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Guía turística: qué hacer y ver en Ginebra
Una ciudad internacional en pleno centro de Europa.
En pleno centro de Europa nos encontramos una ciudad rodeada por montañas, prácticamente colindante con Francia y situada en la embocadura del Rio Ródano a orillas del Lago Lemán. Así es Ginebra, sede de numerosas organizaciones internacionales, gubernamentales y no gubernamentales, dándole un sabor cosmopolita sorprendente en una ciudad de su tamaño. Menos sorprendente: para muchos, Ginebra es la ciudad que ofrece la mejor calidad de vida urbana del mundo... una calidad que tú también puedes disfrutar explorando su centro histórico, sus parques, y sus monumentos, placeres que no te debes perder.
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Compras para todos los presupuestos
Tiendas comerciales o exclusivas, más o menos económicas, busques lo que busques, ¡lo encontrarás!
Opciones para todos los bolsillos.
Si lo tuyo no son los grandes lujos y prefieres ir de compras sin gastarte demasiado dinero, en los alrededores de la catedral, en la Rue du Marché en la cercana Place du Molard, en la Rue de la Croix d’Or (una de las calles comerciales por excelencia) y en sus calles adyacentes podrás pasear mientras admiras los escaparates con las últimas tendencias de las tiendas más caras, y también entrar en las más baratas o en los grandes almacenes de ocio. En esta zona también encontrarás prácticamente todas las franquicias internacionales de moda a bajo precio, así como pequeños locales donde venden camisetas, gorras, sudaderas o zapatillas de marcas suizas, farmacias, librerías, comercios tradicionales y alguna que otra cafetería donde sentarse a retomar fuerzas con un delicioso café.
Tiendas para turistas en Rue des Alpes
Variedad de souvenirs de todas las formas y colores.
Swiss Corner.
Si eres de los que siempre vuelven de sus viajes con algún detalle para familiares o amigos, o de los que guardan recuerdos de los sitios que han visitado, no te puedes perder Swiss Corner, una conocida tienda de souvenirs situada en la Rue des Alpes. En ella podrás elegir entre los productos típicos de Ginebra, ya sea un reloj de cuco, una navaja suiza o, incluso, una pluma Mont Blanc. Sin embargo, no sólo aquí podrás comprar algún regalo ya que en todos los establecimientos que plagan la zona de la Ciudad Vieja encontrarás souvenirs. Te recomendamos que no te marches de esta golosa ciudad sin llevarte de recuerdo chocolate suizo, producto del que siempre disponen en una gran variedad y tamaños.
Plaine de Plainpalais
Mercados de alimentación, antigüedades, pintura, música, etc. Hasta lo más impensable podría estar aquí.
De todo un poco.
Plaine de Plainpalais es una zona donde, prácticamente todos los días, podrás pasear entre sus puestos, y comprar productos locales. Este mercado tradicional al aire libre atrae diariamente a un gran número de expertos y curiosos en busca de ese objeto que nunca habían pensado encontrar. Rodeado por el Boulevard Georges-Favon y la Avenue Henri Dunant, los martes y viernes los comerciantes colocan ofrecen su fruta y verdura, carne, pescado, vino, queso suizo y especialidades de la zona. También en estos días, martes y viernes, los puestos venden libros, litografías y postales. Además, los miércoles, sábados y el primer domingo de cada mes se celebra un mercado de antigüedades, pinturas, discos y música. Por su parte, la Place de la Fusterie, el lugar más versátil de la ciudad, alberga los miércoles y sábados puestos de alimentación y los jueves de artesanía local, velas y baratijas. Si lo visitas en Navidad, encontrarás el mercado de Noel, con productos navideños para decorar el hogar.
Mercados al aire libre que abren todos los días de la semana
Puestos callejeros variopintos y especiales en un ambiente cargado de aroma a flores.
De lunes a sábado.
El colorido de las flores y el olor a plantas y naturaleza invade a todo el que entra a la Place du Molard. Aquí podrás comprar flores pero también admirar las variedades que disponen, dando un paseo por sus puestos y respirando sus aromas. Muy cerca de allí, en la Place de la Madelaine, encontrarás un oasis en el corazón de la ciudad: un mercado de productos manufacturados. Entre las calles de la parte vieja de Ginebra, frente a los tradicionales establecimientos y las mesas de las terrazas de los bares y restaurantes, los comerciantes ofrecen a los locales y turistas una amplia gama de productos realizados en la zona tales como accesorios, pequeñas piezas de bisutería, sombreros, objetos exóticos… Cabe destacar que sólo te podrás tropezar con este paraíso de las compras de lunes a sábado.
Dónde hacerse con el mejor chocolate suizo
‘Rhône’ o ‘Martel’ son las mejores opciones para degustar el exquisito chocolate suizo
Los lugares con el mejor chocolate suizo.
Ginebra no son sólo relojes, parques y el Lago Leman. La ciudad también cuenta con una arraigada tradición chocolatera, un placer del que se puede disfrutar a todas horas, en cualquier rincón de la ciudad y por muy poco dinero. Este producto local que tanto gusta a pequeños y mayores tiene tal sabor aquí, que te encontrarás con texturas y sentimientos que, probablemente, no habías tenido antes. Para gozar de este dulce placer acércate a ‘Rhône’, en la Rue de la Confédération desde 1875 (www.du-rhone.ch), que cuenta con una tienda de bombones y un ‘tea room’, donde probar alguno de sus dulces. Además, también merece atención ‘Martel’, un lugar al que te recomendamos ir sin prisas ya que siempre está lleno de gente. Aquí, además de degustar un buen chocolate caliente o probar sus pasteles, también podrás comer un sándwich o tomar una copa.
Otros grandes almacenes más famosos de Ginebra
Los verás si caminas por la Rue du Marché, la Rue du Rhône o la Rue de la Croix d'Or.
Bon Génie, Globus y EPA.
Paseando por la Rue du Marché llama la atención un estrecho edificio repleto de luminosos escaparates con maniquíes. Se trata de Bon Génie (www.bongenie-grieder.ch), donde, nada más entrar, te introducirás en el exclusivo mundo de la moda de alta gama. En sus tiendas de moda, zapaterías, accesorios y complementos, encontrarás en sus etiquetas los nombres de grandes diseñadores como Armani, Jimi Choo, Balenciaga o Hugo Boss. En la Rue du Rhône está Globus, otro centro comercial que cuenta con tiendas de ropa, joyas, relojes y decoración. Además, podrás acomodarte a tomar algo en el restaurante o beber un vino en el bar de la planta baja. Otro de los sitios multimarca donde comprar todo tipo de productos en Ginebra es el centro comercial EPA, situado en el número 4 de la Rue de la Croix d'Or.
Balexert
El lugar perfecto para disfrutar de un día de shopping.
Compras y ocio en Ginebra.
Con 115 tiendas y 13 salas de cine, este centro comercial de más de 50.000 metros cuadrados es uno de los lugares de compras más grandes de la ciudad. Aquí podrás mirar los escaparates y, si lo deseas, también comprar no sólo moda sino también joyas, bisutería o artículos de decoración, conocer los últimos avances tecnológicos, e incluso disfrutar de una sesión de belleza. Aunque se inauguró inicialmente en 1971, se ha remodelado y ampliado posteriormente hasta en tres ocasiones, pero sin perder un ápice de su esencia. Hasta este gran centro comercial, ubicado en Vernier, podrás llegar en las líneas 10, 14, 18, 51 y 53 del autobús.
Rue du Rhône
Relojes y joyas VIP, este no es un lugar para escatimar.
El eje de las compras más exclusivas.
