Añade planes a tu guía de viaje de República Dominicana
Pulsa sobre "añadir plan", para ampliar tus opciones de ocio en tu guía de viaje.
Guía turística: qué hacer y ver en República Dominicana
Un paraíso en el Caribe
Entra en Turismo República Dominicana. La Española es la isla en la que se encuentra la República Dominicana, territorio que fue el primer asentamiento europeo tras el avistamiento de Colón en 1492. Cuando aterrizas aquí lo mejor es que desayunes bien, sugerimos mangú con huevos, porque tienes mil y una cosas qué hacer que requerirán energía. Un poco de merengue aquí, bachata allá, que si jugar al golf, que si subir a la montaña más alta del Caribe -Pico Duarte-, que si disfrutar del Lago Enriquillo -también el más grande de la zona-, que si snorkel, que si simplemente pasear por la playa o por alguna de sus ciudades con encanto colonial... Sin duda, todo un descubrimiento para viajeros enamorados del color turquesa.
- Monumentos
- Compras
- Ocio
- Gastronomía
- Aire libre
- Museos
- Monumentos
- Compras
- Ocio
- Gastronomía
- Aire libre
- Museos
Museo de Arte Moderno
Colección permanente, exposiciones temporales, fascinante biblioteca… Mires para donde mires, ¡merece la pena esta visita!
Un día modernista.
Entra para perderte en el arte del Caribe. Se encuentra al lado del Museo del Hombre Dominicano, en la Plaza de la Cultura, junto con el que forma un dúo crucial en un país rico en tradición y legado cultural. Lo reconocerás enseguida, ya que su arquitectura modernista es un anuncio del arte que alberga. Antes o después del agradable paseo que supone esta plaza y sus alrededores, debes adentrarte en el museo. Una vez dentro, el tiempo que quieras emplear depende de ti, pero puede llegar a ocupar todo el día. Y es que entre estas paredes se reparten obras de arte contemporáneo incomparables. No sólo del propio país, sino de todo el Caribe. Caracterizado por su dinamismo, es recomendable visitar tanto la colección permanente como las exposiciones temporales. Como añadido especial, su biblioteca resulta un lugar vital para todo aquel artista o estudioso de la materia.
Las Terrenas y las playas de El Portillo
Cocoteros que adornan playas blancas e infinitas y mares turquesas. Parajes de película que difícilmente olvidarás.
Caribe en estado puro.
Situado en la vertiente nordeste de la isla, Las Terrenas ponen la imagen a la idea del Mar Caribe. Aquí encontrarás kilómetros y kilómetros de arena blanca que se va perdiendo tras los bosques de cocoteros que la quieren invadir. Y de fondo un mar oceánico azul turquesa hasta donde alcanza la mirada. Éste, anteriormente, pueblecito de pescadores ha sido invadido en buena parte por el turismo y los hoteles pero aún conserva la paz y la tranquilidad que has venido a buscar. Todos estos parajes se encuentran en la zona de Samaná. Otra opción también buena es la zona de playasde El Portillo, que no es sino la continuación de la costa anterior pero un poco menos poblada. De hecho, te recomendamos que eches a andar por sus playas hasta encontrar tu rincón en la isla.
Bayahibe y el Parque Nacional del Este
Visita obligada. Su importancia no solo reside en su naturaleza y en su belleza… también en su interés cultural.
Naturaleza al sur.
El Parque Nacional del Este es un inmenso parque natural situado en la cara sureste de la isla y que propone una mezcla de naturaleza salvaje, belleza costera e interés cultural basado en su importancia arqueológica que lo convierte en uno de los puntos clave que hay que conocer en la isla. En este entramado deberás atravesar el llamado Bosque Seco para llegar hasta la Cueva del Puente que, en su gigantesca cavidad, nos deja asomarnos a la prehistoria de la isla. A pesar de que el parque es enorme no debes dejar de visitar la costa de Parque del Este. Después, a través del Sendero Padre Nuestro podrás ir visitando y entrando en las numerosas cuevas que contienen retazos del arte prehistórico que atestiguan la existencia de los primeros pobladores de la isla. Se trata de una visita imprescindible pues muestra una cara de la República Dominicana difícil de ver tras la llegada de los colonizadores a la misma.
