Guía turística: qué hacer y ver en Tánger
El esplendor de una ciudad con época dorada.
Situada al norte de Marruecos, Tánger es una ciudad en la que todavía se respira un esplendor que, gracias a su ubicación, hizo que destacara desde finales del S. XIX y mantuvo, especialmente, durante mediados del S. XX. Se convirtió en un centro para la diplomacia europea y la actividad comercial del Reino de Marruecos y llamó la atención de artistas europeos y americanos de diferentes disciplinas gracias, en gran parte, a lo que primero retrató Delacroix: una ciudad plena de colores y con una luz muy especial. Multicultural y con influencias muy dispares de diferentes religiones -judía, cristiana y musulmana-, pasear por Tánger es volver a respirar la grandeza de una ciudad artística en África que se rinde al mar y también a la montaña.
- Monumentos
- Compras
- Ocio
- Gastronomía
- Aire libre
- Museos
- Monumentos
- Compras
- Ocio
- Gastronomía
- Aire libre
- Museos
Boulevard Pasteur
Una de sus calles principales repleta de tiendas y cafés modernos.
El barrio moderno de Tánger.
Es la principal calle de la parte nueva de la ciudad y un lugar donde pasear y descubrir el Tánger que está más allá de las murallas de la medina. Los edificios, tanto aquí como en la plaza de Francia y el Boulevard Mohammed V, varían mucho del interior de la fortaleza. Aquí verás los escaparates de las tiendas de lujo, disfrutarás de sus cafés o restaurantes o simplemente pasearás por esta parte moderna de la ciudad -donde hay también una oficina de turismo-. Visita el Hotel Minzah, mítico por alojar grandes estrellas cinematográficas y curioso por su preciosa arquitectura tanto interior como exterior y sus jardines.
La playa de Tánger
Disfruta de un día de sol y mar sin salir de la ciudad.
Relájate en la playa de la ciudad.
En los alrededores de Tánger podrás disfrutar de un baño en el mar. Si prefieres estar rodeado de montañas ve hasta las calas bañadas por el Mar Mediterráneo. Si prefieres las playas de arena largas y paradisíacas decántate por las del Océano Atlántico. En la amplia bahía de la ciudad encontrarás la playa municipal, muy visitada por las familias locales. Te recomendamos que te acerques hasta el oeste donde está la playa de Malabata, separada de la anterior por arrecifes artificiales y con menos afluencia. En cualquier caso, no te pierdas la experiencia del baño.
Discoteca 555
Ambiente joven y música comercial para bailar toda la noche.
Para terminar bien el día.
El mejor ambiente nocturno de moda (y joven) de la ciudad lo encontrarás en este famoso club donde disfrutarás de los últimos hits de música latina, r&b, house, dance y oriental mezclado por su dj de renombre. ¡Coge fuerzas para pasarte bailando toda la noche rodeado del ambiente más selecto de Tánger! Y prepárate porque celebran cada fin de semana fiestas temáticas . Además, si el calor aprieta podrás darte un chapuzón en su piscina. Situado en la Avenue Mohamed VI, en pleno paseo marítimo podrás también comer o cenar y degustar los platos que te ofrece la carta de su restaurante.
Café de París
Se cuenta que sus paredes fueron testigos de hechos muy relevantes, acércate a comprobarlo.
Un café con historia.
Durante tu paseo por los alrededores de la medina tómate un descanso en café que fue punto de reunión durante la época dorada de la ciudad. Situado en la Place de France, fue el primer café que se abrió fuera de la muralla de la medina, concretamente en el año 1920. Es un lugar mágico lleno de leyendas e historias -por ejemplo, que fue punto de reunión de espías durante la Segunda Guerra Mundial-. Entra hasta el final y disfruta de las magníficas vistas que ofrece del Estrecho de Gibraltar la gran sala del fondo o disfruta de un riquísimo té en su privilegiada terraza con vistas a la embajada francesa donde alguna vez se sentaron Francis Bacon, Samuel Beckett o Tennesse Williams, entre otros.
Una visita a Ksar Sghir
Para pasar un día de playa en otro pueblo con mucho que ver.
En los alrededores de Tánger.
Si tienes tiempo en tu viaje déjate un día libre para acercarte en tren hasta esta ciudad costera histórica a medio camino entre Ceuta y Tánger (a unos 40 kilómetros de esta última). Disfruta de la playa de este pueblo pesquero situado sobre una pequeña colina con la que se tienen unas grandes vistas del mar. El lugar fue un punto estratégico de ocupación desde el siglo I antes de Cristo. A mediados del siglo XV los portugueses tomaron Ksar Sghir y, aunque la evacuaron dos siglos después, transformaron diversos elementos islámicos que se mantenían en la ciudad. En la actualidad se mantiene la fortaleza construida por los lusos y visita las ruinas arqueológicas. Posteriormente, según los escritos, el lugar fue el puerto donde desembarcaban los moriscos expulsados de Al-Andalus. La ciudad, que se mantiene marroquí, al igual que Tánger, está rodeada de una muralla que la mantenía a salvo de los posibles peligros exteriores que podían llegar a través del mar o tierra.
Discoteca Morocco Palace
Si quieres pasar una noche de fiesta, este será tu lugar. Diversión, buen ambiente y buena música.
Anima tus noches.
Para pasar una animada noche rodeado de un ambiente marroquí intenso este club es tu sitio. Aquí compartirás con los locales barra y pista, bailando al son de la música árabe que toca, normalmente, una banda en directo. Además también podrás ver las que dicen que son las mejores bailarinas de danza del vientre de la ciudad o escuchar y ver alguna de las actuaciones de grupos o cantantes locales que se introducen en la música especialmente tradicional. La sala es fácil de encontrar, ya que esta muy cerca del Boulevard Pasteur, en la Avenue du Prince Moulay Abdellah.
Escapada a Chefchaouen
Si dispones de días suficientes, viaja alrededor de Tánger y conoce lugares como este.
Una excursión al interior.