En ningún otro lugar del planeta encontrarás los mejores relojes del mundo ya que Ginebra cuenta con una industria relojera que se remonta al siglo XVII y, pese a la gran competencia mundial, ha sabido mantenerse. En la exclusiva Rue du Rhône encontrarás Omega, Piaget, Patek Phillipe o la exclusiva joyería Bucherer, donde verás auténticas joyas con las que mirar el tiempo con otros ojos. Al otro lado del puente, en la Rue du Mont-Blanc, espera Swatch, otro típico lugar con relojes producidos en la zona. Si buscas algún tipo de descuento, en esta zona no lo encontrarás ya que aquí los relojes suizos son de mucha calidad pero también tienen un precio verdaderamente alto. Siguiendo por la Rue du Rhône, encontrarás el lujo en estado puro, en sus escaparates podrás admirar diseños de Armani, Gucci, Hermés o Chanel.
Cité du temps
Creativo, inspirador y peculiar, plantéate la relatividad del tiempo mientras cenas en su restaurante ‘Au Phil du Temps’.
Grupo Swatch.
Tal y como su nombre indica, el tiempo en este edificio pasa de una forma diferente a como lo hace en cualquier otro lugar. El grupo Swatch abrió este centro de exposiciones en una señorial edificación en el Pont de la Machine, construido en 1840 para abastecer de agua a las fuentes públicas de la ciudad, aunque fue restaurado en el año 2005. Con un interior lleno de creatividad e inspiración, está dividido en dos plantas, la inferior es el lugar donde se cuestiona la relatividad del tiempo, mientras que, tras subir las escaleras, dos espacios idénticos están dedicados a exposiciones temporales de arte, eventos y conferencias. Durante todo el año también cuenta con una magnífica colección permanente de relojes de la marca. que se remontan a 1983. Desde 2011, en su interior se puede disfrutar de una peculiar experiencia culinaria en el bistró ‘Au Phil du Temps’. No te pierdas detalle en www.citedutemps.com.
Museo Ariana
Siglos de cerámica de todas partes del mundo resguardados en este gran edificio neoclásico.
Homenaje a la cerámica.
En un apacible entorno verde, cerca de la sede de las Naciones Unidas, se encuentra el único museo del país dedicado íntegramente a la cerámica. Con una gran colección de 25.000 objetos, refleja la evolución de este arte durante más de 12 siglos. En el magnífico edificio neoclásico se exponen objetos de cerámica, vidrio y cristal de la Edad Media, pero también otros más modernos y contemporáneos. El proyecto se llevó a cabo gracias a la aportación que Gustave Revilliod, escritor, coleccionista de arte y mecenas, hizo a la ciudad. Aquí encuentrarás loza de Mesopotamia o Delft, otra renacentista, piezas únicas de la tradición suiza además de porcelana china y japonesa que se importó al continente europeo hasta finales del siglo XVIII. Como no podía ser de otro modo, el Museo Ariana es la sede de la Academia Internacional de Cerámica (AIC), una asociación que nació en 1952 y cuenta ya con 400 expertos en cerámica de todo el mundo.
Museo de Carouge
Interesante el museo, y las actividades organizadas según la estación del año ¡Consúltalas y participa!
Carouge por todo lo alto.
Abierto en 1984 gracias a una donación a la ciudad del pintor ginebrés, Emile Chambon, y situado en Carouge, este museo está dedicado exclusivamente al patrimonio de la villa. Siempre de la mano de las tradiciones locales, también organiza exposiciones temporales sobre la vida en la ciudad. Ubicado en una pintoresca casa típica, cuenta con un popular jardín trasero que sirve, a la vez, de lugar de descanso para sus visitantes. Según la estación del año, el museo presenta sus exposiciones en torno a un tema determinado: mientras realizan en primavera conciertos, exposiciones, veladas de cuentacuentos y confererencias; en verano se dedican exclusivamente a la botánica. Por su parte, en otoño relacionan sus actividades con el Concurso Internacional de Cerámica; y en invierno, el museo reserva sus salas para que los artistas locales tengan la oportunidad de mostrar sus obras. Toda la información sobre las exposiciones en www.carouge.ch/jahia/Jahia/accueil/pid/41.
Museo Olímpico
Espíritu olímpico y la oportunidad de revivir los hitos que han marcado la historia del deporte.
Preparados, listos, ¡ya!
Si lo tuyo es el deporte y la historia olímpica, no hay nada mejor como aprovechar la visita a Lausanne, sede del Comité Olímpico Internacional, para visitar el Museo Olímpico. A través de diversos vídeos, reportajes, entrevistas, imágenes y muchas actividades interactivas podrás revivir el primer 10 en gimnasia obtenido por Nadia Comanecci en Montreal 1976, las ocho medallas de oro de Michael Phelps en Beijing 2008 o el salto de 8,9 metros de Bob Beamon en México 1968. Pero no todo queda en los hitos históricos, sino que también se muestra la lucha del COI por mantener el famoso espíritu olímpico y todo lo que gira en torno a estos Juegos desde las consideradas I Olimpiadas de Atenas 1896. Como curiosidad, en una de sus salas se exponen las diversas antorchas, medallas, zapatillas y uniformes deportivos para poder ver cómo han evolucionado.
Institut et Musée Voltaire
Aprende sobre Voltaire en el recorrido por esta casa museo, antiguamente hogar del filósofo.
‘Les Délices’.
La casa ginebresa conocida como ‘Les Délices’, situada en la calle del mismo nombre y donde vivió Voltaire entre 1755 y 1760, acoge en la actualidad un museo dedicado al ilustre francés. Además de las pinturas y retratos tanto del propio filósofo como de sus contemporáneos, aquí encontrarás una rica colección de objetos de la época como cartas, autógrafos y recuerdos que guardaba. Esta casa, que también es la sede del Instituto Voltaire, dispone de una gran biblioteca con más de 25.000 volúmenes, más de un millar de manuscritos y numerosos documentos iconográficos. Conjuntamente acoge un centro de documentación e investigación de Voltaire y de todo el siglo XVIII, abierto a los investigadores y lectores con ganas de profundizar en su vida y obra. Además de su interesante colección permanente, el museo, inaugurado oficialmente en 1954, también cuenta con una exposición temporal que cambia según la temporada. Prepara tu visita en www.ville-ge.ch/imv.
Las marionetas, un arte por el que no pasa el tiempo
Pequeños y mayores disfrutarán de esta viva y colorida muestra de 200 marionetas llegadas de todas partes del mundo.
Un arte por el que no pasa el tiempo.
No hace falta viajar con niños para trasladarse a la infancia y disfrutar del original Museo de las Marionetas. Además de una colorida exposición con más de 200 marionetas de 25 países, también organizan clases de cómo crear un títere o divertidos espectáculos (en francés, pero muy fácil de entender) que te harán saborear las pasadas tardes de juegos. Situado en la Rue Merle d’Aubigne, junto al Parc de Eaux-Vives, el museo mantiene vivo el arte de contar historias a través de estos mágicos personajes cuya perfección, en la mayoría de los casos, casi los transforma en seres humanos. Al otro lado de la ciudad, frente al Pont des Acacies donde se accede con la línea 1 del autobús, se encuentra el Théâtre des Marionettes de Genève (dev.marionnettes.ch/public.php) donde se pueden ver las nuevas modalidades de marionetas que incluso se van de gira por festivales del mundo.
Casa Tavel
Esta antigua casa debe su nombre y sus enseres a una de las familias más ricas de la ciudad.
Esencia del siglo XVI.
Junto al Museo de Arte e Historia, se encuentra la casa más antigua de la ciudad, convertida en museo y propiedad de una de las familias más ricas de la zona, de la que toma su nombre. Entre sus muros parece que se haya parado el tiempo en el siglo XVI. Pero aquí no existe el atrezo sino que todo son objetos e imágenes usados por la familia Tavel en su vida cotidiana. La cocina y sus enseres, los altos techos pintados, las puertas, los salones, la plata… todo permanece intacto. Tras años de abandono, esta casa-palacio se restauró para preservar el edificio y la colección del interior. En la parte alta se encuentra lo que probablemente sea la parte más interesante de la visita, ‘Le relief Magnin’, una inmensa maqueta construida entre 1880 y 1896 que muestra Ginebra aún con la muralla rodeando la ciudad a mediados del siglo XIX.
