Guía turística: qué hacer y ver en Casablanca
Visítala otra vez, Sam.
Su nombre hace pensar en la famosísima película estadounidense. No obstante, parte del éxito de la película se lo debe al lugar en el que en teoría transcurría la historia. En pleno Marruecos y bañada por el Océano Atlántico, la ciudad se configura como la más moderna del país. Por su clima mediterráneo, es ideal visitarla entre los meses de abril a septiembre. Entre sus atractivos turísticos se encuentra la mezquita Hassan II, calificada como el templo musulmán más alto del mundo y el segundo más grande después de La Meca. Además de esto deberás disfrutar de su centro histórico y sus murallas, donde podrás adquirir algún souvenir entre regateos. Una ciudad de cine, para disfrutarla de una forma muy real.
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La Medina Nueva
Además de sus calles y puestos callejeros, encontrarás curiosos lugares como el Mahakma del Pachá.
De paseo por la Medina Nueva.
Esta parte de Casablanca, también denominada barrio de los Habous, constituye un museo al aire libre en el que podrás disfrutar del arte tradicional magrebí en todo su apogeo. Su construcción arrancó en el año 1923, cuando las autoridades coloniales francesas trataron de acabar con los caóticos arrabales situados a las afueras de lo que entonces eran los límites de la ciudad. El hecho de que se optase por un estilo arquitectónico tradicional respondió a la idea de dotar al barrio del ambiente habitual de cualquier núcleo urbano de la época. Es por eso que sus calles están repletas de zocos, talleres artesanos y tiendas de recuerdos, entre otros curiosos establecimientos. Uno de los puntos de mayor interés es el Mahakma del Pachá, la antigua residencia oficial del pachá de Casablanca, reconvertida más tarde en tribunal de justicia islámico. Conviene pasearse por sus patios, decorados en un estilo típicamente magrebí, a base de estucos.
Aquadream
Impresionante acuario ya no solo por sus especies, sino por su construcción.
La vida marina cerca de ti.
Este acuario de más de un millón de litros de agua se encuentra situado en el recinto Morocco Mall, siendo la principal atracción no comercial de este enorme complejo de ocio. Durante el recorrido, podrás disfrutar de más de 3.500 corales y alrededor de 3.000 especies de peces de agua salada de todo el mundo, además de reptiles y mamíferos marinos. Los tiburones y las rayas suelen atraer la mayor parte de las miradas, aunque también hay espacio para especies menos agresivas, como las tortugas. Se trata del primer acuario en forma cónica de todo el mundo, lo que hace que el recorrido sea siempre en dirección circular. Incluye un gran ascensor de cristal para sumergirse en las profundidades del acuario, aunque también existe la posibilidad de hacerlo a cuerpo descubierto, mediante una sesión de buceo. El principal objetivo de Aquadream es hacer pedagogía sobre la necesidad de preservar la vida en los océanos.
Museo Abderrahman Slaoui
Si quieres conocer un museo realmente interesante, acércate hasta aquí.
Un museo polifacético.
Este edificio toma el nombre de un conocido hombre de negocios de Marruecos que llegó a recopilar una de las mejores colecciones de todo el país desde los puntos de vista artístico y etnográfico. El museo, situado en la céntrica rue du Parc, alberga en su interior unas interesantes exposiciones de joyería y bisutería, afiches y carteles e incluso piezas de cristal de Bohemia del siglo XIX. También hay espacio para las obras de Mohamed Ben Ali R'bati, uno de los mayores exponentes de la pintura figurativa marroquí. Durante toda su vida, Abderrahman Slaoui había organizado exposiciones itinerantes en las que iba mostrando a los demás todo lo que había recopilado durante sus viajes a lo largo y ancho de Marruecos. Así nació la idea de construir este museo, cuya inauguración se produjo en 2001, poco antes de su muerte. Puedes ampliar la información en www.musee-as.ma.
La Villa des Arts
Un lugar para el arte contemporáneo con exposiciones internacionales y nuevos artistas locales.
Arte moderno en crecimiento.
El Boulevard Brahim Roudani acoge la Villa des Arts (www.fondationona.ma/vdacasa.htm), el único museo de arte contemporáneo marroquí de la ciudad de Casablanca. Es, también, uno de los mejores recintos de todo el continente africano para disfrutar del arte moderno en general, ya que alberga tanto exposiciones marroquíes como internacionales. Abierto de martes a sábados, en horario de 11:00 a 20:00 horas, la Villa des Arts está situada en un bonito edificio de estilo Art Decó, cuya construcción se remonta al año 1934. El principal objetivo del museo es ayudar al descubrimiento y la promoción de los nuevos artistas del país, así como tratar de preservar el patrimonio cultural marroquí. Además, el museo forma parte de la Fundación ONA (www.fondationona.ma), una asociación sin ánimo de lucro creada en 1988. Dedicada a la administración de proyectos sociales y culturales, esta institución gestiona también la Villa des Arts de Rabat.
El aljibe portugués
Si te acercas a El Jadida, no te pierdas este espectacular lugar.
Juego de luces y agua.
Muy cerca de la vieja medina portuguesa de El Jadida se erige un interesante edificio de origen también luso. Se trata de un aljibe que, al parecer, formó parte de un antiguo castillo construido en el año 1514. Cuentan, también, que este edificio fue utilizado por los portugueses como almacén de armas, antes de transformarlo en un enorme depósito de agua. En su interior encontrarás un amplio complejo de columnas y arcos, en el que la luz accede a través de una abertura circular practicada en la bóveda. El efecto de los rayos del sol sobre el agua es realmente espectacular, digno de una buena foto. Conviene acercarse también a la sala subterránea para contemplar los enormes arcos de arista descansando sobre un total de 25 columnas. El edificio quedó abandonado tras la expulsión de los portugueses de El Jadida, hasta que un comerciante lo descubrió en 1916, cuando se disponía a efectuar obras en su negocio.
La ciudad portuguesa de El Jadida
Una excursión por los alrededores de Casablanca puede llevarte a este pequeño pueblo, lleno de atractivos turísticos.
Pequeña ciudadela portuguesa.
Una de las excursiones más recomendables al sur de Casablanca es la que conduce hacia El Jadida, una pequeña ciudadela que durante casi 300 años permaneció bajo el protectorado de Portugal (entre 1486 y 1769). Allí se erige un auténtico museo al aire libre, encabezado por lo que ha sobrevivido de la gran muralla defensiva construida en 1514. Reforzada por cinco bastiones (de los que quedan cuatro), en su interior pueden contemplarse las angostas y estrechas callejuelas de la antigua medina, que desembocan en varias plazas de enorme belleza. También son destacables el foso, que aislaba la ciudad del exterior, y la sobria Capilla de la Inquisición. Durante el asedio de 1769, que puso fin al protectorado portugués, las tropas árabes encabezadas por Sidi Muhammad ben Abdellah destrozaron la muralla. Sin embargo, fue totalmente reconstruida décadas más tarde, en 1815, siendo rebautizada como El Jadida La Nueva.
Sqala
Además de su historia, esta fortificación te ofrece unas vistas inigualables.
Visita a la historia militar.
Este antiguo bastión militar pegado al mar es una de las escasas construcciones de la Vieja Medina de Casablanca que ha permanecido inalterable al paso de los siglos. Construida en 1769, desde la fortificación podrás disfrutar de unas espectaculares vistas al puerto pesquero y las embarcaciones de recreo. Para llegar hasta allí hay que atravesar la puerta nueva, también conocida como Bab Jédid o Bab Marrakech, que desemboca en el Boulevard Tahar el-Alaui. Se trata de una interesante zona en la que tendrás la oportunidad de recorrer las estrechas callejuelas de la Vieja Medina, repleta de viviendas construidas durante el protectorado francés. También ha sobrevivido una parte de la vieja muralla del siglo XVIII, a la que se accede desde una pequeña plaza. Este lugar acoge también varias tumbas situadas a la sombra de una higuera, además del Santuario de Sidi el-Kairuani, santo originario de Kairuán y primer patrono de la ciudad.
