916. Seis años más tarde, una vez proclamada la independencia de Brasil, se convirtió en la Catedral de Río de Janeiro. El arquitecto portugués Pedro Alexandre Cavroé se encargó de concluir su inacaba fachada y le dio un toque neoclásico. En 1964 se inició en la Avenida de la República de Chile la construcción de la nueva Catedral, en honor a São Sebastião, inaugurada en 1976 y conocida popularmente como la Metropolitana (www.catedral.com.br). Se trata de una gran estructura en forma cónica de 96 metros de diámetro y 75 de altura. Actualmente alberga la Archidiócesis de Río de Janeiro.
La Praça Tiradentes
Aprovecha para descansar en esta plaza y conoce un poco más de su historia a través de sus edificios
Una plaza con historia
Influido por las ideas procedentes de la independencia estadounidense y la Revolución Francesa, Joaquim José da Silva Xavier fue uno de los primeros líderes del movimiento de emancipación brasileña. Su plan para acabar con el dominio portugués le llevó a la cárcel y, en 1792, a la horca. Casi un siglo después, en 1890, le llegó el homenaje del Brasil independiente con el bautizo de esta plaza como Tiradentes (Sacamuelas), apodo peyorativo utilizado en su contra durante el juicio que le condenó a muerte. Paradójicamente, este punto de Río de Janeiro continúa plagado de restos del antiguo poder colonial portugués, incluida la estatua ecuestre de Pedro I, el primer emperador de Brasil. Situada en el centro de la plaza desde 1862, la obra fue diseñada por el artista carioca João Maximiano Mafra y esculpida por el francés Louis Rochet. Frente a ella, dos edificios que han tenido diferentes denominaciones a lo largo de los tiempos recuerdan el esplendor cultural que vivió esta parte de la ciudad en las primeras décadas del pasado siglo. Uno es el Teatro João Caetano, inaugurado en 1813 en honor al príncipe regente Don João VI. El otro es el Teatro Carlos Gomes, que ha sufrido tres incendios y múltiples reconstrucciones a lo largo de su historia, que se remonta al año 1872.
El convento de Santo Antônio
Llama la atención que en pleno centro financiero de Río puedas encontrar un lugar con tanta paz
Reminiscencias del pasado colonial
Situado en el actual Largo da Carioca, epicentro del distrito financiero, este edificio constituye uno de los principales símbolos del pasado portugués de Río de Janeiro. Su historia se remonta a 1592, cuando la colina en la que está situado pasó a propiedad de los primeros monjes franciscanos que desembarcaron en Brasil. Su construcción, iniciada por Fray Francisco dos Santos, se prolongó de 1608 a 1620, aunque el edificio experimentó importantes cambios a partir del siglo XVIII. Entre los más destacados, la incorporación de la estatua de Santo Antônio, situada en el vestíbulo, y la sacristía, en cuya decoración destacan las pinturas barrocas y los revestimientos de azulejos portugueses y tallas de madera. En la parte trasera se encuentran las catacumbas en las que descansan históricos personajes de la orden franciscana. También hay un mausoleo, con los restos de varios miembros de la Casa Imperial Brasileña, incluida la primera emperatriz, Doña Leopoldina. El conjunto artístico se completa con la aledaña iglesia de la Ordem Terceira de São Francisco da Penitência, cuya capilla está adornada con retablos barrocos que recuerdan la vida del santo. Al salir a la plaza, bulliciosa por naturaleza, puedes permitirte descansar unos minutos alrededor de la primera fuente pública que se construyó en la ciudad, allá por 1723. Más información en www.conventosantoantonio.org.br.
La montaña del Corcovado
Ir a Brasil y no subir hasta esta impresionante y simbólica escultura es como no haber estado en Brasil
El símbolo de Brasil
Es uno de los lugares más famosos de Brasil y, posiblemente, de todo el mundo católico. La postal habitual del Corcovado muestra la imagen del Cristo Redentor en lo más alto, con Río de Janeiro y la bahía de Guanabara en su punto de mira y el litoral atlántico en el horizonte. Las vistas desde la montaña, espectaculares, incluyen también las colmenas de favelas a un lado, y las concurridas playas de Ipanema y Copacabana, al otro. El impulsor de esta megalómana construcción fue el obispo Sebastião João, el pintor Carlos Oswald se ocupó del diseño y el arquitecto Heitor da Silva Costa del desarrollo. La idea era conmemorar el primer centenario de la independencia brasileña, en 1922, pero la inauguración terminó retrasándose una década. El Cristo Redentor fue esculpido en piedra-jabón por el artista franco-polaco Paul Landowski, quien realizó todo el trabajo en Francia. Una vez terminada, las 1.145 toneladas de escultura fueron transportadas en tren hasta la montaña, donde se ensamblaron sobre un armazón de hierro y acero. El pedestal mide ocho metros y la figura 30, igual que los brazos extendidos del Cristo, símbolo de protección y acogida. Es posible llegar hasta sus pies en taxi o autobús, aunque tiene mucho más encanto hacerlo en el Trem do Corcovado (www.corcovado.com.br), tras recorrer el impresionante Parque Nacional de Tijuca.
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