Museo Philippe Patek
No podía faltar en la ciudad suiza un museo homenaje a la gran tradición relojera del país.
Relojes y más relojes.
Sobre un suelo alfombrado, en unas salas divididas en cuatro plantas y con unas gigantescas vitrinas de cristal se encuentra una de las más grandes colecciones privadas de relojes del mundo. El tiempo, tan fútil, ha encontrado su hueco en este majestuoso edificio de principios del siglo XX situado en la Rue des Vieux-Grenadiers donde sus estancias muestran la gran tradición relojera del país a través de joyas únicas que han pasado de generación en generación. Una interesante recopilación con la que conocer la historia de esta industria, desde el siglo XVI hasta la introducción de los nuevos avances tecnológicos. Por supuesto, el museo también alberga una gran colección de relojes creados y diseñados por el propio Philippe Patek desde su fundación.
Museo de Arte e Historia
Un recorrido artístico desde la prehistoria hasta nuestros días, con ‘La Adoración de los Magos’ como una de sus principales obras.
Una de las colecciones más ricas de la ciudad.
Conocer cómo vivían hace miles de años las civilizaciones occidentales es posible en este museo inaugurado en 1910 y construido por Marc Camoletti. La colección que guarda entres sus muros es de las más ricas de la ciudad, fruto de la fusión durante años de varios museos y de donaciones de coleccionistas, fundaciones y ciudadanos. Con gran prestigio internacional, a través de su arqueología, relojes y joyas, porcelana, escultura, pintura, dibujos, artes aplicadas e incluso arte contemporáneo ofrece un curioso testimonio directo desde la prehistoria hasta la actualidad. También cuenta con una colección de antigüedades bizantinas, armas, objetos domésticos e incluso vestidos antiguos. Destaca la obra de Konrad Witz, ‘La adoración de los magos’, aunque también tienen en la colección pinturas de la escuela italiana, francesa, holandesa y, por supuesto, suiza. Como dato práctico, deberás tener en cuenta que cierra los lunes. Toda la información en www.ville-ge.ch/mah.
Museo Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja
Ojalá Henry Dunant viere en lo que se ha convertido aquella organización que creó para ayudar a soldados.
Único en el mundo.
Como no podía ser de otra manera, Ginebra, sede de la organización, alberga el único museo destinado a descubrir la historia de la Cruz Roja, conocer cómo desarrolla su trabajo y explorar los grandes retos que persigue. Rompiendo con las características propias de un museo tradicional, este lugar, con tres zonas independientes ideadas por tres arquitectos distintos, ofrece una amplia perspectiva de los períodos y zonas más conflictivos de la historia. Una atractiva cronología interactiva recorre sus 150 años a través de un seguimiento sobre las actividades que realiza en todo el mundo. Abierto todos los días menos los lunes, en sus salas podrás encontrar impactantes imágenes, objetos históricos y presentaciones audiovisuales que muestran el crecimiento de la organización desde sus orígenes de la mano de Henry Dunant, un banquero de Ginebra, para ayudar a los soldados heridos en la batalla de Solferino. Todos los detalles en www.micr.org.
MAMCO (Museo de Arte Moderno y Contemporáneo)
Inmenso popurrí de obras de arte moderno alojado en una antigua fábrica de principios del siglo XX.
62 salas de arte moderno.
Las cuatro plantas de esta antigua fábrica de principios del siglo XX albergan una gran oferta cultural donde disfrutar del arte moderno. Pese a que puede abrumar pasear por sus 62 salas, la nave tiene señalizada el contenido de cada estancia por lo que, si no tienes mucho tiempo, podrás visitar directamente la zona que más te interese. Plagada de instalaciones, esculturas, vídeos, fotografías y pinturas, sus obras se remontan a la década de los 60 hasta nuestros días. Además, el museo está en constante movimiento cultural ya que renueva sus exposiciones tres veces al año. Con una colección de más de 3.000 piezas, de las cuales una tercera parte son propiedad de la institución, desde su apertura en 1994 ha realizado más de 300 exposiciones diferentes. Aunque cierra al público los lunes, todos los primeros miércoles de cada mes se puede acceder hasta las nueve de la noche. Encontrarás toda la información sobre los horarios en www.mamco.ch.
Excursión a Chamonix-Mont Blanc
Territorio francés de este oasis natural a medio camino entre Suiza e Italia, con especial mención a sus impresionantes glaciares.
Miradores excepcionales.
Si eres un apasionado de la naturaleza y llevas las botas de montaña contigo, encontrarás, a menos de una hora de viaje en coche desde Ginebra, Chamonix-Mont Blanc (www.chamonix.com), una ciudad a 1.100 metros de altitud que pertenece a Francia y que está a los pies de la cumbre más alta de Europa occidental. Con excepcionales miradores a los que acceder a través de largos senderos o remontes mecánicos, no hay mejor lugar desde los que poder ver el llamado ‘techo de Europa’, que se sitúa a 15 kilómetros de Suiza y a 15 kilómetros de Italia. Presidiendo todo el valle encontrarás dos gigantescos y fascinantes glaciares: el de Bossons, considerada la mayor cascada de hielo de Europa, y el Mer de Glace, donde podrás visitar la gruta de hielo en un viaje al corazón del glaciar.
Excursión a Gruyères
Si eres un amante del queso, te recomendamos que viajes a Gruyères y visites La Maison du Gruyère, ¡no te defraudará!
Quesos con aires medievales.
A una hora y media de Ginebra en coche, tras pasar Lausanne, se llega a Gruyères, la histórica ciudad medieval famosa por sus deliciosos quesos. En lo alto de la ciudad se encuentra un castillo con más de ocho siglos de historia que fue residencia de los condes de Gruyères y que, desde 1938, se ha convertido en un museo que dispone de un interesante tour guiado (www.chateau-gruyeres.ch) con el que podrás conocer toda la historia de la zona. Si tu pasión es el queso, una cita ineludible es la Maison du Gruyère, situada a los pies del castillo, en la que por siete francos realizarás una apasionante visita con los sentidos al interior de una fábrica de quesos tradicionales, descubrirás los secretos de su elaboración y, dependiendo del horario, verás cómo se fabrican. Toda la información sobre las visitas en www.lamaisondugruyere.ch.
Excursión a Lausanne
En la empinada Lausanne toma buena nota de ese misterioso personaje que enmudece la ciudad cada noche.
Descubre la orilla norte del Lago Leman.
Aunque pueda cansar subir sus pronunciadas pendientes, merece la pena intentarlo para obtener unas espectaculares vistas de la orilla norte del Lago Leman. La localidad está dominada por la catedral gótica de Notre-Dame que tiene un curioso órgano de ocho metros de altura que puede tocarse con un novedoso sistema electrónico desde cualquier punto del mundo. Para subir sus desniveles están las Escaliers du Marché, unas escaleras de madera techadas que servían para unir los mercados medievales y que ascienden por la calle hasta la catedral y la Place de la Palud, donde dos días a la semana se celebra un mercadillo con productos locales. Curiosamente, cada noche de diez a dos de la madrugada, un misterioso personaje se asoma a la torre de vigía y con su potente voz enmudece la ciudad en memoria de los centinelas que avisaban de los incendios cuando Lausanne era de madera.
Escapada a Montreux y su Château de Chillon
Os presentamos a la pequeña joya de la Riviera suiza, encantadora, inspiradora e interesante.
Freddy Mercury la amaba.