Museo del Judaísmo Marroquí
Un museo para apreciar las diferentes culturas y cómo lograr la convivencia entre ellas.
Convivencia de culturas.
Situado en la confluencia de las rues Jules Gros y Abou Dhabi, en este museo se repasa la historia de la presencia judía en suelo marroquí. Entre otras cosas, el objetivo es mostrar la pacífica convivencia de las comunidades hebrea, árabe y bereber durante varios siglos, además de dar a conocer los principales símbolos del pueblo israelita. Es por ello que el edificio alberga un buen número de objetos litúrgicos, así como prendas de vestir, fotografías de sinagogas de todo el país o libros escritos en árabe usando el alfabeto hebraico. También hay espacio para una interesante reproducción de un antiguo taller de orfebrería (oficio histórico de muchos judíos) y se explica, entre otras cosas, que la estrella de David fue el símbolo del estado marroquí hasta el año 1912, momento en que pasó a ser un símbolo exclusivo del pueblo hebreo. Más información en la web www.casajewishmuseum.com.
Interior de la Mezquita Hassan II
Si su situación impresiona, imagínate todo lo que verás en su interior.
Un recorrido por la Mezquita.
Existen visitas guiadas para recorrer esta impresionante mezquita. En el interior del templo es posible contemplar los techos de aluminio y madera, las arañas de cristal de Murano que permiten la entrada de la luz, las paredes de yeso cincelado, las columnas de granito, los capiteles de mármol o los suelos de granito, ónix, mármol y travertino. Conviene no perder detalle a los refinados azulejos, decorados minuciosamente con varios colores, motivos arabescos, medias lunas y líneas rotas. Otra de las zonas más interesantes de este enorme complejo es la situada detrás del mihrab, donde se esconden las lujosas estancias reales, con los baños turcos (una enorme piscina termal) y el hammam. También hay espacio para una gigantesca sala de oración, de 20.000 metros cuadrados de superficie, además de una enorme biblioteca y varias salas de conferencias. Por último, una gran galería subterránea alberga las salas de abluciones y el garaje.
La ciudad colonial
La llamada Puerta de África te sorprenderá por su cultura pero también por su arquitectura.
Un pasado colonial.
Una de las razones, si no la principal, por las que Casablanca disfruta de cierta fama internacional es por la película que lleva su nombre, rodada en 1942 por Michael Curtiz y protagonizada por Humphrey Bogart e Ingrid Bergman. Al margen de frases tan célebres como “Tócala otra vez Sam”, “Siempre nos quedará París” o “Creo que éste es el principio de una bonita amistad”, aquel laureado filme (rodado íntegramente en los estudios de Hollywood) dio a conocer al mundo entero los arrabales del centro de Casablanca, recreados hasta el más mínimo detalle. Quienes hoy se dirijan a la ciudad marroquí con el objetivo de recorrer aquellas calles, deberán visitar la ciudad colonial, construida entre 1912 y 1930. Todavía pueden contemplarse en esta zona algunos de los edificios típicos de aquella época, así como el continuo transitar de gentes que van de un lado a otro a realizar sus compras diarias o charlar con sus amigos y familiares.
Club de hípica Le Barry
Si te atreves con el paseo a caballo, lo mejor es tener algún conocimiento previo.
Para los principiantes.
Antes de decidirte a montar a caballo por la costa marroquí tal vez prefieras adquirir unas nociones básicas sobre equitación. Al menos, algo tan fundamental como diferenciar el trote del galope, sabiendo qué hay que hacer para que el animal camine a una u otra velocidad. Todos estos conocimientos (así como otros, bastante más avanzados) se ofrecen en un conocido club de la ciudad de Dar Bouazza, a unos 40 kilómetros al sur de Casablanca. Hablamos de Le Barry, a seis kilómetros del centro de esta ciudad (es muy fácil llegar hasta allí, ya que existen numerosos carteles de señalización). Los jinetes de este recinto introducen a los viandantes en el deporte de la hípica en una amplia superficie de más de una hectárea y media. Una vez que te hayas familiarizado con un caballo podrás demostrar tus conocimientos en la playa, ya que también organizan unas interesantes rutas.
Paseos a caballo por la playa
¿Te gustan los caballos? Te proponemos un plan diferente para pasar un día en la playa.
Una experiencia inolvidable en la playa.
En la mayoría de los países árabes situados en el norte de África no hay nada más turístico que darse una vuelta por el caluroso desierto a lomos de un camello o de un dromedario. No es el caso de Marruecos o, mejor dicho, de esta parte del sur del país. En Casablanca, la experiencia más inolvidable que podrás llevar a cabo con animales de por medio es la que te llevará por la costa montada sobre un caballo. Una de las opciones más cercanas a la ciudad, y también de las más recomendables, se encuentra en la vecina localidad de Aïn Diab. Allí se encuentra, desde hace ya varias décadas, la famosa granja ecuestre Anfa, conocida por la mayoría de turistas que la visitan por la extremada amabilidad de sus dueños. Diariamente se organizan excursiones hasta la playa de Aïn Diab, tras seleccionar previamente los caballos en función de los conocimientos hípicos de cada visitante.
Plaza 16 de Noviembre
Rodéate de calles comerciales y edificos con impresionantes fachadas.
Un lugar para pasear.
El 16 de noviembre se celebra una de las fiestas nacionales de Marruecos. Ese día se conmemora el regreso del entonces sultán alauita Mohammed V al país, en 1955, tras dos años de forzado exilio. Tras su vuelta, el sultán aceleró el proceso de independencia marroquí, que los franceses terminarían aceptando el año siguiente. El proceso concluyó en 1957, cuando Mohammed V se coronó definitivamente como Rey de Marruecos. En la actualidad, esta céntrica plaza, situada al final de la confluencia de la Avenida Hoummane el-Fetouaki con la rue Aristide Briand, es uno de los lugares más bulliciosos de la ciudad. Adornan la plaza un buen número de edificios de estilo Art Decó, correspondientes a la primera mitad del siglo XX. De la plaza también surge la peatonal rue Prince Moulay Abdellah, en la que se suceden las fachadas repletas de portales ornamentados y otros interesantes elementos de hierro forjado.
Parque de la Liga Árabe
Un lugar para escapar del bullicio de la ciudad, pasear o incluso meditar.
Un oasis urbano.
Inaugurado en el año 1918, se trata de un enorme espacio al aire libre que constituye el auténtico pulmón verde de Casablanca. Entre sus grandes atractivos destaca la avenida de palmeras que lo atraviesa de un extremo a otro, así como un precioso estanque en el que, en determinadas épocas del año, es posible contemplar unos bellos nenúfares de color rosa. También abundan otras especies vegetales poco conocidas en Europa. Algunas de las más bonitas son las palmeras datileras, aunque también hay espacio para los arriates de flores, las arcadas o los cenadores. Se trata, sin ninguna duda, del punto más tranquilo y sosegado de Casablanca, ideal para darse un paseo y disfrutar de un merecido descanso. También es un lugar muy apropiado para meditar, tal y como hacen muchos de los fieles musulmanes que llegan hasta allí procedentes de una cercana mezquita.
Visita a Mohammedia
Este es un destino poco turístico, por lo que podrás apreciarás mejor la vida diaria del país.
Una escapada a la costa.