A unas dos horas en coche desde Tánger esta pequeña localidad de interior es famosa por su medina de color azul además de por sus calles zigzagueantes -debido a las dos montañas sobre las que está asentada-. Son muchos los lugares donde podrás sentarte a tomar un té con menta mientras ves el animado pasear de los turistas y vecinos de la zona. Descubre sus museos, visita la mezquita, cómprate una típica chilaba (que, curiosamente nació aquí) o algún objeto de artesanía en cualquiera de los talleres que encontrarás a tu paso y no te vayas de aquí sin probar su delicioso queso de cabra realizado a mano por los locales.
Excursión a Asilah
Un remanso de paz en tus vacaciones visitando las calles de este pequeño pueblo.
Un tranquilo pueblo costero.
Vale la pena acercarse hasta esta pintoresca localidad costera a unos 50 kilómetros de Tánger: deambular por su medina y sus casas blancas te dejará embelesado, en un rincón que no siempre está abarrotado por turistas. Disfruta de su muralla, de sus miradores y de su paz. Puedes llegar hasta aquí en taxi, autobús o tren.
Café Panorama
No deberías perderte una visita a este café en la bahía de Tánger.
Por sus vistas y sus cócteles.
Ideal para gozar de unas maravillosas vistas de la bahía y tomarte un zumo o un típico té con menta acompañado de un postre. Durante el atardecer te sorprenderá su puesta de sol y, cuando cae la noche, se convierte en un punto de encuentro de jóvenes que acuden hasta el paseo marítimo como previa a sus noches en las discotecas más modernas de la zona. También te puedes acercar hasta aquí para desayunar mientras ves como despierta la ciudad.
Caïds Bar del hotel El-Minzah
Frecuentado por artístas, te gustará mucho su decoración y el rato tan agradable que pasarás en él.
Un mítico lugar en la ciudad.
En este mítico hotel de la Rue de la Liberté se han alojado muchos artistas. Con una decoración especial, merece la pena tomarse un cóctel en su bar y disfrutar de su silencio o del sonido del piano en directo. Es un oasis que, según cuentan algunos locales, sirvió de inspiración para el famoso Café de Rick de Casablanca. De hecho aquí Paul Bowles solía citar a los periodistas para sus entrevistas. ¿Por qué no soñar? Aprovecha la visita a este hotel de 5 estrellas y pasea por sus terrazas y jardines para admirar unas vistas maravillosas de la ciudad que te harán revivir años atrás, cuando Tánger era una de las mecas del lujo y lugar de reunión de artistas internacionales.
Mercado de Fondouk
En este mercado encontrarás desde fruta fresca hasta objetos típicos marroquíes.
Las mejores frutas y verduras de la zona.
Para perderte entre riquísima fruta y verdura no hay mejor sitio que este mercado cercano a la famosa Rue de la Liberté. En su interior, sobre su curioso y llamativo suelo negro encontrarás la planta baja, dedicada únicamente a productos de la huerta. Si buscas productos típicos, ¡no te preocupes! En su planta superior hay gran variedad de puestos con artesanía típica local, alfombras y vestimenta típica como chilabas y babuchas.
Perfumería Madini
Una ciudad con olores muy característicos tenía que contar con un local como este.
Aceites y esencias para llevarte un recuerdo.
De Tánger te llevarás recuerdos por sus olores: el de sus calles, de las especies o del aroma que desprende la menta de las bebidas más típicas. Déjate seducir y acércate (con paciencia) hasta esta famosa perfumería del Boulevard Pasteur para aspirar las esencias de sus estanterías. Este comercio toma el nombre de la familia Madini, experta en perfumes y muy conocida en el mundo musulmán ya que son ya 14 generaciones que se han dedicado a mezclar aceites y esencias para conseguir unas mezclas secretas que encantan tanto a locales como a turistas. Estos últimos se acercan hasta aquí para conseguir las reproducciones (a bajo coste) de sus perfumes favoritos que, en su mayoría son imitaciones muy exactas.
Centro artesanal (Ensemble Artisanal)
Para comprar sin preocupaciones objetos auténticos y artesanales, sin agobios.
Artesanía del país.
¿Lo tuyo no es el regateo? ¿Te pones nervioso cuando ves un objeto que te gusta y ya no puedes conseguir que te bajen el precio? ¡No te preocupes! En este centro artesanal en la Rue Belgique perteneciente al Gobierno del país no es necesario. Aquí los precios se mantienen invariables y están ajustados. No son superiores a lo habitual simplemente por ser turista, tal y como ocurre en los zocos, mercados y bazares del resto de la ciudad. Bandejas y tazas de latón para el té, pipas para fumar tabaco, muebles árabes… Y, además, mientras compras o, simplemente, paseas, podrás ver cómo los artesanos trabajan la madera y el vidrio.
Librería Les Colonnes
Libros antiguos y actuales en una mítica librería de la ciudad.
El paraíso de los lectores.
Esta mítica e histórica librería lleva abierta desde 1949 en el Boulevard Pasteur. Te asombrarás con libros tanto de ediciones antiguas como nuevos sobre la literatura y las artes tanto de la ciudad marroquí como de la zona del Magreb. Durante la época dorada de la ciudad, en la segunda mitad del siglo XX, eran asiduos de esta librería grandes literatos de fama mundial como Tennesse Williams, Truman Capote o Paul Bowles que se acercaban hasta esta institución cultural durante sus visitas a la ciudad. Pasea por sus estanterías y busca entre la gran cantidad de ejemplares que almacenan y encontrarás joyas literarias en inglés, español, francés o en árabe que hasta ahora no te habías planteado adquirir.
Hierbas y especias
Callejear e ir descubriendo puestos callejeros en los que comprar especias nunca vistas.
Colores y olores por la Medina.
Si eres de los que alucinan con ‘los remedios de la abuela’ o simplemente eres curioso o quieres alucinar y pasar un rato divertido viendo las cosas inverosímiles, entra en alguna de las herboristerías que pueblan la medina. Encontrarás solución para toda clase de dolores y problemas: para la impotencia sexual, para las arrugas, para el pelo… ¡En estos locales tan coloridos tienen de todo! Aunque lo más adquirido por las turistas es el khôl para los ojos o los protectores labiales. En muchas de ellas también venden especias y té.
Rue Siaghine
A lo largo de esta calle encontrarás tiendas donde parar y llevarte algún recuerdo.