Pueblo de paso de los esquiadores en invierno, y parada de muchos ferrys en verano, a 100 kilómetros de Ginebra encontramos la joya de la Riviera suiza, Montreux. Cada media hora, un tren sale desde la estación de Cornavin hasta la ciudad para visitar su hermoso Château de Chillon, un castillo medieval erigido sobre el lago. Pasear por los fríos pasillos de esta fortaleza de cimientos romanos, observar las bóvedas subterráneas y soñar en los dormitorios que aún conservan la decoración original de la Edad Media, cuando era residencia de los condes de Saboya, lograrán trasladarte a épocas pasadas. Para conocer su historia te recomendamos sumarte a las visitas guiadas en www.chillon.ch/en/visit/guided-tour. Como curiosidad, Montreux sirvió de inspiración para artistas, escritores e incluso músicos, como Freddy Mercury, a quién la villa homenajeó con una estatua a orillas del lago. Recomandamos a los amantes de la buena música no perderse el Festival Internacional de Jazz que tiene lugar en julio. Encontrarás toda la información en www.montreuxjazz.com.
Subir con el teleférico a las alturas
Paseos a 1.200 metros por Mont Salève no los aguanta cualquiera. Si eres de los que se atreven, ¡no te lo pierdas!
Acrofóbicos, mejor abstenerse.
Aunque es muy seguro, el paseo en teleférico por el Mont Salève no es recomendable para acrofóbicos. Hay autobuses que van desde el centro hasta Veyrier-Ecole o Veyrier-Douane, muy cerca de la frontera con Francia, y permiten llegar enseguida a los pies de la cabina. Una vez dentro, el trayecto hasta arriba, a unos 1.200 metros de altura, dura apenas cuatro minutos. Si el día es soleado, podrás disfrutar de unas estupendas vistas de la parte sur de la ciudad, el lago y su fuente. Prepara la cámara de fotos porque, en el horizonte, también verás los fastuosos Alpes franceses con el imponente macizo de Mont Blanc. Si te gusta caminar, mete tus botas de montaña en la maleta porque también hay una sendero hasta el pico. No merece la pena acercarse en noviembre y diciembre ya que, debido al mal tiempo, está cerrado.
Un paseo en barco por el lago
Conocer Ginebra desde una lancha motora es una experiencia única. Las instantáneas que conseguirás en el trayecto serán fascinantes.
Típicas ‘mouettes’.
Una de las mejores maneras de ver Ginebra, si el tiempo lo permite, es a bordo de una ‘mouette’ (lancha motora) por el Lago Leman, que operan regularmente desde la Place du Molard hasta Quai du Mont-Blanc y Quai Gustave-Ador. Navegar sobre las famosísimas aguas, acercarse a la Jet d’Eau hasta notar el agua en la cara y las fotografías que podrás tomar de la zona descubrirán la magia y belleza de esta embarcación tan típica de la zona. Hay cuatro líneas de lanzaderas de ida y vuelta de la empresa Mouettes Genevoises Navigation (www.mouettesgenevoises.ch) que, con una frecuencia de 10 minutos, permiten acceder de un punto a otro del lago tanto a turistas como a vecinos que buscan evitar el tráfico. Otra opción de paseo es a bordo del barco de Swissboat (www.swissboat.com), que también realiza cruceros por los alrededores.
Otros recorridos turísticos por la ciudad
Autobús, barco, o segway para descubrir las diversas rutas turísticas.
Maneras diferentes de recorrer la ciudad
En la Oficina de Turismo puedes preguntar por el Geneva Pass, una tarjeta que se puede adquirir desde 25 francos suizos, con la que podrás entrar en los museos, tomar un barco en el lago o realizar una visita guiada de manera gratuita. Si te gusta la aventura, prepárate para colocarte el casco y el chaleco reflectante para subir a un segway. Un guía te acompañará y te llevará a los lugares más característicos y emblemáticos de la Ciudad Vieja, y conocerás Ginebra desde otra perspectiva. Si prefieres viajar en la comodidad de un vehículo, también organizan recorridos de dos horas en autobús que muestran las principales atracciones turísticas, además de mostrar la dimensión internacional de Ginebra. Si quieres, también puedes adquirir el tour que dura tres horas y que incluye una visita al Palais des Nations. Todos los detalles en www.geneve-tourisme.ch/seeing-doing/guided-tours.
Recorridos guiados a pie por la ciudad
Mientras paseas, un guía local te contará los secretos mejor guardados de la ciudad.
Descubriendo el casco antiguo.
Cada sábado a las diez de la mañana, por 15 francos suizos, la Oficina de Turismo de la ciudad organiza, con salida desde su sede en la Rue du Mont-Blanc, paseos guiados por el casco antiguo. Un guía local explica los tesoros escondidos y las curiosidades de cada rincón de la histórica Ginebra, dominada por la Catedral de San Pedro, centro neurálgico de la Reforma. Atravesando sus calles llegarás al Muro de los Reformadores, descansando, eso sí, en alguna de las muchas zonas verdes. Si prefieres disfrutar de un tour privado, con las explicaciones en tu propia lengua, podrás elegir una de las rutas temáticas a pie o en autobús privado. Si lo que quieres es conocer toda la información de la ciudad a tu ritmo, olvídate de los mapas y opta por una audioguía con la que descubrirás el centro histórico sin prisas. Toda la información sobre los precios y opciones en www.geneve-tourisme.ch/seeing-doing/guided-tours.
La pintoresca Carouge
Bohemia comuna plagada de artistas y puestos callejeros de todo tipo, ¡a tan solo 3 kilómetros del centro!
Pintoresca Carouge.
La línea 27 del autobús, desde la estación de Cornavin, te llevará en apenas 20 minutos a esta comuna bañada por el río Arve y situada a tres kilómetros del centro de Ginebra. Repleta de libreros y antigüedades, sopladores de vidrio, relojeros, diseñadores de ropa, sombrereros y restaurantes, Carouge es reflejo de la buena vida suiza. Creada en la Ilustración, durante el día acoge a artistas que buscan el lugar perfecto desde donde admirar las construcciones barrocas, similares a la ciudad de Turín. A lo largo del año se suceden las actividades culturales en sus estrechas callejuelas, el mercadillo de objetos de segunda mano con auténticas reliquias o el concurso de cerámica son algunas de las citas anuales imprescindibles de esta pintoresca villa. Tras una larga jornada de paseo, nada mejor que gozar de sus plazas sombreadas, sus hermosas fuentes y sus muchos patios y jardines. Encontrarás toda la información en www.carouge.ch.
Platos de cocina internacional
Las propuestas gastronómicas más exquisitas de la ciudad, con especial mención a su postre de aromas a almendras, miel y queso.
Vertig’O y Ù Bobba
Una mezcla entre cocina mediterránea y francesa es lo que encontrarás en Vertig’O (geneva.concorde-hotels.es/es/dining/dining01.aspx), a orillas del Lago Leman. En sus fogones, el chef con una estrella Michelin Jérôme Manifacier elabora, desde este restaurante del Hotel de la Paix, menús tradicionales que mezcla con la autenticidad de otros más innovadores. Te recomendamos probar el pescado con alguno de los imaginativos platos de acompañamiento. Por supuesto, no puedes irte sin probar el postre de aromas a almendra, miel y queso. Por su parte, al pie del Parc des Bastions se encuentra Ù Bobba, un local de aire inspirador, con partituras dibujadas en el techo y en las paredes, que es la antesala de las noches de espectáculos en el cercano Victoria Hall o Grand Théâtre. Disfruta de los platos de cocina creativa internacional que te producirán una orquesta de sabores en el paladar difícil de olvidar.
Lugares céntricos y distinguidos para no salirse de la ruta
Si te encanta la fondue y el buen vino, Les Armures es un imprescindible en tu ruta gastronómica por Ginebra.
Calidad local.