Esta localidad, situada a algo menos de 30 kilómetros al norte de Casablanca, da buena muestra del culto a la monarquía alauita existente en Marruecos. Denominada durante siglos Fedala, la ciudad fue rebautizada como Mohammedia en 1960, en honor al monarca Mohammed V. Actualmente cuenta con más de 100.000 habitantes que viven fundamentalmente de la refinería de petróleo situada junto al puerto, el tercero más importante del país. Entre los puntos esenciales de la visita a la ciudad destacan algunos espacios para el ocio, como el hipódromo o el campo de golf, situados en una zona repleta de complejos hoteleros. También es muy recomendable darse una vuelta por la playa, de tres kilómetros de longitud, protegida por un gran dique en el que los habitantes de la zona suelen sentarse a charlar y tomar el sol. Cosa bien distinta es darse un baño, ya que las aguas están peligrosamente cerca de las terminales petroleras.
El barrio de Anfa
Pasea por sus calles y empápate de la historia que allí habita.
Un lugar para el recuerdo.
Este coqueto barrio toma su nombre del hotel d’Anfa, emblemático lugar en el que en enero de 1943 se produjo una entrevista que cambió el curso de la Segunda Guerra Mundial y que pasó a la historia con el nombre de ‘La Conferencia de Casablanca’. En dicha cita, el presidente de Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, acordó con el primer ministro de Reino Unido, Winston Churchill, los detalles para el desembarco de las tropas estadounidenses en Normandía, que se produjo en junio de 1944. A aquella histórica cita también acudieron también los generales franceses Charles de Gaulle y Herni Giraud en representación de las Fuerzas Francesas Libres. Todavía hoy es posible recordar aquella época paseando por las grandes avenidas de este barrio, rodeadas de villas ajardinadas en las que abundan las construcciones arquitectónicas art Decó y de otros estilos típicos de los años 30.
El puerto de Casablanca
Allégate a la vida marítima de Casablanca y su ajetreo en el puerto.
En un rincón de Casablanca.
Protegido de las olas por un gran dique de tres kilómetros de extensión y un rompeolas de algo más de uno, el puerto de Casablanca fue construido a comienzos del siglo XX sobre un antiguo y pequeño atracadero situado en esta misma zona. En total, su superficie supera las 180 hectáreas, con multitud de muelles y terraplenes que dan lugar a dos grandes dársenas (la del Comercio y la del Turismo) y un puerto exterior. Justo a la entrada del recinto es posible darse una vuelta por la siempre concurrida estación de ferrocarril de Casa-Port. Ya en el interior, las actividades pesqueras se desarrollan fundamentalmente sobre el muelle que separa las mencionadas dársenas y que suele estar lleno de comerciantes. También es en esta parte del puerto donde se encuentran la estación marítima y el área de embarque de pasajeros. Por su parte, los astilleros y el pequeño puerto turístico están situados en otra parte de las instalaciones, junto a la Vieja Medina.
Azemmur
Parece que hablamos del mediterráneo, pero no, hablamos de un pequeño pueblo que te encantará.
Casitas blancas y cultivos de tomate.
Esta pequeña ciudad, una de las más bonitas al sur de Casablanca, es conocida por el color blanco de todas sus edificaciones. Sus habitantes viven fundamentalmente de la producción de tomates, de los que la mayor parte terminan a la venta en los supermercados europeos. Azemmur está construida sobre un acantilado situado en la ladera del estuario Um-er-Rbia, donde proliferan los olivos, los granados y las alheñas. Se trata de un lugar ideal para contemplar los rasgos característicos de los asentamientos tradicionales magrebíes, con largas hileras de pequeñas casas situadas detrás de los bastiones defensivos de color ocre que rodean la medina. Estas fortificaciones recuerdan la presencia portuguesa en esta zona, allá por los siglos XV y XVI, cuando instalaron una representación comercial para comprar cereales, caballos y manufacturas. Otra edificación de rasgos europeos es la Casa de la Pólvora, dominada por una gran ventana de estilo gótico.
Aïn Diab
Si dispones de días, acércate a esta pequeña localidad costera y disfruta de sus encantos.
Una pequeña perla en la costa.
Esta pequeña localidad está situada a 15 kilómetros de Casablanca, por lo que es muy fácil llegar hasta allí en coche o autobús. Por el camino atravesarás el Boulevard de La Corniche, pasando por delante del faro de El Hank, donde se sitúan algunos de los restaurantes más caros y famosos de la ciudad. Uno de los grandes atractivos de Aïn Diab es el instituto de talasoterapia Le Lido, donde se practican remedios terapéuticas con elementos marinos, como barro o algas. Se trata de un municipio que ha experimentado durante los últimos años un importante desarrollo turístico y hotelero, por lo que los fines de semana suele llenarse de gente procedente de Casablanca. Entre sus principales reclamos figuran una estación balnearia y unas piscinas construidas en las rocas de la costa, de agua dulce y salada. Además, hay numerosas instalaciones deportivas y de ocio, con zonas de juegos, bares y discotecas.
Marroquinería de lujo
Tanto en pequeños artesanos como en tiendas más exclusivas encontrarás verdaderas obras de arte en cuero.
Productos de cuero para ti.
Una de las actividades más tradicionales de la economía de Marruecos es la elaboración de productos de marroquinería. Todavía hoy, la mayoría de los artesanos del cuero continúan desarrollando a mano su labor, fabricando bolsos o maletas, pero también los famosos ‘pufs’ o incluso sillas de montar a caballo (hace unos siglos, las hacían para los camellos). En las calles de Casablanca hay numerosos establecimientos callejeros de venta de cuero recién curtido, a unos precios bastante asequibles. También existen firmas mucho más exclusivas, como Linea Luxe (www.linealuxe.ma ). Situada en la zona industrial Hay Moulay Rachid, los bolsos y las carteras de diseño encabezan el exclusivo catálogo de productos de piel de este lujoso establecimiento. Y si quieres volver a casa con un buen regalo, no te pierdas sus elegantes estuches para guardar juegos de mesa, joyas, relojes y todo tipo de productos de bisutería.
Bisutería marroquí
¿A que sería un gran recuerdo de tus vacaciones llevarte una joya de Casablanca?
Una joya es para siempre.
Las piezas de bisutería más modernas y minimalistas de Marruecos son típicas de la costa sur del Atlántico, especialmente, de ciudades como Tiznit. En Casablanca también hay un buen número de establecimientos que venden los productos tradicionales de la orfebrería marroquí, caracterizados por la sencillez de sus formas, además de joyas de auténtico lujo. Una de las tiendas más exclusivas es Diamour (www.diamour.net), situada en el Boulevard Zerktouni, frente a las Torres Gemelas del Twin Center. En su interior hay espacio para discretas joyas pensadas para un uso diario, pero también para anillos, pulseras y colgantes de auténtico lujo. Su amplia gama incluye piezas de platino y de oro blanco y amarillo. Con 30 años de experiencia a sus espaldas, este establecimiento cuenta con su propio taller de orfebrería, en el que se combinan las técnicas tradicionales con los últimos avances tecnológicos.
Anfaplace
Otra muestra más de la modernidad de Casablanca, una pequeña ciudad para tus vacaciones soñadas.
Un resort para tus vacaciones.
El proceso de desarrollo urbanístico que está atravesando la ciudad de Casablanca ha dado lugar a la construcción, durante los últimos años, de varios complejos de ocio y turismo al más puro estilo occidental. Uno de los más conocidos es el Anfaplace Living Resort, situado en el Boulevard de La Corniche. Esta moderna ciudad de vacaciones alberga en su interior un gran centro comercial de 36.000 metros cuadrados de superficie, denominado Anfaplace (www.anfashopping.com). Construido por la firma de arquitectura Foster & Partners, en su interior hay espacio para multitud de tiendas ajardinadas, además de lugares de ocio y restauración e incluso un enorme aparcamiento con capacidad para 1.200 vehículos. Sus numerosos locales albergan importantes multinacionales de la moda, los complementos, la decoración o la alimentación. La oferta se completa con sucursales bancarias y alguna agencia de viajes.
Las tradicionales alfombras marroquíes
No podrás resistirte a uno de los mejores productos que vas a encontrar en Casablanca.