Paseos, compras y tés.
También conocida como la calle de los Joyeros es el nexo de unión entre el Gran Zoco y el interior de la medina hasta llegar al Pequeño Zoco. Aquí encontrarás todo bares y cafeterías parar a tomar algo pero también muchas tiendas de souvenirs y recuerdos baratísimos. En esta céntrica e importante vía, que desemboca en la Rue de la Marine que llega hasta el mar, tienen su sede diversas empresas bancarias y de importación/exportación propiedad de las familias judías más importantes de la ciudad. Aún así, esta calle sigue manteniendo la esencia de hace años cuando era un lugar de paso habitual de locales, celebridades y turistas, en la época dorada.
Mercado de Fez
Alimentos propios de la zona frescos es un ejemplo de lo que aquí podrás encontrar.
Un antiguo mercado muy al día.
En el corazón de la parte nueva de la ciudad, en la Rue de Fès, te toparás con este lugar donde parece que el tiempo no pasa. Este antiguo mercado mantiene la esencia de los centros de compras de otra época donde todo tiene un orden dentro del caos. Aquí podrás comprar comestibles, flores, pollos, comida para animales, frutas, verduras, especias… ¡Todo lo que te puedas imaginar! Es un buen lugar para pasear entre puestos y admirar los llamativos y coloridos productos locales que los simpáticos vendedores te ofrecerán a cada paso. ¡No desesperes! Abre los ojos y mantente alerta porque aquí podrás descubrir productos que difícilmente verás en otros lugares.
Plaza 9 de abril de 1947 (Gran Zoco)
Bullicio, especias, artesanía y regateo es lo que encontrarás en este mercado.
Un mercado callejero.
¡No te vayas de la ciudad sin visitar el mercado que montan en esta gigantesca plaza los jueves y los domingos! Hasta aquí llegan los agricultores de la zona, vestidos con sus trajes típicos y sus sombreros dispuestos a vender sus productos tanto a vecinos como a turistas. ¡Atento a la cartera! Pasea por la plaza y sus alrededores y verás que aquí se centra toda la actividad comercial de la zona. Podrás comprar en sus puestos pero también encontrarás gran cantidad de cafés donde sentarte a tomar un té mientras admiras la vida autóctona o tiendas donde comprar especias. No olvides el azafrán, telas y babuchas. En la plaza también verás la mezquita Sidi Bou Abid.
Restaurante del hotel Ville Josephine
Para paladares más exigentes y con ganas de relajarse en un entorno único.
Un lugar exclusivo.
Si quieres comer o cenar en un lugar muy exclusivo con mesas llenas de copas de cristal y camareros bien uniformados en un salón con decoración tradicional, éste es un buen sitio. Por supuesto que, como todo, el lujo se paga pero también el servicio y, sin lugar a dudas, la privilegiada situación y sus materias primas de primera calidad. En su carta encontrarás langosta y pescados pero también filetes, foie, cous cous o, incluso, tablas de quesos. Visita también su terraza, menos lujosa pero con encanto.
Restaurante Nord-Pinus
No sólo por su comida, sino también por sus vistas, deberás visitar este local.
Disfruta de su espectacular terraza.
Sube hasta el restaurante del hotel del mismo nombre, no te pierdas la oportunidad de comer o tomar algo en su magnífica terraza. Su decoración, de estilo marroquí con colores vivos mezclados con blancos, dibujos y grabados en las paredes y tejidos estampados te trasladan hasta el Marruecos más típico y lujoso. De hecho,creerás estar en la época dorada de Tánger. Pide hueco, a poder ser, en la terraza, con sus muebles blancos con cojines y mira a tu alrededor. ¡Excelente! Disfruta de su carta de pescados y mariscos acompañados de verduras típicas de la zona y, por supuesto, sus sopas. ¡Una auténtica experiencia culinaria! Disfruta del ambiente y acuérdate de dejar hueco para los postres, tan dulces como ricos.
Le Nabad
Un típico restaurante decorado con mucho gusto que sorprenderá tus cinco sentidos.
Para comer con todos los sentidos.
Tanto su decoración (empezando por su puerta marroquí de color oscuro) como sus platos son un ejemplo de la gran exquisitez de este lugar. Aquí podrás probar la comida típica de la región sentado en su sala con reservados donde la decoración minimalista, las cortinas y los juegos de luces y sombras te encantarán. Sus columnas y arcos arabescos, lejos de parecer recargado, dan a Le Nabad un toque kitsch y moderno que conjuntan a la perfección con sus platos de cous cous o tajin. Mira la preciosa lámpara y disfruta de su patio central en un ambiente muy íntimo, cómodo y sin agobios. Para no quedarte sin sitio, mejor reserva mesa con antelación.
Chez Hamadi
No solo los mejores platos de la zona, sino que te acompañará un gran espectáculo.
Comida típica marroquí.
Si quieres vivir una intensa experiencia típica marroquí y degustar sus platos más caseros, acércate a cenar hasta la Rue de la Kasbah. Probablemente sea el restaurante más turístico de todo Tánger así que si no te gusta el bullicio de grupos no te lo recomendamos. Sin embargo, si quieres pasar un rato divertido mientras te introduces de lleno en la gastronomía marroquí, no te defraudará. Además, la noche va a ir a más en cuanto veas el espectáculo que te tienen preparado: músicos locales, bailarinas de danza del vientre, baile de bandejas… Lo que sería en España un tablao flamenco para los ingleses es Chez Hamadi para nosotros. ¡Typical Moroccan!
La Terrasse
Un peculiar restaurante moderno y muy chic para los más exquisitos.
Entra en otro mundo sin salir de Tánger.
¡La modernidad en pleno Tánger! En este restaurante chic de la Rue de Teherán encontrarás un mundo diferente al del resto de la ciudad. Aquí no hay una decoración arabesca, ni suena música marroquí… Una vez que entres aquí, ya sea en su terraza, en su barra o en sus mesas de interior descubrirás un nuevo mundo y pensarás que estás en otro lugar. Budas y decoración asiática prevalece en este bistro donde puedes degustar unas excelentes raciones a un precio asequible. Además el personal y los camareros son simpatiquísimos y harán todo lo posible por que disfrutes de una magnífica velada en este lugar. ¡Ven pronto que suele estar lleno!