Para probar una buena fondue, vinos suizos y productos locales, deberás acércate a Les Armures (www.hotel-les-armures.ch/fr/restaurant-geneve.php). Situado en el hotel del mismo nombre, podrás sentarte en la planta baja, conocida como el salón de los artistas, o bajar al sótano Carnotzet con aspecto de bodega. Además, durante el verano, abren una terraza exterior en una tranquila calle peatonal. Si estás cerca de los teatros y prefieres la gastronomía francesa, te recomendamos Le Lyrique (www.cafe-lyrique.ch), un cálido local con asombrosas lámparas de lágrimas en el techo y grandes espejos en las paredes donde probar exquisitos pescados y ensaladas. Además, en una de las grandes esquinas de la Place du Molard, te sorprenderán los manteles blancos de las mesas del exterior del Café du Centre (www.cafeducentre.ch). Su situación, su barra de mariscos y su amplia carta de vinos hace que, casi siempre, haya que reservar sitio para poder degustar los platos de esta institución gastronómica de la ciudad.
Para degustar cocina suiza
Variedad de quesos, steak tartar, mollejas, asado de champiñones, y demás especialidades suizas que debes.
Lo más típico.
Puesto que estás en el país de los buenos quesos y exquisita gastronomía, te recomendamos acercarte a alguno de los restaurantes típicos que ofrecen comida local para introducirte de lleno en la cultura ginebrina. En Le Patio (www.lepatiorestaurant.ch), lugar típicamente suizo, podrás degustar el steak tartar o su riquísimo filete de ternera bañado con alguno de los vinos de la zona. Abierto de lunes a viernes, también dispone de una pequeña terraza a pie de calle. Para probar las mollejas o su excelente asado de champiñones, te recomendamos Chez Jacky (www.chezjacky.ch), donde encontrarás un ambiente acogedor tanto en el interior como en su terraza cubierta. Más cerca del lago, junto al Parc de Mon Repos, encontrarás La Perle du Lac (www.laperledulac.ch), rodeado de una gran zona verde con unas vistas impresionantes de la bahía. En su magnífico salón, con grandes lámparas y alfombras, descubrirás un mundo completamente diferente al del resto de la ciudad.
Los mejores lugares de cocina francesa
Olor a carne en salsa y patatas recién hechas en Le Relais de l'Entrecôte, ¡delicioso!
Voilà!
Al cruzar el Pont du Mont-Blanc, y tras un paseo por la lujosa Rue du Rhône, podrás tomar un refresco en Le Relais de l’Entrecôte (www.relaisentrecote.fr). En este carismático edificio de 1912, además de este local, encontrarás en los pisos superiores una gran superficie comercial de boutiques y tiendas de moda de lujo. Le Relais de l’Entrecôte tiene una gran tradición ya que sus orígenes se remontan al distrito 17 de París a finales de los años 50. Por supuesto, el olor a carne en salsa y patatas recién hechas abren el apetito a todo el que pasa cerca. Si quieres seguir degustando la maravillosa comida francesa no puedes eludir la Brasserie Lipp (www.brasserie-lipp.com), abierta desde 1986 en la Rue de la Confédération. Un buen lugar al que acudir tras una jornada de turismo, ya que la cocina está abierta ininterrumpidamente hasta casi la una de la madrugada.
Le Mortimer
Su fondant de chocolate y sus precios asequibles merecen una visita a este local de comida francesa tradicional.
París en Ginebra.
Como si se tratara de un café parisino pero en pleno corazón de Ginebra se encuentra este restaurante con decoración de madera. Cerrado los domingos, Le Mortimer, con precios muy asequibles para todos los bolsillos, sirve cocina tradicional francesa aunque también ofrece a sus clientes unos aromáticos cafés a media tarde. Pese a que siempre esté abarrotado, especialmente a la hora del almuerzo, vale la pena acercarse un poco antes y disfrutar de sus especialidades: el cordero al horno y las ensaladas, pero recuerda no saciarte del todo ya que tienes que probar su excelente fondant de chocolate. Esta brasserie, situada en un edificio de 1580 frente a la catedral de San Pedro, es perfecta para acudir con los amigos a pasar una amena velada, tanto en el interior como en su atractiva terraza exterior durante los meses de verano.
Buffet de la Gare
Celigny puede presumir de tener un ‘restaurante-museo’ ideal para un plan romanticón y tranquilo.
Pescados, risotto y carpaccio.
Merece la pena alejarse de la ciudad para llegar, en apenas 20 minutos en coche, hasta Celigny, donde se encuentra este acogedor y romántico restaurante. Se trata de un modesto edificio de ladrillo de 1949 con un exterior de aspecto rústico y envuelto en árboles y hojas verdes que le dan apariencia de un tesoro escondido. Pero, una vez dentro, el ambiente cambia totalmente. Los susurros de las conversaciones combinan a la perfección con los adornos ferroviarios y la señalización antigua, más propia de un museo, que evoca los antiguos vagones de tren. El local está dividido en dos mitades: el restaurante, donde degustar comida tradicional francesa y un excelente marisco, y un pequeño y acogedor bistro que se asemeja más a un bar. En la excelente carta destacan los pescados, el risotto o el carpaccio. Durante el verano se puede disfrutar de la terraza, cubierta por los árboles, en el jardín.
Les Brasseurs
Riquísima cerveza artesanal y flammekueche, una cena ideal para un plan entre amigos.
Cerveza made in Les Brasseurs.
Situado frente a la estación de tren, Les Brasseurs, el único lugar de Ginebra que fabrica su propia cerveza, se ha convertido en un punto de encuentro entre los amantes de esta artesanal bebida que buscan catar su amplia variedad o simplemente pasar un rato agradable entre amigos. Para probarla, nada mejor que pedir uno de los tubos gigantes, que pueden ser de hasta diez litros, con dispensador de grifo que mantiene fría la bebida hasta que se termina. Mientras tomas una refrescante rubia en este gigantesco local, también podrás degustar una gran variedad de platos típicos alsacianos como chucrut, estofado o la especialidad de la casa, los flammekueche, una especie de pizza de masa muy fina que armoniza perfectamente con el sabor de la cerveza. Les Brasseurs tiene tres locales más en el país, uno en Lausana, otro en Nyon y otro en Neuchâtel.
Le Grill
¿Quieres saber cómo cocinan sus sofisticados platos? ¡En Le Grill lo verás en vivo y en directo!
Cocina ‘al aire’.
Con unas vistas espectaculares sobre el lago de Ginebra, este elegante restaurante es apto tanto para comidas de negocios como para disfrutar de una agradable velada. Su cocina ‘al aire’ te permitirá, mientras degustas los platos, admirar las impresionantes vistas y la precisión extraordinaria con la que el chef y sus pinches preparan cada uno de los ingredientes. Le Grill no es sólo un restaurante sofisticado, es un lugar donde vivir una experiencia en pleno Grand Hotel Kempinski (anteriormente llamado Le Palace Hilton), ya que, con la Fuente del Agua y los Alpes de fondo, disfrutarás de unas vistas inigualables. De la carta, te recomendamos los pescados, en especial la lubina, así como el filete y el steak tartar de buey. Descubre este moderno lugar al que, eso sí, no es recomendable ir con la cartera medio vacía ni en vaqueros.
Chez Ma Cousine
Pollo asado, mousse de chocolate, tarta tatin con helado, las tres delicias imprescindibles de este moderno y económico restaurante.
Pollo asado con patatas.
Este moderno y cómodo bar-restaurante francés, con precios muy económicos y de ambiente distendido, es muy típico e incluso cuenta con tres establecimientos en la ciudad. El restaurantes situado en la Place du Bourg, muy cercano a la catedral de Saint Pierre y al Parc de la Treille, fue el primero en abrir en la ciudad. Con una gran variedad de cervezas, el plato estrella de la reducida carta es un rico pollo asado con patatas y ensalada. Por eso, el olor a pollo tan característico al pasar por la puerta impregna toda la sala de este pequeño local. Si, una vez terminado el plato, aún tienes apetito, ya que los platos son bastante grandes, te recomendamos la deliciosa mousse de chocolate acompañada de un capuccino en invierno, o la tarta tatin con helado durante el verano. El menú ronda los 20 euros, algo difícil de encontrar en esa zona de Ginebra.