De colores, lisas o con inscripciones.
Una de las misiones más complicadas para cualquiera que visita Marruecos es regresar a casa sin una alfombra bajo el brazo. Se pueden encontrar en casi todas las tiendas del país y las hay de gran calidad, la mayoría, fabricadas a mano. Casablanca no es una ciudad de mucha tradición en la fabricación de alfombras, pero sí es fácil hacerse con una, especialmente en la Nueva Medina. En sus calles pueden observarse un sinfín de pequeños puestos repletos de alfombras, la mayor parte, traídas de ciudades del norte del país, como Rabat o Fez. Las que más pasiones suelen despertar entre los turistas son las que incluyen letras y símbolos bereberes. Si topas con un vendedor amable, es muy posible que te explique el significado de estas inscripciones mientras intenta convencerte de la magnífica adquisición que estás a punto de realizar. Porque ten por seguro que la terminarás comprando.
Exposition Nationale d'Artisanat
Cualquier producto artesanal que quieras encontrar, estará en este lugar en el centro de Casablanca.
La riqueza de la artesanía.
Casablanca alberga numerosos espacios en los que encontrar una buena selección de la artesanía tradicional de Marruecos. En su mayoría se trata de pequeñas tiendas, esparcidas por casi todos los rincones de la ciudad. Pero también existe un enorme centro comercial de productos artesanos, la Exposition Nationale d’Artisanat, situado en la céntrica Avenida Hassan II. Las tres plantas de este enorme complejo albergan una variada colección de productos de gran calidad, que van desde pequeños souvenirs hasta sofisticadas cuberterías, pasando por tejidos de cuero, alfombras o productos de bisutería y joyería. Muchos turistas acuden a este recinto para efectuar sus compras porque, a diferencia de lo que sucede en la mayoría de pequeños establecimientos de artesanía, el precio aquí es cerrado, por lo que se evitan ese agotador regateo tan característico de la vida comercial marroquí. Su horario de apertura al público es de 8:30 a 12:30 y de 14:30 a 20:00 horas.
Morocco Mall
En pleno paseo marítimo, encontrarás una muestra más de la modernidad de Casablanca.
Compras a lo grande.
Este gigantesco centro comercial, situado junto al paseo marítimo de Casablanca, abrió sus puertas hace un par de años con el objetivo de dotar a la ciudad de un aire de modernidad. Impulsado por varios grupos promotores, el proyecto contó con una inversión de más de 200 millones de euros y ocupa una superficie de 10 hectáreas. Considerado el mayor espacio comercial del continente africano, fue concebido para recibir 14 millones de visitantes anuales y dar trabajo a más de 5.000 marroquíes. En sus 350 establecimientos pueden encontrarse hasta 600 marcas. También hay espacio para una sala de cine en 3D, un parque de ocio, medio centenar de bares y restaurantes e incluso un moderno acuario, denominado Aquadream. Más información en www.moroccomall.net
De compras por la Nueva Medina
Echa un vistazo tranquilamente a los puestos y tiendas de la zona mientras compras tus regalos.
Compras a otro ritmo.
Las calles con arcos informan al visitante de que comienza a adentrarse en la parte más comercial de la Nueva Medina de Casablanca, donde los puestos de venta se encuentran perfectamente organizados, ofreciendo al consumidor una buena selección de piezas de artesanía y libros, así como cafés y productos de alimentación. Cuenta con la ventaja de no estar tan repleta de turistas como la Vieja Medina, de forma que se pueden realizar las compras a un ritmo mucho más sosegado, mientras se charla animadamente con los vendedores, muchos de ellos, con un dominio relativamente fluido del español. Conviene acercarse a las tiendas de carne de camello, un auténtico manjar que los tenderos se afanan en destacar. Por este motivo, es habitual que las cabezas de estos animales procedentes del desierto cuelguen de los puntos más visibles del establecimiento, para que no pasen desapercibidas para los potenciales compradores.
Tiendas de lujo en el Barrio Mâarif
Tiempo para las compras más exclusivas en la zona más chic de Casablanca
Un paseo de lujo.
Este barrio se ha convertido en los últimos años en la zona de moda de la ciudad, en la que todas las grandes tiendas se quieren instalar y, por ello, en una de las más caras de Casablanca. Bien distinta era la situación a principios del siglo pasado, cuando no era más que un barrio pobre, alejado del centro y donde se alojaban los inmigrantes italianos y españoles. Ahora, a raíz de la construcción de las Torres Gemelas, se ha convertido en el centro de negocios de la ciudad y sus calles están repletas de comercios de lujo y establecimientos de moda. Además de las franquicias internacionales, con gran presencia de las españolas, en esta zona podrás encontrar numerosas tiendas de alta costura marroquí, como MB Création (en el Boulevard Massira Al Khadra), regentada por una joven diseñadora de la ciudad.
Mercado de Derb Ghallef
Puestos en plena calle con todo tipo de gadgets informáticos o películas, entre otras cosas.
Tecnología callejera.
Más que un mercado se trata de un inmenso mercadillo informal, con algunos puestos techados y otros al aire libre, en el que puedes encontrar de todo. Situado en el barrio del mismo nombre, una zona popular y bastante pobre, en él se venden ropa usada, falsificaciones de grandes marcas y multitud de objetos de segunda mano, algunos de ellos probablemente robados. Pero, sobre todo, este mercadillo es muy conocido por su área de artículos relacionados con la informática. No es difícil adquirir por unos pocos dirhams algunos de los videojuegos y smartphones recién salidos a la venta en Europa y Estados Unidos, muchos de ellos procedentes de Japón y China. Además, cuenta con decenas de puestos dedicados a la venta de películas en DVD pirateados. Mientras paseas por los puestos, es importante que permanezcas muy atento a tus pertenencias y recomendable que no lleves ropa o complementos (joyas, móvil…) demasiado ostentosos. Tampoco te adentres en el barrio cuando empieza a oscurecer, porque no es demasiado seguro.
Mercado central
Una parada imprescindible es este mercado central, con productos típicos y de gran calidad.
¡Hora de las compras!
Situado en el Boulevard Mohammed V, este gran mercado abre todos los días por la mañana y es el lugar perfecto para pasear, alejarse de los coches y echar un vistazo a los puestos típicamente marroquíes. En él podrás encontrar un poco de todo, desde flores hasta carnes frutas o especias, pasando por el marisco (no te pierdas las ostras, típicas y exquisitas en esta zona del país). Creado durante la época colonial francesa para atender a las peticiones más selectas de los europeos que vivían en Marruecos, todavía hoy es el mercado más importante de la ciudad, lo que se nota en sus precios, pero también en la buena mercancía que ofrece y en la cuidada presentación de los productos. A su alrededor han surgido numerosos restaurantes y, en la mayoría de ellos, puedes llevar la carne o el pescado que acabas de comprar para que te lo preparen, pagando sólo las bebidas y el cubierto.
Un día en el Tahití Beach Club
Un lujoso club en la playa para pasar el día en sus piscinas o terrazas, ¿te lo vas a perder?
Sol, playa, terrazas…
Decenas de hamacas, tranquilidad, una playa privada, diferentes piscinas, un club de fitness y una espectacular terraza son algunos de los principales atractivos del Tahití Beach Club http://www.tahitibeach.ma (situado en el Boulevard de La Corniche), un lugar perfecto para que los mayores puedan descansar y los pequeños, disfrutar. Porque el club posee varios espacios infantiles y una escuela de natación, además de un moderno aquagym, y una sala en la que ofrecen masajes relajantes y tratamientos de belleza. Todo ello en un ambiente lujoso y refinado. Es posible pasar una jornada en el Club desde 9 euros pero hay que pagar un extra por cada uno de los servicios utilizados. Además, en el Tahití Beach Club también se puede disfrutar de unas largas vacaciones, ya que dispone de confortables bungalows y restaurantes especializados en diversas tradiciones culinarias (como La Terraza, de estilo italiano, o el Chez Joe, francés).