Le Saveur du Poisson
Un pequeño bar que te sorprenderá por sus sabores y calidad, búscalo y pruébalo.
Para comer, pescado.
Tienes que buscarlo para poder encontrarlo, lo más seguro es que no pases por aquí de casualidad, pero merece la pena para probar su excelente variedad de pescados. Nada más pasar el hotel El-Minzah mantente alerta, baja las escaleras que están cerca y aquí está. Con apariencia de tasca o bar, es un lugar de plato caliente y carta con su delicioso aroma a verduras recién cogidas y pescado al horno. Durante tu visita podrás ver la cocina, por lo que comprobarás la limpieza y constante trabajo del chef. El precio es fijo y el menú también: pescado, pescado y más pescado. Un poco caro para la ciudad pero merece mucho la pena.
Pequeños bares del paseo marítimo
Pequeños bares con deliciosos platos del mar para que pares a comer entre paseo y paseo.
Comer de raciones en el paseo marítimo.
Si tienes hambre, estás por la zona y te apetece tomar algo acércate hasta los pequeños barecillos del Boulevard Mohammed VI y disfruta de su variedad de pescados recién traídos del mar. Si llegas hasta aquí a mediodía te recomendamos que elijas una mesa en sus terrazas con vistas al paseo y así podrás tomar algo mientras ves el mar ronronear y los ciudadanos pasear de un lado a otro. Al más puro estilo de tasca española, son mesas pequeñas, platos de raciones y mucho movimiento pero merece la pena probar las riquísimas comidas recién hechas que te ofrecen muy cerquita del centro.
Anna & Paolo
La típica cocina italiana llega a Tánger para ganarse a todos sus clientes a base de un gran sabor.
Comida italiana con muy buen gusto.
Los más deliciosos platos italianos y pizzas de la ciudad los vas a encontrar en este acogedor restaurante de la Rue de Prince Héritier. Entrar aquí te traslada hasta Roma tanto por su decoración como por el olor que desprende su cocina y sus platos humeantes. Más que un restaurante se podría decir que se trata de un lugar familiar donde las lasañas están en los platos de los turistas y vecinos que se acercan hasta aquí. No pierdas la oportunidad de venir a probar sus platos por un precio más que razonable.
Pastelería La Española
Acércate a probar los dulces típicos y acompáñalos de un buen té marroquí.
Pasteles y té para hacer un descanso.
Aunque por su nombre no lo parezca, diariamente se acercan hasta aquí gran cantidad de tangerinos a degustar sus riquísimos pasteles, que llenan sus escaparates. Este salón de té está siempre lleno ya no solo por su céntrica ubicación, en la Rue de la Liberté, sino también por su riquísima variedad de dulces que también sirven para llevar. ¡Imposible pasar sin entrar!Su decoración interior, con pequeñas mesas de madera te ofrecerán un agradable descanso junto a familias, estudiantes y turistas que pasarán desapercibidos. Acompaña tu dulce y suculenta elección de un té a la menta, típico marroquí, y disfruta de la buena compañía y del ambiente que te rodea.
Le Marquis de l’Orient
Un restaurante donde encontrarás aquello que busques.
Buena comida y decoración.
Todo lo que un cliente busca en un restaurante marroquí lo encontrará en este lugar de la Rue Boughtour. Está abierto hasta las 24 horas, algo extraño en la ciudad. Encontrarás comida francesa en una decoración moderna repleta de retratos de la realeza en sus paredes. Sus muros blancos con toques dorada y sus espejos y sillones ponen la guinda a un interiorismo de lujo. Su carta gira en torno a una exquisita cocina francesa y a una deliciosa oferta de pescados del día. ¡Impresionante!
Le Mirage
Un sabor inolvidable y gran calidad de productos, no dejes de visitar este hotel restaurante.
Degustar un pescado mirando al mar.
Si quieres probar el mejor pescado al horno de tu vida aprovecha tu visita al Cabo Espartel para acomodarte en los bonitos asientos de Le Mirage de Tánger, con unas vistas impresionantes del océano o directamente. La especialidad es el pescado que varía según el día y lo que los pescadores hayan logrado traer del mar en las zonas próximas. También podrás degustar platos típicos marroquís rodeado de un ambiente selecto y a la vez cercano que caracteriza a este hotel de la costa. Déjate aconsejar por los camareros que te recomendarán la sugerencia del día. A continuación podrás tomar una copa tranquilamente en su bar con piano en directo.
San Remo
En un rincón escondido está este pequeño restaurante italiano, buena opción para hacer una parada.
Italia en Tánger.
Si quieres disfrutar de un buen pescado o de un riquísimo plato italiano ven hasta la Rue Ahmed Chaouki donde encontrarás un ambiente muy distendido y una carta con deliciosos manjares. ¡Si no lo encuentras no desistas! Es un local pequeñito con un entresuelo desde donde podrás ver en el comedor a los locales y a los turistas que se acercan hasta aquí por sus riquísimas salsas de acompañamiento. Rape, lubina, macarrones, tortellini, ricas verduras del día... Merece la pena el dinero que, aunque comparado con otros países no es caro (como todo Tánger en general), para los bolsillos locales sí sería considerado elevado.
Mirador de los Perezosos
Contempla otro punto de vista desde este mirador, por algo llamado De los Perezosos.
El mirador donde ver la vida pasar.
Antes de llegar al puerto te llamará la atención un lugar curioso, repleto de tangerinos que se dedican a ver la vida pasar. Es el Mirador de los Perezosos que toma su nombre de la costumbre de los vecinos de pasar horas y horas admirando el puerto, la bahía y las increíbles vistas del Estrecho siempre con algún barco ondeando sobre las olas. Siéntate como uno más y mira al infinito, imagina y disfruta. Ellos comen, fuman, charlan, pero, sobre todo admiran y miran. En el horizonte los cargueros y los barcos de pasajeros son continuos, por lo que diversión no te faltará.
El puerto pesquero
Descubre la vida diaria del puerto, su ordenado desorden de barcas y gaviotas intentando llevarse su ración de pescado.
Un espectáculo de caos organizado.