Le Sud
Clásicos franceses, buen vino, calidad de primera y un aclamado chef en Le Sud.
Disfruta de este paraíso con tes estrellas Michelin.
Comer alguno de sus platos o disfrutar de su aclamado menú de temporada es un auténtico lujo para el paladar. Además de las hermosas vistas al río, este restaurante dirigido por el famoso chef con tres estrellas Michelin, Paul Bocuse, está especializado en comida francesa y en su carta se encuentran productos frescos de primera calidad. En el menú destacan el caviar de berenjena y el tajín de pollo de corral con cous cous de limón y pasas confitadas. Además, para maridar estas exquisiteces, Le Sud cuenta con una bodega de más de 1.500 botellas, entre las que se encuentran las mejores tanto nacionales como internacionales. En el interior, sus asientos rojos y azules destacan entre el blanco níveo de sus manteles. El restaurante también dispone de una terraza exterior, recomendable en las noches de verano, donde podrás disfrutar del río.
Geneve-Plage
Sol, playa, agua y deportes en Cologny. Un plan relajado para toda la familia.
Ocio acuático.
Si eres un amante del ocio acuático, tu sitio está en este rincón de la comuna de Cologny al que podrás acceder en barco-taxi o autobús. Esta amplia playa es un lugar donde evadirse y realizar un poco de ejercicio junto a la orilla del río. Los mayores puedes disfrutar de su piscina olímpica al aire libre o jugar al voleibol sobre la arena mientras que los más pequeños se divierten en la piscina infantil y el tobogán gigante de nueve metros. Tras una ajetreada jornada deportiva podrás mitigar el apetito en el bar o el restaurante, que tiene una terraza con vistas a toda la Genève-Plage. Aunque hay que pagar siete francos para pasar el día entero, es difícil relajarse los fines de semana de mayo a septiembre, ya que se convierte en zona de peregrinación de las familias locales.
The Library of Geneva
Grata experiencia para los amantes de la literatura, este edificio guarda con recelo manuscritos y joyas únicas en el mundo.
Libros y castaños.
Ginebra, ciudad involucrada totalmente con el turismo y la cultura, tiene muchos lugares y museos a los que se puede acceder de forma gratuita. La Biblioteca de la ciudad (BGE) (www.ville-ge.ch/bge/index.html), perteneciente a la universidad, es uno de esos edificios en los que los amantes de la literatura agradecerán perderse. Es recomendable descubrir la sala Ami-Lullin, una zona de exposiciones y conferencias donde varias veces al año se muestran los tesoros más preciados de la biblioteca. Con un gran catálogo que incluye desde el papiro hasta la colección digital, vale la pena acercarse hasta este edificio de piedra para perderse con un libro en los jardines con castaños centenarios que lo rodean. Pese a que hubo una larga pausa durante el siglo XX, este depósito legal es el más antiguo después del de Francia y contiene manuscritos y joyas únicas imposibles de encontrar en el resto del mundo.
The Molard Tower
Aires militares para la espectacular torre, hermosa vigilante de la Place du Molard.
Descubre su histórica puerta.
Esta torre de origen militar, que data del siglo XIV y que formaba parte de la muralla, se erige vigilante en una esquina de la Place du Molard, en el casco antiguo, cerca del Pont du Mont-Blanc. The Molard Tower, que fue utilizada hasta hace casi dos siglos como puerta de entrada y salida para controlar y proteger el puerto de Ginebra, ha sido testigo del pasado comercial de la ciudad. Aunque reconstruida en el año 1591, gracias a sus frisos y escudos de armas, esta torre mantiene la esencia militar y la espectacularidad de las construcciones de la época. No desmerece entrar en su interior ya que, en la actualidad, encontrarás un curioso bar donde tomar unos vinos o aperitivos. A sus pies, además de un grabado que honra la memoria del lugar: ‘Ginebra, ciudad de refugio’, descubrirás una hermosa fuente octogonal con un obelisco de mármol creado en 1771.
Disfrutar de las vistas en uno de los bancos más largos del mundo
126 metros de largo para este verde banco ideal para descansar y contemplar un bonito paisaje.
Disfruta de las vistas.
Tras un largo paseo por la ciudad, te mereces un descanso y qué mejor lugar para sentarse que en un interminable banco de color verde. Situado en el Parc des Bastions, en la parte superior del Muro de los Reformadores, y considerado el más largo del mundo con 126 metros de longitud, muchas personas comparten este original banco mientras toman un tentempié o simplemente tienen un reparador descanso. Así, bajo los frondosos castaños, es muy recomendable dejarse llevar por el entorno, admirar las vistas de las lejanas y a menudo nevadas montañas, y divisar el magnífico paisaje de la ciudad. En ese mismo parque, en la Rampe de la Treille podrás admirar el ‘castaño oficial’ (‘Le marronier officiel’). Este histórico árbol es toda una seña de identidad de la ciudad ya que la aparición de su primera flor, llamada ‘l’eclosion’, marca el inicio de la primavera en la ciudad con una famosa imagen que aparece en todos los medios locales.
Bains de Pâquis
Imprescindible visitar esta curiosa playa con vistas especiales, piscinas en el lago, buen restaurante, paseos en barco, saunas, masajes…
Agua, sol y relax.
A muy pocos metros de la Jet d’Eau y con unas maravillosas vistas al lago, los Bains des Pâquis, creados en los años 30, son una parada obligatoria para todo turista en Ginebra. Además de pasear por sus muelles, si el tiempo lo permite, prepara el bañador y pégate un chapuzón en las piscinas del lago o, si lo prefieres, disfruta de una buena fondue en su restaurante mientras admiras el gran Lago Leman. Esta playa, a la que se accede pagando dos francos suizos, fascina a los amantes del sol y el relax que, durante el verano, disfrutan de una de las vistas más peculiares de la ciudad y en la que, incluso, pueden dar un tranquilo paseo en barco. En invierno, recomendamos especialmente sus saunas y baños turcos, la sala de masajes o las clases de taichí. Encontrarás toda la información sobre los servicios y horarios en www.bains-des-paquis.ch.
La discoteca más grande de Ginebra
Gente de lo más chic y música electrónica en esta exclusiva discoteca.
La discoteca más grande de Ginebra.
Cuando cae la noche, un lugar imprescindible para todo el que se lo pueda permitir es Java Club (www.javaclub.ch), en el Grand Hotel Kempinski. Considerada la joya de la vida nocturna de la ciudad, es el punto de encuentro para la gente más exclusiva de Ginebra ya que ofrece la mejor música electrónica durante seis noches a la semana. Un elegante lugar con una gran pista de baile y con una zona privada donde el atento personal cuida hasta el último detalle. Más céntrico, a unos 20 minutos, encontrarás el Platinum Glam Club (www.platinum-club.ch), foco de reunión de los más VIP de la ciudad. Con unos precios muy elevados y una exclusiva selección en la puerta, lo mejor es llegar temprano para evitar que los porteros te pongan problemas en la entrada. Si prefieres una velada más tranquila, muy cerca de Java Club encontrarás Scandale (www.lescandale.ch), otra sala de moda con decoración retro, donde comer o disfrutar de exposiciones de arte y música en directo.
La Place des Volontaires
Arthur's y Barrio's Latinos, con propuestas antagónicas, harán tu velada interesante y divertida.
Variopintas opciones de diversión nocturna.