Cines
Buenas películas, en árabe o francés, en cines tradicionales o modernos, tú eliges.
Prepara las palomitas y el refresco.
En Casablanca, al igual que sucede en España, los nuevos cines se sitúan en los grandes y modernos centros comerciales, o adquieren la forma de complejos multisalas. Es el caso del Megarama, el cine más lujoso de la ciudad, formado por cuatro confortables salas; o del Cinéma Lynx (Avenida Mers Sultan). En el centro histórico de la ciudad, junto a la Vieja Medina, es posible disfrutar también de una de las salas con más solera del país. Se trata del Cine Rialto, construido en los años 20 con cierto estilo Art Decó. Cuenta con una impresionante cúpula que todavía hoy reserva un espacio para mostrar la cartelera. Tiene una única sala, de más de 1.000 asientos, y un escenario que también alberga numerosas obras de teatro. Ver una película cuesta unos cinco euros y en la parte superior incluye una bonita terraza desde la que disfrutarás de unas espléndidas vistas. Al consultar los últimos estrenos, ten en cuenta que muchas de las películas estarán dobladas al árabe (otras estarán en francés).
Complexe Culturel de Sidi Belyout
Si te gusta la pintura, la música, la danza…, cualquier faceta artística la encontrarás en este centro.
Tiempo para el arte.
Recitales y conciertos de música, espectáculos de danza y obras de teatro (generalmente, en árabe) se dan cita en este centro cultural situado en la rue Léon L’Africain. En su interior encontrarás un pequeño teatro, el Bouchaib Bidaoui, con capacidad para 265 personas, además de una sala de ensayos para bailarines, una videoteca y una biblioteca. Alberga también el conservatorio de música, así como una pequeña galería en la que suelen celebrarse exposiciones de pintura. Desde hace seis veranos, cada mes de julio acoge el Festival de Casablanca, uno de los eventos culturales más importantes de Marruecos. Construido a finales de los años 80, el edificio tuvo que ser completamente restaurado en el año 2007 debido a su precario estado. Resultado de aquellos trabajos es su buena salud actual, que le ha permitido consolidarse como el auténtico referente cultural de la ciudad.
Parques de atracciones
Para pasar un dia diferente lejos del calor, acércate a un parque de atracciones. Ideal para ir con niños.
Un plan para divertirse como niños.
Si viajas con niños o quieres pasar un día verdaderamente refrescante en Casablanca, el Tamaris Aquaparc (www.tamaris-aquaparc.com) es tu destino. Situado en un amplio espacio arbolado de 7,5 hectáreas de superficie, a este parque acuático, el más grande de Marruecos, no le falta absolutamente de nada. Cuenta con piscina de olas, río de agua corriente y multitud de toboganes de tres niveles. Por menos de 16 euros, los mayores de 12 años (el precio desciende a medida que lo hace la edad de los niños) podrán disfrutar de un día repleto de diversión. Se trata de una opción muy recomendable si viajas a Casablanca durante el Ramadán, ya que por el día encontrarás cerrados la mayoría de establecimientos de la ciudad. En cambio, este parque abre ininterrumpidamente del 9 de mayo al 8 de septiembre. Dentro del Parque de la Liga Árabe también hay otro modesto complejo de ocio, el Parque de Atracciones Yasmina, un pequeño recinto que recrea el ambiente típico de las ferias de los pueblos.
Festival Jazzablanca
Un festival en el que se dan cita los mejores artistas de jazz y las nuevas promesas.
Jazz por la ciudad.
Entre los meses de marzo y abril tiene lugar, desde hace ya ocho años, el Festival Jazzablanca. Se trata de un punto de encuentro para los amantes del jazz, en el que se dan cita grupos reconocidos de todo el mundo, pero también nuevas promesas que comienzan su recorrido en este estilo musical nacido en los suburbios estadounidenses. Es, en resumen, una cita muy apropiada para los apasionados del jazz y, en general, de la buena música. Lo mejor es que los conciertos se dispersan por toda la ciudad para llegar al mayor número de personas. Aunque los cabezas de cartel celebran sus conciertos en el Hipódromo Cas-Anfa, la organización elabora cada año una programación adicional que convierte a un selecto grupo de bares y hoteles en improvisadas salas de jazz. Además, el Festival acompaña su programación artística de una profunda labor pedagógica orientada hacia los más pequeños, con el objetivo de iniciarles en un estilo musical tan vinculado al continente africano.
Maratón de Casablanca
Casablanca se apunta a la moda del ‘running’ con su maratón anual, ¿por qué no te apuntas?
Correr está de moda.
La moda del ‘running’ también ha llegado a Marruecos, que ha entrado a través de Casablanca en el circuito internacional de carreras populares que atraen a corredores de todo el mundo. Si te gusta correr, resérvate la última semana de octubre. La primera edición tuvo lugar en 2008 y la próxima se celebrará el 27 de octubre de 2013, un evento para el que se esperan unos 3.000 participantes. La carrera recorre las principales arterias de la ciudad y destaca por el gran apoyo de los habitantes de la ciudad, con hasta 50.000 personas apostadas en las aceras para ver pasar y animar a los corredores.
Rick’s Café
Imprescindible hacer una visita al Rick´s Café en Casablanca y repetir las míticas frases de la película.
¿Será el principio de una bonita amistad?
No es el Rick´s Café de la película ‘Casablanca’, porque éste nunca existió en las calles de la ciudad –el filme se rodó íntegramente en los estudios de Hollywood– pero, en 2004, una norteamericana tuvo la brillante idea de montar este piano bar a imagen y semejanza del que se hizo mundialmente famoso en aquella película de los 40. Construido en una antigua casa colonial que tuvo que ser completamente reformada, todo en el Rick’s Café (www.rickscafe.ma) imita al de la película, desde las lámparas a los arcos, pasando por el mobiliario. Todo salvo el piano, que, éste sí, es una pieza original, un Playel de los años 30. Situado en el número 48 del Boulevard Sour Jdid, el restaurante ofrece buena comida tradicional marroquí, pero también platos al más puro estilo estadounidense. De jueves a domingo, un pianista toca en directo clásicos de los 40 y los 50 y... adivina cuál es la canción más demanda por los clientes.
Sitios para bailar
Continúa tu noche en alguna de las discotecas de Casablanca.
¡Diviértete y sal a bailar!
En Casablanca hay varias discotecas, generalmente abiertas hasta las 3:00 de la madrugada, donde se dan cita lo más selecto de la juventud marroquí y los diplomáticos y turistas de los países occidentales. Una buena opción es Villa Fandango (rue de la Mer Egee), un establecimiento decorado al estilo de un pequeño pueblo latinoamericano. Se trata de una discoteca muy animada, en la que podrás disfrutar de los ritmos seleccionados por el disc-jockey de turno. Es imprescindible ir bien vestido para poder entrar. En el interior, su esencia latina se nota tanto en la decoración y en la música, pero también en el tipo de bebidas, donde predominan la cerveza mexicana, las tapas y el tequila. El Armstrong Jazz-Bar (en la rue Mer Noire), también en La Corniche, ofrece al visitante dos ambientes: la discoteca en sí misma y una pequeña sala con un piano bar, en la que podrás disfrutar de una excelente música en directo.
De copas por Casablanca
A pesar de ser un país musulmán, encontrarás diferentes locales donde tomarte un copa tranquilamente.
La noche en Casablanca.