Kiteoarding/windsurfing en Cabarete
Los vientos de Cabarete son idóneos para practicar kitesurfing. Si te gusta, resérvate un día para ¡salir volando!
¡Volando voy, volando irás!
Baste decir que en esta enorme playa se celebra anualmente, cada mes de julio, y año tras año el Campeonato Mundial de Kitesurfing. Una de las modalidades de los deportes acuáticos con tabla que más ha crecido en los últimos años. La particularidad de intentar volar impulsado por la cometa, a la vez que surfear en esta costa lo convierte en una divertida opción. Esta playa, debido a su orografía y orientación, permite la entrada de unos vientos idóneos para esta práctica. Se dice que a partir del mediodía comienzan las mejores horas para este deporte. Alrededor de estos 4 kilómetros de playa de arena blanca hay casi incontables sitios de alquiler de equipo y cursillos para cualquier tipología de surf. Y no sólo en esta zona de la isla, en el extremo contrario, al sur de la misma (pues Cabarete está situado en la cornisa norte dominicana) también hay una gran variedad de playas y arenales como La Romana, donde practicar surf.
Buceo en Bayahibe
El fondo marino dominicano te espera con los brazos abiertos, sumérgete, ¡alucinarás!
El paraíso del buceo.
Toda la costa dominicana es un verdadero paraíso para los deportes acuáticos, entre ellos, el buceo. Para todas las variantes del submarinismo la isla ofrece un ecosistema rico y espectacular que invita a zambullirse y conocer el fondo marino, su flora y su fauna. Dentro de la isla, hay dos destinos fundamentales, Sosúa, situado en el norte de la isla y Bayahibe al oeste de la misma. Junto a Bayahibe se encuentran dos de las islas más populares para el buceo: Saona y Catalina y, junto a esta, Catalinita. Debes saber que aquí se pueden ver tiburones martillo, tiburones de punta negra, rayas y otras especies similares. Junto a los arrecifes de Saona forman uno de los lugares más increíbles de la isla. Por cierto, para llegar aquí deberás tomar una lancha rápida desde la costa, factor que se suma a lo agradable e intrépido de la experiencia.
Noche en Punta Cana
¡Es momento de divertirse! Las ofertas de ocio nocturno son tan variadas como dispares.
Ambiente asegurado.
La noche en Punta Cana es lo que tú quieras que sea. Al caer el sol, toda la zona costera se convierte en el epicentro de la actividad y el ambiente nocturno. Y no con pocas ofertas. Desde las discotecas enormes y multitudinarias más al uso y muy populares en todo el mundo, hasta la zona de bares más tranquilos del centro. Toda la ciudad goza de un gran ambiente. La sociedad de la zona se mezcla con los miles de turistas que pueblan Punta Cana tanto en las fiestas hasta horas intempestivas en la playa hasta las discotecas ubicadas en cuevas de la zona. Goza de un gran ambiente y el lugar es espectacular. Y si no, puedes disfrutar del Coco Bongo, abierto recientemente. Por supuesto, la bebida de la zona por definición es el ron.
Rudy's Rancho
¿Te apuntas? Enclave paradisíaco de arena blanca mar azul para practicar cualquier modalidad deportiva o acuática.
Opciones de ocio infinitas.