En la orilla del lago se encuentra una zona que alberga algunos de los lugares más alternativos de la ciudad, donde te recomendamos empezar la noche entre gente de lo más variopinta. Arthur’s (www.arthurs.ch), situado en Rue du Rhône y rodeado de muchos bares de copas, es un sitio perfecto para tomar un café por la mañana, cenar, o tomar un aperitivo a media tarde y alargarlo con copas hasta las dos de la mañana. Abierto de lunes a sábado, en sus sofás pasarás una cálida y tranquila velada en buena compañía mientras admiras las obras de arte moderno que cuelgan en sus paredes. Si lo que te gusta es la salsa, no te pierdas Barrio’s Latinos, un bar de decoración safari, donde, según el día, puedes escuchar bachata, merengue e, incluso, reggaetón. Son muchos los vecinos de la zona que se acercan por las tardes hasta este pintoresco lugar para aprender o copiar los pasos de bailes de la mano de experimentados bailarines.
Locales en el casco antiguo de la ciudad para comenzar la noche a ritmo de música y copas
Disfrutad de las noches a ritmo de jazz en Le Baroque Café y en Au Chat Noir
Noches a ritmo de música y copas.
Pese a su corta edad, ya que nació en 1993, Le Baroque Café (www.lebaroque.ch) está considerado como uno de los clubs legendarios de la ciudad. Si estás buscando uun lugar donde disfrutar de un buen rato al caer el sol, este local es una apuesta segura. Sus cómodos sofás te trasladarán a un mundo mágico, envuelto en un aura de misterio gracias a sus cortinas y los colores morados y negros de sus espacios privados. Abierto de jueves a sábado, la música jazz se convierte, según avanza la noche, en una cuidada selección electrónica realizada por sus disc-jockeys. Más alejado del centro encontramos Au Chat Noir, un lugar a caballo entre bar, restaurante y teatro donde, en el íntimo escenario del sótano, se pueden escuchar las voces de cantantes franceses y los acordes de músicos de jazz. Excepto domingos y lunes, desde medianoche, su ecléctico público baila al son de la música más variada. También es posible tomar un cóctel en la terraza o disfrutar de algunos de los platos de su carta. Toda la información en www.chatnoir.ch/site/fr/resto/la-carte.
Una velada musical en el prestigioso Victoria Hall
Amantes de la música clásica, no os perdáis esta joya francesa de escenario neo barroco y gigantesco órgano.
Velada musical.
Esta sala de conciertos, famosa por su excelente acústica, fue diseñada por el arquitecto local John Camoletti y está dedicada a la reina Victoria. Joya de estilo francés e inspirada en la arquitectura clásica y renacentista, se construyó entre 1891 y 1894. La magnetizadora fachada, dominada por dos fastuosas columnas jónicas erigidas sobre fondo rojo, es solo un aperitivo del interior. Tras cruzar el sobrio vestíbulo nos introducimos en la suntuosa y espléndida sala, con su precioso escenario de estilo neo barroco que permite alojar hasta a 125 músicos. El dorado se entremezcla con el rojo de los muros y las butacas, para hasta 1.835 personas, mientras los resplandecientes palcos del barroco tardío alcanzan el techo dominado por lámparas de cristal. Sin embargo, su mayor atractivo es el gigantesco órgano, destruido tras un incendio en 1984 y restaurado por Van den Heuvel. Si lo tuyo es la música clásica, no puedes faltar a uno de sus conciertos de los domingos. Podrás conocer su programación de la temporada en www.ville-ge.ch/culture/victoria_hall/en.
La escena teatral de Ginebra
Cualquier repertorio, programación o espectáculo cabe en los más de 40 teatros de la ciudad.
Gran oferta cultural.
La ciudad cuenta con más de 40 teatros donde disfrutar de una amena velada. La Comédie de Genève (www.comedie.ch), dirigido por Hervé Loichemol y uno de los principales teatros, ofrece un repertorio clásico y contemporáneo. Situado en el corazón de la ciudad e inaugurado en enero de 1913, es el primer lugar de la ciudad dedicado al drama. Para piezas contemporáneas, resulta imprescindible el Théâtre Le Poche-Genève (www.lepoche.ch), un íntimo lugar con 130 asientos que incide en la programación curiosa y atrevida y donde tienen cabida las obras más arriesgadas. Por su parte, el Grand Théâtre (www.geneveopera.ch) es la sala local con más tradición. Aquí podrás disfrutar de los mejores espectáculos de danza, música clásica y contemporánea, entre los que encontrarás a la Orchestre de la Suisse Romande y al Ballet du Grand Théâtre. Además acoge las mejores producciones operísticas que se estrenan en la ciudad. Este majestuoso edificio, renovado en 1962 tras un incendio, cuenta con 1.500 asientos.
Otros edificios religiosos de gran belleza
No te pierdas ni las vidrieras de la Madeleine ni la gigante esfera de granito de la Sainte Trinité.
Iglesias y templos.
Uno de los templos más antiguos de Ginebra, la iglesia gótica de Saint-Germain, ha visto pasar los siglos a través de la turbulenta evolución de las creencias religiosas. Hasta aquí llegó el reformador Guillaume Farel para predicar aunque, una vez que las tropas napoleónicas entraron en la ciudad, la iglesia se convirtió en sede del catolicismo. En su interior, durante el verano se ofrecen conciertos gratuitos de música de cámara. Continuando por la ciudad vieja te encontrarás con la iglesia de la Madeleine, un histórico templo protestante famoso por albergar siete vidrieras del pintor chileno José Venturelli. Construido en el siglo XV y perteneciente a la iglesia protestante, en la actualidad, para paliar los problemas financieros se puede alquilar para realizar actividades culturales. Al otro lado del lago se encuentra la última iglesia católica romana construida en la ciudad, la de Sainte Trinité, que llama la atención por su extraordinaria esfera de granito de 20 metros de diámetro ideada por el arquitecto Ugo Brunoni.
Monumento a Miguel Servet
Efigie de Servet, en honor a su sufrimiento al ser quemado vivo en la hoguera.
Pequeño rincón homenaje.
El científico y teólogo español tiene un pequeño rincón en la ciudad situado muy cerca de la calle que lleva su nombre. Desde 1903, con motivo del 350 aniversario de su muerte, un monumento conmemorativo le recuerda en Champel, zona muy próxima al lugar donde fue quemado en la hoguera en 1553. En la parte frontal del monolito se puede leer un texto expiatorio en el que, más que alabar a nuestro ilustre filósofo, reivindica la figura de Calvino. A poco más de tres metros, el ayuntamiento inauguró, en octubre de 2011, una bellísima estatua con la efigie de Servet en un gesto de reconocimiento al sufrimiento del español. Paradójicamente, el propio consistorio de la ciudad ya rechazó una estatua similar de la escultora local Clotilde Roch, discípula de Rodin, hace más de 100 años al considerar que podía herir los sentimientos religiosos de los calvinistas.
Broken Chair
Te sorprenderán sus 12 metros, además de su pata rota y significado.
Gigante silla de madera.
Siguiendo la estela de Ginebra como la capital mundial de la paz, frente al extenso Palais des Nations, te impresionará una llamativa silla de madera de 12 metros con una pata rota. Instalada en agosto de 1997, esta escultura del artista suizo Daniel Benet e ideada por Paul Vermeulen, cofundador y director de Handicap Internacional Suizo, denuncia el uso de las minas antipersona y bombas de racimo en los conflictos bélicos. Sus cinco toneladas de peso descansan sobre tres de sus patas, mientras que la cuarta, astillada, apela al destino de las víctimas de estas armas. Como apunte, este monumento se instaló solo para tres meses, hasta la firma del Tratado de Ottawa, mediante el cual se prohibiría la utilización de minas en zonas de guerra. Pero, como no todos los países rubricaron el acuerdo, se decidió mantenerla para servir, a los funcionarios de la ONU y visitantes, como recordatorio de los civiles que, diariamente, sufren la pérdida de extremidades e incluso la vida por este motivo.
Edificio Schtroumpfs
Su poco convencional estética te dejará estupefacto. Sus curvas, materiales y colores te trasladarán al mundo de los pitufos.
Los pitufos en Ginebra.