El alcohol no está muy bien visto en Marruecos –en principio, los musulmanes no pueden beberlo–, por lo que no es fácil encontrarlo en todos los bares y restaurantes. De hecho, la mayoría no ofrece ni siquiera vino o cerveza durante la comida, pero eso no significa que el alcohol esté prohibido en el país. Para tomar una copa ya bien entrada la noche puedes acercarte a la barra de cualquier hotel internacional, como el Hyatt Regency (situado en la Plaza Mohammed V), que cuenta con un bar decorado a base de fotos de la película ‘Casablanca’. También puedes dirigirte a La Corniche, en la costa, donde encontrarás numerosos bares modernos y con gran ambiente que también venden alcohol. Por ejemplo, el American Bar (en el Boulevard Houphouet Boigny, número 142), donde, además de tomar algo, podrás disfrutar de un espectáculo de danza oriental.
Baños árabes en el Hammam
Una gran forma de terminar el día es relajándote en un hammam árabe, no dejes pasar la oportunidad.
Relájate en un baño árabe.
Los hammams son un clásico de los países árabes y, por supuesto, de Casablanca. Son lugares donde ir a relajarse y a tonificar el cuerpo con todo tipo de masajes. Los encontrarás muy variados y por muy distintos precios: desde los que utilizan los propios habitantes de la ciudad, hasta otros, más distinguidos, situados en hoteles o centros de spa. Puesto que el aeropuerto de Casablanca es un gran centro de comunicaciones para dirigirse a otros países de África, muchos viajeros aprovechan las largas horas de escala para acercarse a uno de estos baños. Puedes probar el Hammam Istemboul (rue Zaki Eddine Taoussi), donde ofrecen baños tradicionales –sala de vapor y posterior baño en agua fría– acompañados de un masaje, que puede ser relajante o exfoliante (con un guante de crin, frotarán exhaustivamente todo tu cuerpo). Otra opción es el Hammam Sultan (número 15 de la rue Attarmidi) donde, además del ritual del baño árabe, encontrarás una amplia piscina.
Comer en Ramadán
Si tu visita coincide con el Ramadán, es el momento de vivir la experiencia del ‘iftour’.
Conoce la cultura musulmana desde dentro.
El Ramadán se celebra el noveno mes de cada año según el calendario islámico, pero al ser éste diferente del occidental, la fecha exacta varía cada año. Durante este tiempo, los musulmanes celebran su mes de ayuno y solo comen tras el anochecer y hasta antes de que salga el sol, por lo que muchos bares permanecen cerrados durante todo el día. Sin embargo, los grandes hoteles internacionales siguen ofreciendo sus comidas igual que siempre y, si no quieres acudir a uno de estos restaurantes, puedes comprar algo en las tiendas, que abren sus puertas con la caída del sol. Si tienes la suerte de que algún marroquí te invite al ‘iftour’, la ruptura del ayuno al final de la tarde, disfrutarás de un banquete espectacular. En él no faltarán la ‘harira’ (sopa elaborada a base de tomate, cebolla y azafrán, en la que suele haber también garbanzos o lentejas), los dátiles, los huevos y los tradicionales pasteles marroquíes de postre. En definitiva, el ‘iftour’ es un inolvidable momento de celebración que no deberías perderte.
Aceitunas en el Marché des Olives
De todos los colores y sabores, pregunta por este curioso mercado de las aceitunas y alucina con sus combinaciones.
El paraíso de los ‘aceituneros’.
Situado en el barrio de los Habous, también conocido como la Nueva Medina, el Marché des Olives se ha hecho un hueco entre los lugares gastronómicos con más solera de la ciudad. Compuesto por 10 o 12 puestos, la presentación es tan llamativa y la oferta de aceitunas es tal, que hasta los tenderos y dueños de restaurantes se acercan habitualmente hasta él, para hacerse con una buena ración de aceitunas para toda la semana. Negras, verdes, picantes o especiadas, todas cuentan con unos precios impensables en España, por lo que se han convertido en un reclamo para los turistas que pasean por Casablanca. Tanto, que los comerciantes ofrecen ya un servicio de envasado al vacío para que puedan ser transportadas en avión y lleguen perfectas a casa. Encontrar este lugar no es difícil, pero si prefieres no dar vueltas, pregunta directamente por el Marché des Olives, en francés, o por el ‘souq zitoun’, en árabe, y todo el mundo sabrá guiarte.
El Café Maure-La Sqala
Un lugar perfecto para desconectar, hacer un alto en el camino y coger fuerza para seguir con el turismo.
Un paréntesis de placer.
En ocasiones, el trasiego imparable de Casablanca puede terminar por agotarte. Para descansar y sentirte totalmente alejado del mundanal ruido, puedes dirigirte al Café Maure-La Sqala (www.restopro.ma/lasqala), un café-restaurante situado en el Boulevard des Almohades, justo detrás de la Sqala. Su interior está decorado de manera rústica, prestando atención al más mínimo detalle, y posee un precioso jardín rodeado de flores con una pequeña fuente en el centro. Ofrece todo tipo de comidas, pero su especialidad son el marisco y las ensaladas. Otra opción es probar sus zumos de frutas exóticas que, sin duda, te sorprenderán. Además, si tienes suerte podrás disfrutar de alguno de los eventos de carácter cultural que se celebran regularmente en el establecimiento y que van desde las exposiciones de fotos a los desfiles de modelos, pasando por las veladas musicales o encuentros gastronómicos en los que se explora la comida tradicional de diversas regiones del país.
La ceremonia del té
Parece que se para el mundo a la hora de compartir un té. ¡Toda una experiencia!
Disfruta del té en toda su esencia.
No puedes irte de Casablanca sin tomar un té de menta, la tradicional bebida omnipresente en todos sitios y a todas horas. Aunque no lo creas, el té muy caliente es un buen aliado para combatir el calor, y una excusa perfecta para pasar unas horas en una terraza. Cualquier momento es bueno para tomarse un té, y has de tener muy en cuenta que si te invitan a uno se considera de mala educación tomarlo deprisa para marcharse cuanto antes. Tomar un té junto a alguien es un símbolo de fraternidad, por lo que constituye un verdadero ritual. La primera taza siempre se devuelve a la tetera, para que se enfríe un poco y se disuelva el azúcar. Luego, para que esté en su punto, se debe verter alejando la tetera lo máximo posible de la taza, pero sin salpicar a los comensales. La Boulangerie de la Paix (Boulevard Lalla-Yacout) cuenta con un bonito salón de té que podrás consumir acompañado de diferentes pastas y pasteles.
Cuscús y otros platos típicos
No se parecerá a lo que hayas probado antes, el cuscús marroquí te conquistará.
El cuscús es el rey.
El cuscús se ha convertido en uno de los platos más reconocibles de la comida marroquí, una fina pasta en grano que ya se encuentra en las estanterías de cualquier supermercado alrededor del mundo. Pero no te dejes engañar, lo que vemos aquí no tiene nada que ver con el verdadero cuscús marroquí, que se cuece al vapor con caldo aromático y acompañado con verduras, carne (o pescado) y exquisitas especias. Da la casualidad de que la especialidad de Casablanca es precisamente el ‘seksu baydawi’, un cuscús que incluye siete verduras (zanahoria, nabos, tomates, calabacines, calabaza, col y cebolla). Es una verdadera maravilla para los sentidos, ya que, al margen de su exquisito sabor, suele disfrutar de una elaborada presentación, con las verduras formando una especie de torre sobre el cuscús. Un muy bien sitio para comerlo es Al-Mounia (rue Prince Moulay-Abdallah), un establecimiento típicamente marroquí que ofrece de un ambiente muy agradable.
Comiendo mientras paseas
En cualquier momento y lugar, podrás tomarte un aperitivo marroquí gracias a estos vendedores ambulantes.
Sin tiempo para sentarte.