Es el motor de la ciudad. Aunque pueda parecer un caos, este lugar de llegada tanto de mercaderías como de turistas y locales, llama la atención por su juego de luces de colores. Su magia se mezcla con los tangerinos mientras pasean por la zona y las gaviotas vuelan sobre los barcos en busca de algún pescado. Es todo un placer para el visitante asomarse hasta este balcón y respirar el aroma a mar, mientras ves los barcos balancearse y las redes acumularse en el muelle para su arreglo. Camina por su paseo marítimo hasta la Playa Malabata donde hay gran cantidad de cafés, restaurantes, hoteles y clubes de copas de construcciones modernas. Estás en una de las zonas más bonitas de la ciudad.
Perderse por la medina
Callejea y conoce los rincones más secretos de esta encantadora parte de la ciudad.
Callejear y perderse por sus callejones.
Sin lugar a dudas no te puedes ir sin perderte por las zigzagueantes callejuelas de la medina tangerina. Disfruta de tu paseo mientras te asombras con la arquitectura de las casas arabescas y el diseño de sus puertas y ventanas y sus miradores, donde tendrás unas vistas impresionantes. La zona se mantiene impasible ante el paso de los años, con su esencia y encanto. Mientras te pierdes por este laberinto, (¡que te vas a perder por mucho que lo quieras evitar!) encontrarás gran cantidad de pequeñas tiendas y puestos ambulantes con objetos inimaginables. Suele ser una zona muy tranquila y te encontrarás, además de a muchos turistas despistados, muchos locales que se van a ofrecer a ser tus guías. Si no lo deseas, rechaza con amabilidad sus propuestas.
Palacio Moulay Hafid
Bien para asistir a algún evento o para visitar sus jardines, es un lugar que deberá estar en tu agenda.
Un lugar lleno de actividades culturales.
En la actualidad es posible acceder al Palacio de las Instituciones Italianas, construido en el S. XX por el sultán Moulay Hafid, y maravillarse con este espléndido lugar aprovechando algunos de sus conciertos o representaciones teatrales. Además, se celebran aquí eventos culturales como el Salón Internacional del Libro, el Festival Tanjazz o el Festival Mediterráneo. Podrás acceder libremente a su impresionante jardín y patio con su gran variedad de árboles y plantas aromáticas.
Barrio Marshan
A las afueras de la muralla, encontrarás estas callejuelas llenas de flores para disfrutar de un buen té.
Un barrio muy colorido y agradable.
Saliendo de la kasbah y cruzando la muralla se encuentra el barrio Marsahn, que aloja casas y mansiones construidas con una arquitectura más novedosa que la de la medina y con influencias más occidentales pero que, aún así, llaman mucho la atención. Pasea por sus calles, descubre sus jardines y llega hasta la necrópolis fenicia donde verás los restos de las tumbas esculpidos sobre las rocas mientras admirarás privilegiado desde este curioso ‘balcón’ la inmensa bahía que baña Tánger. Después, date un respiro en el Café Hafa. Hasta aquí llegan diariamente gran cantidad de visitantes que no se quieren ir de la ciudad sin tomar un té con menta en su maravillosa terraza escalonada sobre el acantilado, rodeada de naturaleza y que otea el Estrecho y la costa española. ¡Un auténtico lujo!
Cabo Espartel
Un tranquilo paseo con inmejorables vistas y una visita al faro para rematar el día.
Donde se unen dos mares.
Da un largo y tranquilo paseo por las playas que llegan hasta el cabo Espartel, punto de unión del Mar Mediterráneo con el Océano Atlántico, adonde podrás llegar en autobús. Una vez aquí te llamará la atención el pequeño faro que se alza majestuoso sobre el cabo. Si tienes suerte y está el farero (y tiene ganas), quizás por una pequeña propina puedas acceder al interior, que data del siglo XIX y guarda gran cantidad de imágenes de todos los faros del mundo. Disfruta del entorno, de su mar frente a los acantilados. Si tienes hambre o sed podrás tomar algo en su terraza mientras ves la puesta de sol.
Cuevas de Hércules y Cabo Espartel
Busca tiempo y acércate a conocer esta bellísima zona rodeada de mar.
Una obra de la naturaleza.
Son solo 20 kilómetros los que separan Tánger de estas cuevas naturales producto del oleaje y de la fuerza de las mareas sobre las piedras. Es un lugar muy visitado los fines de semana por lo que es fácil llegar en autobús. La zona está muy preparada para los visitantes, con puestos de souvenirs y lugares donde descansar. Una vez accedas hasta las grutas, fíjate: tienen la forma del continente africano. Quédate aquí hasta ver el atardecer, mientras el sol baja sobre el mar verás unos colores y unas luces que te harán sentir en el paraíso.
Parque de la Mendoubia
Acércate a descansar del bullicio y ver la gente pasar.
Un oásis de paz en la ciudad.
Dejar atrás el ajetreo del Gran Zoco y entrar en este paraíso de paz y tranquilidad es una sorpresa para todos los turistas que pasean por la ciudad. Al llegar a estos jardines te llamará la atención ya no solo la tranquilidad sino el cambio radical de ambiente ya que aquí verás a tangerinos descansando o paseando o a las mujeres ataviadas con sus coloridos vestidos de camino al mercado entre los enormes árboles y plantas, entre los que destaca su gran higuera y sus dragos centenarios, y entre los grandes cañones de bronce, que datan del S. XVII. Entra a los jardines, pasea por sus caminos, siéntate en un banco y tómate un respiro.
El Pequeño Zoco
Callejear, esa es la mejor manera de conocer los rincones con más encanto de Tánger.
Un laberinto de calles para perderse.
Visitar Tánger es deambular por sus calles y descubrir el corazón de la medina. Adéntrate en el Pequeño Zoco, a muy pocos metros de la Plaza del 9 de abril de 1947 y piérdete por sus estrechas callejuelas repletas de cafés, hoteles y, por supuesto, turistas y llegarás hasta este cruce de calles en pleno centro de la medina que desembocan en esta curiosa plaza donde sentarte y mirar cómo pasa la vida entre las manos de los habitantes de la ciudad. Siéntate en alguna de las terrazas de los cafés (Tingis, Fuentes o Central) o restaurantes, pídete un típico té con menta y embóbate mientras ves pasar a los locales por esta mítica plaza. Hasta hace poco, no era difícil encontrar en sus terrazas a muchos artistas y literatos que se acercaban hasta aquí para inspirarse para sus obras.
