Praga en invierno
Visitar Praga es visitar escenarios de cuento. Si, además, lo haces en invierno, te encontrarás una ciudad especial, con una luz única y que te regalará un viaje inolvidable. El encanto de la capital checa se multiplica en estos meses y el abanico de planes sorprende. Toma nota y atrévete a conocer el latido más auténtico del corazón de Europa.
Divertido para ir con amigos o con niños; tan romántico si viajas en pareja…: patinar sobre hielo es uno de los planes más típicos del invierno en Praga. Pistas al aire libre, en azoteas, en interiores… tú eliges. Las temperaturas invitan a hacer una parada en alguno de los glamurosos cafés de la ciudad: el histórico café Slavia o los elegantes Café de la Casa Municipal y Café Cine Lucerna; el Grand Café Orient, la única cafetería cubista del mundo, o el impresionante Café Louvre. Aprovecha tu viaje a Praga en invierno para asistir a alguna ópera, un concierto de música clásica, o una obra teatro, y visita cualquiera de los museos de la ciudad, algunos muy característicos de la propia identidad checa, como el Museo de Franz Kafka o el Museo de Mucha.
Abrígate y anímate a recorrer Praga, pasear por la mágica ribera del río Moldava (o navegar en un crucero por él), descubrir sus monumentos antiguos o los nuevos atractivos, como las rompedoras esculturas de David Černý diseminadas por la ciudad. En el apartado gastronómico, el invierno invita a probar los magníficos platos de cuchara de la cocina autóctona. Entrarás en calor de la mejor forma: guisos y cazuelas con la carpa y el cerdo como protagonistas. Tampoco te puedes ir de Praga sin descubrir su tradición cervecera; un tour guiado por las mejores cervecerías históricas de la ciudad es la mejor opción para el invierno.