Es muy habitual encontrarse con pequeños puestos o quioscos en los que tomar algo a media mañana o a media tarde. Por ejemplo, brochetas (una especie de kebabs con especias y, si quieres, salsa picante), o ‘shwarma’, una carne que se presenta de forma similar al pincho moruno español, condimentado con salsa de sésamo o yogur. Además, por las calles siempre encontrarás cerca un vendedor callejero, con su carrito a cuestas, listo para ofrecerte maíz tostado, almendras –dulces o saladas– y garbanzos tostados, así como un zumo de naranja recién exprimido, por menos de un euro (10 dirhams). Y si te atreves con sabores realmente nuevos, puedes probar el caldo de ‘escargots’ (caracoles), que se sirve caliente en un pequeño cuenco o taza. Eso sí, en estos casos mejor pide un vaso de plástico para llevar, ya que los cuencos se reutilizan de un cliente a otro y en ocasiones el tendero no dispone de los medios suficientes para lavarlo a fondo.
Cenas con espectáculo incluido
Tan importante es la comida como el espectáculo al que asistas, mezcla perfecta para el final del día.
Disfruta de un auténtico banquete marroquí.
La ‘diffa’ no es una cena corriente, sino un banquete en toda la expresión de la palabra. Un momento en el que la comida y el espectáculo se dan la mano para que el visitante disfrute de la famosísima danza del vientre y la acogedora música tradicional marroquí. En ocasiones, los establecimientos de este tipo, pensados para turistas, ponen más atención en el decorado que en la comida, que varía mucho en función del restaurante. En cualquier caso, una ‘diffa’ como es debido debe incluir los siguientes platos: ensaladas pequeñas y variadas (‘mezze’); aperitivos en forma triangular rellenos de hierbas, queso y carnes (‘briouat ‘); la típica ‘pastela’, un hojaldre relleno de carne, cebolla y almendras que se presenta en forma de bollo redondo y con un ligero sabor a canela; cuscús; un tajín de carne y verduras; y una serie de postres. Un menú para degustar tranquilamente, probando un poco de todo y disfrutando al ritmo de la música.
Helados y repostería
Para los más golosos, pasteles y helados para tomarse un descanso.
¿A quién le amarga un dulce?
La repostería marroquí destaca por su mezcla de sabores dulces y salados y por el uso masivo de miel y almendras, todo un placer para los sentidos que además encontrarás en casi todos los establecimientos y a cualquier hora. Pero si quieres conocer la pastelería más famosa de toda Casablanca, acércate a la Patisserie Bennis (rue Fkih-el-Gabbas), donde tienen unos excelentes pasteles de miel, así como una representación de especialidades de todo el país. Para disfrutar de un buen helado, algo que sin duda agradecerás en cualquier época del año, una buena opción es Oliveri (Avenida Hassan II, 132). Abre hasta pasada la medianoche y es la heladería más famosa de la ciudad y parte de Marruecos, ya que también tiene una sucursal en Marrakech. Sus helados son totalmente tradicionales y, aunque no destaca por la variedad, en sus 50 años de historia nunca ha faltado una larga cola frente al mostrador.
Lugares exclusivos
Si lo tuyo es la alta cocina pero quieres conocer la gastronomía marroquí, aquí tienes tres lugares.
Para darte un capricho culinario.
Para degustar cocina marroquí de alta calidad puedes dirigirte al restaurante Imil-Chil, en la rue Vizir-Tazi. El establecimiento, que toma su nombre de una pequeña ciudad interior situada en las montañas del Atlas, está decorado a la manera tradicional, con coloridos azulejos y alfombras y cojines en su interior. También la vajilla, desde los platos a las teteras, son típicamente marroquíes y entre sus especialidades destaca la pastilla (también conocido como pastela). Otra buena opción es el Ryad Zitoun, (Boulevard Rachidi), donde son especialistas en el cuscús de palomo, que cuenta con una agradable terraza en su exterior en la que es necesario reservar con antelación. Para visitar lo más selecto de la ciudad, acércate al restaurante A Ma Bretagne, típicamente francés, como su propio nombre indica. Se encuentra a la salida de la ciudad, junto al mar, y cuenta con una magnífica terraza ajardinada que ofrece unas espectaculares vistas al Atlántico. Buena comida y buen vino, pero con una carta cara.
Restaurantes típicamente marroquíes
Diferentes opciones, todas ellas con buena oferta gastronómica y típicamente marroquies.
Llega la hora de comer.
En una ciudad costera como Casablanca no puede faltar el pescado fresco, incluso en los restaurantes más baratos, donde se puede comer por poco. Uno de ellos es el Snack Amine, que cuenta con varios establecimientos por la ciudad (el más céntrico, en la rue Chaouia, junto al hotel Colbert). Este local es conocido por sus grandes bandejas de fritura a unos excelentes precios y por la eficacia de sus camareros. Otra opción, un poco más cara, es acercarse hasta el puerto, donde encontrarás el Port de Pêche, en el que ofrecen pescado en hojaldre, gratinado o en tajín y donde es posible ver la pieza antes de que la cocinen. En el número 86 del Boulevard Mohammed V encontrarás un elegante restaurante, inaugurado en 1920, que mantiene una gran parte de su antiguo esplendor. Se trata de Le Petit Poucet, un lugar frecuentado por el escritor Saint-Exupéry, algunas de cuyas cartas se pueden encontrar enmarcadas en las paredes.
Las ruinas del hotel Lincoln
Pasados los años, solo queda una fachada de este emblemático hotel de la ciudad.
Restos de lo que un día fue.
Todavía hoy pueden contemplarse, frente al mercado central, los restos de lo que en su día fue uno de los grandes símbolos de la época colonial de Casablanca. Se trata de un edificio Art Decó construido en 1917, que llegó a ocupar una superficie de más de 3.000 metros cuadrados. Diseñado por el arquitecto francés Hubert Novia, el antiguo Hotel Lincoln ocupaba la parte oeste, bajo la denominación original de Grand Hôtel Moderne. Durante sus primeros años de vida, este lujoso complejo estuvo coronado por un espectacular techado adornado con azulejos de color verde. Poco a poco cayó en desuso, hasta que una de sus plantas se derrumbó a causa de su precario estado, en 1989. La cosa se complicó aún más 20 años después, cuando otra parte de la estructura se vino abajo a raíz de un fuerte temporal de lluvias. Por todo ello, actualmente solo permanece en pie una parte de la fachada.
La Torre del Reloj
Después de algún cambio de ubicación, esta torre sigue en pie y es una visita imprescindible de la ciudad.
La torre por la que no pasa el tiempo.
Situada junto a la Plaza de las Naciones Unidas, es una de las edificaciones más representativas de Casablanca. Fue construida en 1911, por orden del capitán francés Dessigny. Inicialmente estaba situada junto a la vieja muralla de la ciudad, que poco después fue destruida para ampliar el acceso al puerto, de modo que la Torre se quedó completamente sola en medio de la plaza. Símbolo del poder colonial galo durante varias décadas, el objetivo de Dessigny era convencer a los habitantes de Casablanca de la necesidad de acostumbrarse al ritmo de vida marcado por la sociedad industrial. En 1948 se procedió a su derribo, a causa de su precario estado. Hubo que esperar otros 45 años, hasta 1993, para que fuera nuevamente reconstruida a iniciativa de las autoridades municipales marroquíes, que optaron por reproducir su diseño original. Tiene una longitud de 20 metros y cuenta con un reloj en cada uno de sus costados.
Mezquita Hassan II
El templo musulmán sobre el mar más espectacular que hayas visto.
Lo más parecido a estar en La Meca.
El rey Hassan II decidió regalarse, con motivo de su 60 cumpleaños, un monumento digno de la ciudad más grande de Marruecos. El resultado fue esta gigantesca mezquita, la segunda más grande del mundo después de La Meca, que se construyó a en un tiempo récord de ocho años, entre 1985 y 1993, a partir de los diseños del francés Michel Pinseau. Situada junto al mar, hubo que levantar para su construcción un gran dique de 800 metros, que después de la obra fue derribado. El templo ocupa una superficie de 20.000 metros cuadrados, cuenta con una capacidad para 25.000 personas y está situado en una explanada de 80.000 metros cuadrados (donde pueden congregarse otras 150.000 personas más). Hassan II también quiso que el minarete de la mezquita fuese el más alto del Islam y lo consiguió, con 200 metros de longitud. Puede recorrerse en ascensor y dispone de dos rayos láser de 40 kilómetros de alcance que apuntan hacia La Meca.