La kasbah
Un paseo por sus calles para ver pasar la vida fuera del turismo.
La parte alta de la ciudad.
Si hay un lugar donde los enemigos no podían entrar en Tánger era en la Kasbah: la parte alta de la ciudad que está fortificada y aislada de la propia medina por una muralla que la rodea y la convierte en una zona aún más segura dentro de la ciudad amurallada abierta solo con sus puertas. Accede a ella a través de la Rue de la Kasbah y admira los antiguos palacetes y casas residenciales que esconde. También puedes llegar desde el Pequeño Zoco a través de la Bab Haha o la Bab al-Assa. En un paseo por sus calles descubrirás un ambiente diferente al resto de la medina ya que los que viven aquí mantienen sus costumbres desde hace años alejados del turismo del resto de la ciudad. En sus callejuelas te encontrarás galerías de arte, bazares y pequeñas tiendas por las que parece que no ha pasado el tiempo. En la plaza de la Kasbah, desde donde tendrás unas vistas privilegiadas de toda la bahía, también te encontrarás con la mezquita Bit El-Mal de la que destaca el minarete octogonal.
La muralla
Un importante lugar para la historia de Tánger, hoy día un monumento imprescindible.
La defensa de la ciudad.
¡Ojo avizor! Desde aquí, hace años se mantenía la vigilancia de la bahía. Debido a la situación estratégica y privilegiada de la ciudad, en la zona norte de Marruecos, frente al Estrecho de Gibraltar, la muralla evitaba el avance enemigo. La muralla mantenía así a salvo la kasbah y la medina, donde se situaba el poder político. En la zona norte verás la Bab Haha y la Bab al-Assa, (también conocida como Puerta de los Azotes, ya que aquí azotaban a los ‘pecadores’ en público), que comunican la kasbah con la medina mientras que en el sur está la Bab Fahs, que comunica la medina con el resto de la ciudad . Pasea por la medina hacia el puerto y sal por la Bab el Bahr (Puerta del Mar) que se abre majestuosa frente a la inmensa bahía con sus fortines, el Borj el Hadjoui y Borj el Mosra y sus cañones aún situados para enfrentarse a los enemigos. ¡Barco a la vista! Y si era enemigo… ¡Zas! Se lanzaban los cañones contra él. Para tener unas vistas preciosas continúa hacia el norte y acércate hasta el Borj el-Baroud ya que desde aquí podrás tener unas maravillosas vistas del puerto.
Cabo Malabata
Este lugar te ofrece vistas, diversión y relajación, ¿qué más puedes pedir?
Para pasar un día de sol y relax.
Siguiendo la costa de Tánger hacia el este, a unos 10 kilómetros, se encuentra la zona del cabo Malabata que, aun estando cerca, parece que está alejada. Aquí desaparece el bullicio y la gente: solo existe el sonido del mar y el brillar del sol. Descubrirás calas y playas paradisíacas para bañarte o tomar el sol (o la luna). Continúa hasta llegar al faro del cabo que ofrece unas vistas espectaculares del Estrecho y de la ciudad. Si continúas con tu viaje llegarás hasta un pequeño puerto donde los fines de semana se celebra un zoco tradicional, alejado del turismo de Tánger.
Museo Dar es-Shorfa
Sus exposiciones te ayudarán a comprender mejor la cultura del país y su historia.
Un museo para recorrer la historia del país.
En el museo de arte marroquí, en la plaza de la Kasbah, encontrarás esta sección del palacete que alberga importantes piezas arqueológicas procedentes de diversos asentamientos romanos cercanos como Volubilis, Uxus, Banasa y Cotta.No te pierdas el mosaico de la Diosa Venus además de otras piezas -desde la prehistoria hasta la época fenicia-. En un recorrido por sus instalaciones podrás conocer la historia de la ciudad y admirar de cerca tumbas y sarcófagos de la época de los romanos. Pasea por sus plantas y no te vayas de aquí sin admirar su pintoresco jardín andaluz, un remanso de paz y un oasis de silencio en pleno centro de la ciudad.
Museo de la Kasbah
Un impresionante edificio con múltiples tesoros en su interior, ¡no te lo pierdas!
Todo tipo de objetos para conocer mejor el país.
Llama la atención la arquitectura de este bonito edificio, Dar-el-Makhzen (Casa del Gobernador), construido alrededor de dos curiosos patios de columnas donde la luz adquiere ese color especial que solo se ve en Marruecos. El palacio, construido a finales del siglo XVII, fue uno de los lugares donde se alojaba el sultán del país, de ahí la belleza y suntuosidad de su arquitectura y decoración. ¡No pierdas la oportunidad de disfrutar de sus preciosos techos y de la magnífica cúpula que corona la sala principal! No fue hasta 1922 cuando abrió sus puertas como museo de arte marroquí para permitir que, tanto locales como turistas, descubriesen el arte y la historia del país: joyas, armas, pieles, encuadernaciones antiguas, instrumentos, telas, manuscritos y todo tipo de objetos antiguos. Y pon a prueba tu pericia: busca la solución para abrir la gran caja fuerte de hierro donde se guardaban los objetos más valiosos del sultán.
Sinagoga Nahón
Encargada de recopilar los objetos de todas las sinagogas, acercarte hasta ella no te dejará indiferente.
Una sinagoga en la medina de Tánger.
¡Increíble pero cierto! Encontrarte una sinagoga en plena medina de la ciudad es algo curioso para los turistas que diariamente recorren sus calles repletas de casas blancas. Más de 100 años después, la Sinagoga Nahón sigue majestuosa en la Rue Cheikh El Harrak, entre el Gran y Pequeño Zoco aunque en la actualidad es un reconocido museo que recoge todos los objetos de culto del resto de sinagogas de la zona. De su interior te llamará la atención la gran cantidad de lámparas que cuelgan del techo así como su estilo arquitectónico que mezcla el arte mudéjar con elementos del barroco español y, por supuesto, islámicos. No pierdas la oportunidad de acercarte hasta el cementerio judío con unas vistas impresionantes del puerto, donde encontrarás lápidas hebreas muy antiguas que, como en otros camposantos similares, no mantienen ningún orden. Aunque reconocerás las más antiguas porque están prácticamente enterradas bajo el suelo y cubiertas por muchas otras piedras de granito más actuales.
