La cocina croata es diversa, con una personalidad propia en cada una de las regiones del país, y aúna lo mejor de la dieta mediterránea con influencias húngaras, vienesas, turcas, griegas e italianas.
Si viajas a Croacia, toma nota de los imperdibles de su cocina tradicional: aperitivos como el mundialmente famoso Marasquino de Zadar; entrantes como el queso de Pag, camarones de Kvarner, el jamón y kulenova seka (chorizo picante) de Eslavonia o las ostras y mejillones de Ston; los deliciosos pescados a la parrilla, anchoas en salazón o manjares como las anguilas y ranas del valle del Neretva; el pavo con mlinci (guarnición a base de harina, agua y sal), la Pašticada (estofado de carne) de Split y postres como flanes, Kotonjata (dulces de membrillo), kroštule (dulces crujientes de harina, huevo y azúcar) o fritule (buñuelos fritos).
Y para convertir la hora de la comida en una auténtica experiencia de viaje, prueba a disfrutar de la cocina croata en los numerosos festivales gastronómicos y catas que se celebran a lo largo de todo el año, sigue las rutas del vino a través de los viñedos de Eslavonia, Dalmacia y Croacia Central, saborea las exquisitas trufas blancas de Istria o date un homenaje en alguno de los restaurantes con Estrella Michelín del país.