Palacio de Justicia
Ve a visitar este edificio y aprovecha para refrescarte en su jardín mientras admiras su mezcla arquitectónica.
¿Buscas una sombra para refugiarte del sol?
Este enorme edificio, construido en el año 1925 en la Avenida Hassan II, muy cerca de la Plaza Mohammed V, está inspirado en los ‘iwan’ persas. Se trata, por tanto, de un recinto coronado por una gran cúpula y abierto por uno de sus laterales, con un gran patio interior ajardinado. Uno de los objetivos de este tipo de diseños, cuyo origen se remonta al siglo I, es el de contar con una gran zona sombreada durante los meses de verano. Además, el Palacio de Justicia de Casablanca cuenta con una enorme puerta principal y constituye un claro ejemplo de arquitectura modernista que mezcla características de los estilos árabe y francés. El exterior del recinto suele lucir un aspecto mucho más aseado que el de otras partes de la ciudad, algo habitual en las zonas de edificios gubernamentales, y está presidido por unas enormes palmeras.
Las Torres Gemelas de Casablanca
Hotel de lujo, centro comercial, modernos locales, todo en un mismo lugar.
Toca el cielo de Casablanca.
Como muchas otras ciudades de todo el mundo, el skyline de Casablanca también alberga sus particulares Torres Gemelas, dos espectaculares rascacielos de 28 plantas y 115 metros de altura situadas en el centro de la ciudad, en el denominado Twin Center. Inauguradas en 1998, su diseño corrió a cargo del afamado arquitecto español Ricardo Bofill Levi y constituyeron un hito a nivel nacional e internacional, al convertirse en los edificios más altos de todo el norte de África. Una gran plaza central con varios espacios ajardinados separa ambos edificios. Juntos suman una superficie de 93.000 metros cuadrados, en los que hay espacio para uno de los mayores centros comerciales de África, de cinco plantas de altura, además de numerosas tiendas y oficinas. Una de las torres acoge también un lujoso hotel de cinco estrellas, el Kenzi Tower Hotel (www.kenzi-hotels.com/kenzitower), formado por 210 habitaciones, 27 suites, salas de spa, bares y restaurantes.
Iglesia del Sagrado Corazón
Veinte años de construcción y veinte años de lugar de culto católico, aunque sigue en pie y con otros usos.
Veinte años no es nada.
Situado en la céntrica rue d’Alger, es el más antiguo de los dos templos cristianos que quedan en la ciudad (el otro es la iglesia de Nôtre-Dame de Lourdes). Diseñada por el arquitecto francés Paul Tournon, data de 1930, cuando se puso en pie con el objetivo de servir como lugar de culto para los cerca de 40.000 fieles católicos que por aquella época vivían en Casablanca. Luce un peculiar estilo que combina el gótico de algunas de las grandes catedrales europeas con el Art Decó. Sus vidrieras de estilo modernista, de colores rojo y azul, permiten la entrada de una importante cantidad de luz al interior de la nave. Por su parte, la fachada de hormigón incorpora numerosos elementos decorativos y está delimitada por dos enormes torres. Esta iglesia dejó hace mucho tiempo de ser un templo para el culto, aunque de vez en cuando acoge exposiciones y otros acontecimientos de carácter cultural.
Plaza de las Naciones Unidas
A un lado, la antigua medina, al otro, edificios modernos y el centro administrativo y comercial de la ciudad.
La elegancia de los años 30.
Esta enorme plaza es el punto de división entre la Vieja Medina de Casablanca y los barrios modernos, siendo además el punto de encuentro de las principales arterias de la ciudad: Mohammed V, Hassan II, F.A.R., Houphouët-Boigny y Moulay-Hassan I. Puede atravesarse rápidamente a través de un paso subterráneo que la recorre de un extremo a otro y que se encuentra señalizado por una peculiar cúpula. Sin embargo, resulta mucho más interesante darse un paseo por la superficie, donde contemplarás un buen número de grandes edificios de color blanco, siendo el hotel Hyatt Regency probablemente el más destacado de todos ellos. De uno de sus extremos parte el Boulevard Mohammed V, integrado por numerosas construcciones de los años 30, entre las que figuran varios establecimientos hoteleros, además de tiendas y algunos de los restaurantes y cafeterías más elegantes de la ciudad.
Iglesia Notre-Dame de Lourdes
Una de las iglesias católicas de la ciudad que reconocerás por sus espectaculares vidrieras.
Déjate deslumbrar por sus colores.
Esta gigantesca mole de cemento se encuentra situada en el céntrico Boulevard de Mohammed Zerktuni y su construcción se prolongó entre los años 1953 y 1956. Constituye uno de los dos únicos templos católicos de la ciudad de Casablanca (el otro es la iglesia del Sagrado Corazón). Los proyectos originales para su diseño corrieron a cargo del arquitecto Achille Dangleterre, quien contó para ello con la ayuda del ingeniero Paul Zimmer. Uno de sus principales atractivos son sus espectaculares vidrieras, obra del afamado artista francés Gabriel Loire. Están recortadas sobre un fondo de colores rojo y azul, que recuerda a las alfombras típicas de Marruecos, y representan diferentes imágenes de la Virgen María. El templo se puede visitar todos los días, en horario de 8:30 a 12:00 horas por las mañanas, y de 15:00 a 19:00 horas por las tardes.
Mezquita Ould-el-Hamra
Ya en la medina y con vistas al puerto, se alza esta histórica edificación con recuerdos del pasado.
La mezquita del puerto.
Esta histórica mezquita, situada en uno de los extremos de la Vieja Medina de Casablanca, fue construida entre 1757 y 1790 a iniciativa del sultán marroquí Mohammed ben Abdallah. De hecho, es uno de los escasos edificios de aquella época que han sobrevivido hasta hoy. Con una planta de 40 metros de largo por 28 de ancho, está coronada por un impresionante minarete que fue instalado en el edificio años después de la muerte del sultán. Siguiendo la forma habitual de otros conocidos minaretes de Marruecos, el de esta mezquita está formado por un gran eje cuadrado del que sale otro más pequeño rematado con una cúpula. También son destacables sus largas escaleras y su pórtico de acceso, situados en una esquina de una pequeña plaza pública. El pórtico tiene la forma del típico arco de herradura de estilo árabe y está decorado con numerosas figuras escultóricas. A continuación se alza una enorme puerta de madera, también minuciosamente tallada.
Plaza de Mohammed V
Párate entre el bullicio y no pierdas detalle de sus edificios y jardines.
El corazón de Casablanca.
Esta plaza, que actualmente constituye el centro administrativo de la ciudad, está formada por numerosos edificios de los años 20, la mayoría de ellos de arquitectura hispano-musulmana, pero con influencias Art Decó. Conviene observar detenidamente sus elegantes pórticos y sus blancas fachadas, adornadas con piedras de color dorado. Uno de sus edificios más notables es la Prefectura (Wilaya), inaugurada en 1930 por el entonces sultán Mohammed V. Alberga un precioso jardín tropical, así como pinturas del decorador francés Louis Majorelle. En 1976 se añadió una fuente que de vez en cuando deleita a los visitantes con espectaculares juegos de agua y música. Justo al lado de la Prefectura, una torre de 50 metros de altura ofrece unas espectaculares vistas de Casablanca. Completa la zona el Consulado de Francia, en cuyo interior podremos contemplar la estatua ecuestre del general francés Hubert Lyautey, que años atrás estuvo situada en el centro de la plaza.
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