Instituto Cervantes
El centro español más reconocido no podía faltar en Tánger, un lugar para visitar y ver sus exposiciones.
El Instituto Cervantes también en Tánger.
En la zona más nueva de la ciudad, en la Rue de Belgique, muy cerca de la mezquita de Mohamed V se encuentra la gran sala de exposiciones del Instituto Cervantes. Si prefieres acercarte hasta la sede del Instituto da solo unos pasos hasta Avenue de Sidi Mohamed Ben Abdellah donde tendrás toda la información que necesitas sobre cursos de idiomas, charlas, conferencias o exposiciones. También podrás acceder a su magnífica biblioteca de investigación con más de 100.000 ejemplares de la literatura española e hispanoamericana. ¡Seguro que encuentras más de uno que no habías visto nunca!
Fundación Lorin
Una exposición de fotografía permanente para conocer de primera mano la ciudad.
La historia de Tánger a través de fotografías.
Muy cerca del Gran Zoco se encuentra este museo, creado por Philippe Lorin y alojado en una antigua sinagoga en la Rue Touahine. Está dedicado, en especial, al mundo de la fotografía, con la intención de que el visitante se traslade hasta los lugares presentados en cada una de las instantáneas. ¿Quieres conocer cómo era el Tánger de mediados del S.XX? ¡Con un paseo por sus salas podrás saberlo! Verás sus años de apogeo, cuando no era extraño encontrarse por las calles o terrazas a grandes artistas como el escritor Paul Bowles. Además de las exposiciones fotográficas también se celebran cursos, conferencias y charlas para pequeños y mayores.
Galería Delacroix
Cuna de muchos artistas, siempre está bien visitar esta galería y conocer las últimas novedades.
Pequeñas exposiciones de arte con mucho encanto.
En el Instituto Francés, situado en la Rue de la Liberté, encontrarás esta galería de arte de entrada gratuita con exposiciones temporales que pretenden mostrar la legendaria unión entre el país galo y la ciudad marroquí. Sirve de escaparate tanto para artistas locales como para franceses, que participan tanto en exposiciones como en coloquios. Durante sus más de 40 años de historia, ha servido como punto de reunión para escritores, pintores y artistas de todos los campos que buscan una ubicación donde no solo mostrar su obra sino hablar de ella y explicarla.
Museo del Legado Americano (TALIM)
En plena medina te encontrarás este pedacito de Estados Unidos.
Un reconocimiento a las buenas relaciones.
En la medina, muy cerca del Gran Zoco se encuentra este edificio que fue el primero que tuvo Estados Unidos en el exterior, y que conmemora la buena relación de este país con Marruecos en el ámbito diplomático, cultural e histórico. Fue un regalo que data de 1821. Hoy es un museo y nada tiene que ver su ambiente con el resto de Tánger: un edificio que tiende más al estilo europeo con mobiliario moderno que alberga una colección de grabados y fotografías antiguas. Su patio es estupendo y también encontrarás una gran biblioteca, una sala de conferencias y un centro de idiomas que se concentra en estudios de la lengua árabe.
Hotel Ville de France
Aunque no esté disponible, acércate a conocer su historia cargada de arte.
Un lugar emblemático en Tánger.
Aunque ya está restaurado, puede que aún no esté abierto al público. Da igual, no dejes de acercarte al Hotel Ville de France, muy cerca de la Place de France. Merecerá la pena ver el exterior de este legendario lugar donde Delacroix y Matisse solían alojarse cada vez que visitaban la ciudad buscando inspiración. Este último, de hecho, consideraba la ciudad como su paraíso ya que la luz de la ciudad es muy especial como también lo son sus colores, que plasmaba a la perfección en sus obras con ese cielo azul tan característico de la zona norte de África. De hecho, uno de sus cuadros más famosos, ‘Paysage Vu d'une Fenêtre’ lo pintó desde una de las habitaciones de este precioso e histórico hotel. Pasea por sus alrededores y disfruta de las vistas e imagina cómo era la vida en este lujoso lugar que, en una época pasada fue el auténtico centro del arte y la cultura mundial.
Mausoleo y mezquita de Sidi Buarrakia
Una pequeña mezquita que te transmitirá tranquilidad y belleza.
Homenaje al patrón de la ciudad.
En la Rue Hassan II encontrarás una pequeña mezquita con un minarete blanco rodeada por un cementerio que llama la atención. Hablamos del santurario y mausoleo dedicado a Sidi Mohammed el Hadj Buarrakia, patrón de Tánger y centro de peregrinación tanto de locales como de turistas, en especial en las fechas alrededor a la conmemoración de su muerte. Encontrarás una pequeña capilla bajo su minarete y la tumba de este histórico profeta que luchó contra la ocupación inglesa de la ciudad. A través de una puerta podrás acceder hasta el cementerio, un oasis de tranquilidad alejado del ajetreo de las calles de alrededor.
Castillo de Perdicaris
Un castillo medieval en el pulmón de Tánger que ir a visitar y admirar.
El castillo en el monte.
A unos veinte minutos del Gran Zoco, en la Route Sidi Mesmoudi sorprende encontrarse con un pequeño y curioso castillo medieval. Aunque lamentablemente está cerrado al público en la actualidad merece la pena acercarse hasta aquí para pasear por sus jardines y admirar la hermosura de la arquitectura de esta construcción que data de 1872. Llama la atención que en una ciudad como Tánger, rodeada por árboles y vegetación del monte, se encuentre esta fortaleza con sus torres romanas y una construcción parecida a lo que conocemos como ‘cottage’. Un imprescindible para no olvidar visitar en la ruta de viaje. Además, es curiosa la historia que se esconde detrás de la familia que habitaba este castillo durante la temporada estival: los Perdicaris. El patriarca, Ion Perdicaris, de origen griego aunque nacionalizado americano fue protagonista del secuestro más famoso del siglo XX debido a la fortuna que había conseguido gracias a la compra y posterior venta por mucho más valor de unos terrenos de lo que, en la actualidad, conocemos como Nueva York. Mientras Ion Perdicaris y su hijo comenzaban su verano aquí, en este idílico lugar, fue secuestrado.