Quizá una de las alternativas lúdicas y de ocio más conocidas en la isla pero no por ello desdeñable. Como si hubiera sido arrojado al corazón de Samaná, en medio de esta localidad se encuentra este recinto pensado para disfrutar de cada alternativa que te brinda la zona. En concreto, en un pueblecito marinero llamado Las Galeras. No se sabe cuál es el origen del nombre. Y en este caso, las opciones, son casi infinitas. Aunque lo más conocido son los paseos a caballo por esta zona prácticamente virgen de la isla, las alternativas no se quedan ahí. Tengamos en cuenta que estamos ante varios kilómetros de agua color turquesa del Atlántico. Y aquí puedes zambullirte y hacer snorkel, bucear sobre el coral, buscar y explorar la fauna marina o practicar todas las modalidades de deportes acuáticos que se te ocurran. Como decíamos, las opciones son prácticamente infinitas y el lugar, entre arenas blancas, palmeras y el océano azul de fondo es insuperable.
Carnaval
Los carnavales dominicanos son tan eclécticos como divertidos, ¿los mejores?, ¡los de La Vega y los capitalinos!
¡Carnaval, carnaval!
Los carnavales son la festividad más señalada del calendario dominicano. Y también la que conlleva una celebración más larga. Dependiendo de la zona de la isla se celebra en unas fechas u otras pero todas coinciden en febrero y casi todas ocupan todo el mes, de hecho en algunas zonas, también lo hacen en marzo. Se tiene constancia de su celebración desde el siglo XVII sin embargo es en el XVIII y XIX cuando cogen verdadera fuerza. El origen es bastante ecléctico ya que mezclan tradición popular europea y africana. De esta manera se mezclan las máscaras, con los demonios, los bailes tribales y los pasacalles. Todo ello para celebrar que la Cuaresma está cerca. Son días para festejar y desinhibirse pues pronto llegará la penitencia y el recuerdo a la Pasión de Cristo. Por cierto, aunque cada zona tiene su encanto, te recomendamos que no dejes de visitar el de Santo Domingo capital y el de La Vega.
El merengue
Trujillo elevó el merengue al séptimo cielo al concederle el título de baile nacional. A la fecha.
Escuchando Patacon Pisao.
Se dice del merengue que es el baile y la música del pueblo porque durante el siglo XIX (hay quien sostiene que ya en el XVII) en las zonas rurales de la isla (y en otras zonas del continente americano) los campesinos utilizaban este arcaico baile y género musical para denunciar las injusticias sociales a las que eran sometidos. En efecto, no se sabe con exactitud cuál es el origen de este género musical, por ello Costa Rica, Haití y República Dominicana se pelean por la autoría. Hay una corriente que dice que los primeros fueron los dominicanos con una danza que bailaron para celebrar la victoria tras la batalla de Talanquera, momento en el que mezclaron bailes tribales africanos con otros autóctonos. Posteriormente, el dictador Trujillo elevó este género a baile nacional que representaba en todas las clases sociales la identidad nacional independiente tan anhelada durante el siglo XIX.
Plazas comerciales
¿Te gustan los centros comerciales? Toma nota entonces de estos dos nombres: Sambil y Ágora Mall. Te agradarán.
Gran oferta comercial.
Aquí se junta el carácter regional con las primeras marcas mundiales. Como en toda ciudad, el shopping es una de las partes que caracterizan su vida diaria. Y en Santo Domingo la oferta de plazas comerciales no es pequeña. Una de las más populares es Sambil, en el extremo oriental de la Avenida Kennedy. De los más grandes y modernos de la ciudad, este centro comercial te une las tiendas de primeras marcas con diferentes actividades de ocio. Entre éstas, su popular Aquamundo. Algo más hacia el oeste, antes de llegar al Jardín Botánico Nacional, encontrarás el Ágora Mall. Este lugar, caracterizado por su preocupación con el medio ambiente, merece la pena tan sólo por ver su interior. Entre las palmeras que decoran sus pasillos encontrarás tiendas de marcas punteras, eventos y productos nacionales. Si vas los sábados podrás ver el Mercadito, donde sólo encontrarás productos dominicanos.
Mercado Modelo
El mercado con mejor reputación de la ciudad no solo es perfecto para comprar…, también para indagar, ¡entra y verás!