Aunque ligeramente alejado, merece la pena acercarse al barrio Les Grottes. Nada convencional, el edificio Schtrumpfs (que significa ‘pitufo’ en francés) te dejará boquiabierto. Este llamativo bloque de apartamentos, construido entre 1982 y 1984, recuerda a los diseños utilizados por Antonio Gaudí en sus obras. Con formas y colores inesperados y llamativos, te sorprenderá gratamente ya que no deja indiferente a ningún turista que se acerca hasta la Rue Louis-Favre, a cinco minutos caminando de la estación de Cornavin. Fue ideado por tres arquitectos que quisieron crear un conjunto que se saliera de los diseños convencionales construidos en la ciudad. Para ello introdujeron mosaicos, barandillas de hierro forjado, molduras, cromo… de manera que todos los materiales crearan una composición única en esta escultura urbana repleta de extravagantes curvas. Los nudos que forma, la variedad de colores y el trenzado de las columnas, harán volar tu imaginación hasta trasladarte a las pequeñas setas en las que viven los pitufos de los dibujos animados.
Palacio de las Naciones
Sigue la estela de su homónima en Nueva York. Sede de las Naciones Unidas, su vsita es imprescindible.
Son de paz.
Localizado en la Avenue de la Paix, es el símbolo internacional de Ginebra, ciudad de la paz por antonomasia. Rodeado por uno de los rincones verdes más antiguos de la ciudad, el Parc de l’Ariana, este palacio se construyó entre 1929 y 1936 y, en la actualidad, es la gigantesca sede europea de las Naciones Unidas, la segunda en tamaño después de la de Nueva York. Por 12 francos suizos, un guía te llevará por sus largos pasillos para descubrir la espectacular cúpula pintada por el artista español Miquel Barceló en la Sala de los Derechos Humanos. También visitarás, entre otras, la Sala del Consejo, donde se han llevado a cabo las negociaciones históricas más importantes y que cuenta con murales del pintor catalán Jose María Sert. Inicialmente, esta gran edificación, similar en dimensiones al Palacio de Versalles, se construyó para albergar la Sociedad de las Naciones, fundada en 1919 para preservar la paz mundial. Más información sobre horarios de apertura en www.unog.ch
Muro de los Reformadores
Colosal escultura protagonizada por los cuatro reformistas clave en la historia de la ciudad.
‘Post Tenebras Lux’.
En Le Parc des Bastions se puede admirar un colosal grupo escultórico situado sobre un pedestal que representa a los cuatro reformistas que influyeron en la historia de la ciudad: Juan Calvino, Théodore de Bèze, John Knox y Guillaume Farel. Su construcción data de 1909, con motivo del cuarto centenario de la muerte de Calvino, aunque no se inauguró hasta ocho años después. Grabado en un muro de 100 metros de largo, se puede leer la máxima de la ciudad: ‘Post Tenebras Lux’ (‘Después de la oscuridad, la luz’), que también fue el lema de la Reforma. El Muro de los Reformadores, toda una seña de este espacio, vigila este rincón verde de gran belleza. A ambos lados de sus figuras centrales se encuentran estatuas de menor tamaño y bajorrelieves que representan importantes figuras del protestantismo en otros países. En el suelo se encuentra un gran mosaico con el escudo de Ginebra, Berna y Escocia.
Fuente de Agua
140 metros de altura para este curioso monumento hidraúlico que empapa el horizonte ginebrino.
500 litros por segundo, 200 kilómetros por hora.
Si buscas en el horizonte y ves la Jet d’Eau es que estás en Ginebra, ya que los 140 metros de altura que alcanza el agua se aprecia desde cualquier punto de la ciudad. Con unos 500 litros por segundo y una velocidad de 200 kilómetros por hora, la Fuente de Agua, que comenzó como un elemento funcional, es ahora uno de sus emblemas. Curiosamente, se creó casi por accidente cuando en 1886 la ciudad construía la hidroeléctrica Coulovrenière. Por un exceso de presión se abría una válvula para permitir que el agua escapara por un chorro de 30 metros. En 1891, tras su gran éxito, se decidió trasladar la fuente, esta vez con una altura de 90 metros, al puerto, lugar céntrico donde los turistas apreciarían el monumento hidráulico. No fue hasta 1951 cuando, con una bomba independiente y utilizando ya agua del Lago Leman, se alcanzaron los 140 metros de altura actuales utilizando una boquilla de 16 centímetros de diámetro. Únicamente deja de funcionar con temperaturas negativas (nada raro en invierno) o si el viento es demasiado fuerte.
Monumento Nacional, en el Jardín Inglés
Dos mujeres de bronce representado el catón de Ginebra, ¡espada en mano incluida!
Vigilando las aguas del lago.
Al pasear bajo las sombras del céntrico Jardín Inglés se llega al Monumento Nacional, situado en la explanada lateral de uno de los puentes más grandes de la ciudad, el Pont de Mont-Blanc, construido en 1862. Pero, ¿quiénes son estas dos jóvenes de bronce que vigilan desde su pedestal las aguas del lago? A la izquierda, una mujer con una corona simboliza la Confederación de Suiza. A la derecha otra mujer con espada y escudo con la cruz es la República Helvética. Ambas portan afiladas espadas en una mano mientras con el otro brazo, como cualquier pareja de amigos, se entrelazan por la espalda. Esta escultura simboliza la unión de Ginebra como cantón soberano tras la Confederación de Suiza de septiembre de 1814. Aunque inaugurado en 1869, este monumento alegórico representa la adhesión histórica que, desde entonces, presenta al país como un lugar de neutralidad armada.
Reloj de Flores (Horloge Fleurie)
La hora más original, floreada y exacta la encuentras en el Jardín Angalis.
¿Qué hora es?
Conocer la hora exacta mientras se pasea entre la arboleda fresca del céntrico Jardín Anglais es fácil gracias a este maravilloso reloj de cinco metros de diámetro y más de diecisiete metros de circunferencia. Un particular homenaje de la ciudad de Ginebra a la tradicional industria relojera del país. ‘Plantado’ desde 1955, está formado por más de 6.500 plantas y flores de todos los tipos y colores. Nunca es igual. El Reloj de las Flores cambia de imagen cuatro veces al año dependiendo de la estación. Lo que comenzó como un mero ornamento, en la actualidad se ha convertido en una auténtica obra artística. Como apunte, en el año 2002, se modificó la idea inicial introduciendo ocho esferas diferentes que crean un reloj único en el mundo sobre el vibrante verde del césped tan típico de la zona. Su segundero, con más de dos metros y medio de largo, es el más grande del mundo. Como curiosidad, el reloj se mantiene siempre puntual gracias a un satélite electrónico que ajusta la hora.
Catedral de San Pedro (Saint Pierre)
Emblema ginebrino, sobrio y romano, con pinceladas góticas y neoclásicas que lo convierten en genial e imprescindible.
¡Ave César!
Construida entre 1150 y 1250, esta catedral romana constituye la imagen emblemática de Ginebra, lugar que domina desde la colina de la Parte Vieja. Pese a su sobriedad, el templo presenta una combinación casi perfecta de elementos góticos y neoclásicos, lo que la convierte en un monumento imprescindible. Merece la pena subir los 153 escalones de la torre norte para disfrutar, previo pago, de una de las mejores vistas del lago e incluso, con buen tiempo, del Mont Blanc. Durante la Reforma, Juan Calvino tomó la catedral como insignia de su espiritualidad calvinista que evitaba el culto a la imagen, lo que se refleja en su austero interior. Los órganos actuales datan de 1965, pero hasta el siglo XV no hubo música por prohibición de Calvino. En la colorista capilla de los Macabeos, del siglo XV, abundan los dorados que contrastan con los llamativos rojos y azules del suelo. Bajo sus cimientos se encuentra una de las más importantes excavaciones arqueológicas de Europa, descubierta en 1976.
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