Palacio y tumba de Sidi Hosni
Las excentricidades de la mujer más rica del mundo tuvieron su momento en este palacete.
Un palacio con mucha historia entre sus paredes.
Era la residencia de verano de Barbara Hutton, una de las mujeres más ricas del mundo en el siglo XX. Subiendo desde el Pequeño Zoco por la Rue des Almohades te toparás con este palecete del que llama mucho la atención la decoración de sus puertas y ventanas y sus muros albergan algunas de las historias más rocambolescas de la ciudad. Hutton, que estuvo casada con el actor hollywoodiense Cary Grant, era lo que ahora se llamaría una reina del papel cuché, no solo por sus siete matrimonios sino por sus excentricidades y fiestas continuas repletas de lujo como si se tratara de una auténtica princesa marroquí. Aunque este palacio ya está en desuso, imagina la época en la que las botellas de champán y el caviar nunca se acababa, los dátiles se rellenaban de hachís o cuando Barbara Hutton, según cuentan, llegó a comprar un título de rey a un monarca indonesio como regalo a uno de sus muchos maridos.
Iglesia anglicana de San Andrés
Cedida para los anglicanos, merece la pena visitarla para ver su estilo arquitectónico.
Gran mezcla de religiones en la ciudad.
Este lugar, que data de principios del siglo XX, está construido sobre un terreno que el rey Hassan I donó a la comunidad anglicana a finales del siglo XIX. Lo que en principio era una pequeña iglesia se tuvo que ampliar, ya que la comunidad religiosa de británicos que poblaba la ciudad iba aumentando y el lugar para celebrar los actos religiosos se quedaba pequeño. Se decidió construir St. Andrews Churc, con sus paredes blancas y una torre que se asemeja a un minarete de las mezquitas de manera que no desentona con el resto de construcciones de Tánger. Mantiene el sabor árabe aunque su cruz sobre la puerta ‘avisa’ a todo aquel que entre que no profesan la fe islámica. Descubre a su alrededor el cementerio anglicano con lápidas en las que yacen todos los británicos que vivieron aquí y tuvieron cierta importancia en la vida social.
La Catedral de Tánger
Con más de 50 años en pie, esta catedral está perfectamente integrada en la ciudad.
La catedral española.
Aunque comenzó a construirse en 1956 no fue hasta 1961 cuando se finalizó la obra de esta construcción modernista. Popularmente conocida entre los locales como la Catedral Española, este edificio de color blanco se convirtió en un símbolo de la presencia española y de la orden de los franciscanos en el país marroquí. Construída frente a una de las mezquitas de Tánger, la de Mohammed V (Sidi Bouabid, 55), además de su fachada, de su interior llaman la atención sus grandes vidrieras de colores colocadas tras el altar que se convierten en un foco de luz natural para el interior del templo. Curiosamente, durante años la torre que preside la Catedral católica fue el punto más alto de la ciudad pero para evitar este ‘récord’ construyeron la Gran mezquita.
Un paseo por las mezquitas
Visita alguna de estas mezquitas y déjate impresionar por su arquitectura y colorido.
El encanto de Tánger.
Pese a que si no eres musulmán no podrás acceder a las mezquitas de la ciudad merece la pena acercarse hasta ellas para admirar y fotografiar sus fantásticas portadas y minaretes. Para conocer a fondo la cultura islámica no hay como esperar en los alrededores y ver entrar a los adultos que acuden al interior para orar (en la actualidad se utilizan altavoces para llamar al rezo). Cuando estés en el Gran Zoco, en una de las esquinas de la Plaza 9 de abril de 1947 verás la mezquita Sidi Bou Abid con su gran minarete de cerámica. Cuando te acerques hasta el Pequeño Zoco, en dirección al puerto, encontrarás la Gran Mezquita de Tánger (Rue de la Marine) que llama la atención no solo por su tamaño sino también porque fue lugar de culto de varias civilizaciones durante años. ¡Incluso fue una catedral! En la Plaza Kouait está la mezquita Mohammed V y en la Plaza Jamia El Arbia la mezquita Souriyine, más conocida como la mezquita Siria.
La antigua plaza de toros
Una antigua plaza de toros sin actividad, pero con proyectos para retomarla, te espera en la ciudad.
La prueba de la influencia española.
No hay duda de que Tánger es una ciudad muy influenciada por la cultura española. Seas taurino o no, te llamará la atención descubrir en medio de este lugar de contrastes una plaza de toros que data de 1950 aunque dejó de funcionar en 1970. Este coso, que podía albergar hasta 13.000 personas, acogió en su época de apogeo a grandes figuras del toreo tangerino y español. Curiosamente, es una de las únicas tres plazas de toros que hay en el continente africano. Aunque está cerrada y no se puede visitar hay varios proyectos en marcha para convertir la plaza en un recinto de eventos. Mientras tanto, pasea y admira su fachada y disfruta de lo que, en su día, fue el centro del toreo del país.
Los restos del Teatro Cervantes
Apenas queda algo de lo que fue, pero guarda su esencia y millones de historias de la farándula. Merecida visita.
Recuerdos del esplendor del pasado.
Aunque es una lástima verlo prácticamente derruido, todavía mantiene su esencia este maravilloso edificio donde se concentró la vida dramática y artística de la ciudad durante mucho tiempo. Aunque no se puede entrar y los escombros entristecen, míralo por fuera, admira su impresionante fachada de azulejos amarillos e imagina cómo era la vida aquí en su pleno apogeo, cuando el aforo de 1.400 asientos se completaba y cuando los mayores eventos culturales y de ocio se celebraban en su magnífica sala -albergando grandes obras de teatro y actuaciones de artistas españolas como Carmen Sevilla o Lola Flores-, antes de que las ventanas se tapiaran con madera y quedara en el olvido.
Documentación para viajes de turismo
Encuentra tu viaje a Tánger