Calidad y mucho carisma.
Ven aquí para sumergirte en la cultura artesanal de Santo Domingo. Asentado en la Avenida Mella, a pocos pasos del Parque de la Independencia, este es el mercado más popular de toda la ciudad. Aunque no el más barato, si el más reconocido por la calidad de los productos. Nada más entrar, te verás acogido por la esencia dominicana. Y es que aquí vienen tanto visitantes como ciudadanos. Independientemente de lo que busques, valdrá la pena pasearlo para ver sus muchos y variopintos puestos. Y no dudes en hablar con los comerciantes, ya que justifican su fama amigable y carismática. Debido a esto, el Mercado Modelo es un lugar idóneo para indagar en la cultura regional. Aprovecha para preguntar por el proceso del tratamiento del ámbar y el larimar o el significado de las figuras artesanales. Aquí no sólo se viene a comprar, también a conocer.
Puerto Plata
Busques lo que busques, aquí lo encontrarás. La combinación de tranquilidad, historia y actividad es perfecta.
La capital del norte.
Esta región es la mezcla entre actividad, tranquilidad e historia. Son cerca de cien kilómetros de playa los que contiene esta provincia apodada la capital del norte. Pero si esto pudiera parecer poco, la visita puede extenderse con varios paseos históricos y cientos de actividades. Desde la memorable Fortaleza de San Felipe hasta la propia ciudad, poblada por casas victorianas, aquí puedes respirar mucha historia. Acercándote a la costa de La Española encuentras La Isabela, uno de los primeros asentamiento españoles de todo el continente. Pero si lo que necesitas es relajarte en la playa, hay mucho donde elegir desde Sosúa hasta Costambar. Si en cambio buscas playa, pero prefieres eco-aventuras o deportes marinos, no tendrás que ir muy lejos. Antes o después, lo que es obligado es pasear desde la Avenida Luperón hacia el centro para perderte en su arquitectura tradicional.
Artesanía
Manualidades y artesanías rebosantes de color y tradición. En la variedad está el gusto. Encontrarás algo que te encaje, ¡seguro!
Tanías dominicanas.
Es mucho más que un recuerdo. Lo verás enseguida; las manualidades y artesanías de aquí tienen algo especial. No te preocupes por buscar, ya que te las encontrarás a todas horas en tiendas, puestos y mercados. Lo que quizás cueste, eso sí, es la elección. Y es que desde la cestería hasta las pinturas, estos productos tienen miles de formas y colores. Pero comparten algo en común, y es la tradición. Mitad producto de utilidad y mitad expresión artística, las artesanías dominicanas o tanías son una parte vital de la tradición y el folklore. Aunque las técnicas han ido evolucionando, los motivos siguen siendo una herencia directa de los aborígenes de la zona. Y sus rasgos, empapados de color, son un sello inconfundible. Hay mucho que llevarte contigo de este país, pero uno de sus productos artesanos supone compartir una parte de su cultura.
Calle El Conde
Sí o sí tienes que darte una vuelta por una de las calles que marcan el ritmo de la ciudad.
Calle arriba, calle abajo.
Has de recorrerla para comprar o para conocerla. Esta calle peatonal une en línea recta el Parque de la Independencia con el Río Ozama. Puedes venir entre media mañana y media tarde para comprobar que tiene vida propia. Para ello te hace falta tanto tiempo como quieras dedicarle, pero no puedes irte sin haberla paseado. Es la zona ideal si lo que te apetece es visitar las tiendas típicas de la ciudad. Si no, es un sitio perfecto para alternar con una vuelta por la Ciudad Colonial. En cualquiera de los casos, verás que es una de esas calles significativas que marcan el ritmo de la capital. Un ritmo marcado por su movimiento, sus artistas callejeros, sus productos y las miles de personas que la cruzan al día. Alrededor, puedes enlazar con otras calles comerciales como Duarte o acercarte al Museo del Ámbar en la calle Arzobispo Meriño.
Las muñecas Limé
Muñecas sin rostro que representan la constante búsqueda de identidad dominicana. Adoradas por autóctonos y foráneos, ¡caerás en la tentación!
El símbolo de los símbolos.
Estas muñecas sin rostro son, sin embargo, el rostro de la cultura dominicana. Sin duda, uno de los recuerdos más simbólicos que puedas llevarte contigo. Aunque las verás de todos los tamaños y colores, notarás que tienen lo mismo en común: no tienen rasgos. Tradicionalmente simbolizan la búsqueda de identidad en la cultura dominicana, marcada por la mezcla de las diferentes culturas que han pasado por el país. Para encontrarlas no tendrás problemas, ya que se despliegan por cualquier tienda de productos típicos, mercados y puestos. Aunque son principalmente de barro, existen trabajadas en otros materiales. Pero ten cuidado, ya que pueden despertar un ansia de coleccionismo. Y es que te las vas a encontrar a menudo adornadas con variaciones de accesorios o portando diferentes útiles. Ya sea una o varias, te estarás llevando uno de los recuerdos más queridos en la isla.
Mercado Colonial
Colorida, tradicional y popular, así es la meca de los souvenirs en la ciudad. Todo un must.
Conglomerado de souvenirs.
Este es el lugar al que acudir en busca de recuerdos. Y puede ser un lugar perfecto si quieres llevarte algo típico de aquí sin perder mucho tiempo. En este mercado ubicado en la Calle Isabel La Católica, en la Ciudad Colonial, encontrarás todo junto. Desde ron o puros dominicanos hasta artesanías y joyas. No te hará falta invertir mucho tiempo, ya que verás enseguida que aquí tienes lo que buscas al alcance de la mano. Rodeado de un carácter colorido y tradicional, este no es el único mercado en su estilo pero si el más popular, por su particular encanto y también por su posición privilegiada. No dejes de mirar entre los coloridos cuadros taínos o las artesanías; piezas tradicionales en esta zona. Pero eso sí, recuerda que aquí el regateo es parte habitual del negocio.
Ámbar y Larimar
Si te van las joyas mete en tu maleta piezas de ámbar o larimar. Te llevarás un gran souvenir.
Joyas ocultas.
No puedes irte sin haber conocido las joyas que esconde esta tierra. Entre todas, la predilecta es el ámbar. Surgido del tratamiento de la resina, supone un codiciado recuerdo para todo aquel amante de la joyería y las piedras preciosas. Si es tu caso, los dos puntos clave se sitúan en los museos de ámbar de Santo Domingo y de Puerto Plata. Al margen de estos lugares, es recomendable tener cuidado debido al gran número de falsificaciones que encontrarás por las ciudades. Pero a este valioso recuerdo le acompaña otra piedra, el Larimar. Reconocida por su azul, esta joya exclusivamente dominicana es una de las más populares. El Mercado Modelo de Santo Domingo es un punto de venta muy conocido, aunque podrás encontrarlo en diferentes joyerías de la ciudad. Lo verás, además, adoptando diferentes formas para configurar todo tipo de atractivos accesorios.
Bebidas dominicanas
Bienvenidos al verdadero paraíso del ron. Sus cientos de clases conquistan hasta al más escéptico visitante.
Alma Brugal y Barceló.
Una forma de conocer la cultura dominicana, es bebiéndola. Existen varias bebidas típicas como la mamajuana, la cerveza Presidente o multitud de batidos y zumos. Pero entre todas, el ron ocupa un puesto de honor. Reconocida en todo el mundo con marcas como Brugal o Barceló, esta tierra es considerara el alma de esta bebida. Existen diferentes tipos dependiendo de la edad, la materia prima o el proceso de elaboración. Aquí, es tan solo cuestión de gustos. Pero la mejor manera de conocerlo es probarlo en cualquier establecimiento para combatir el caluroso clima tropical. Aunque no sea tu bebida favorita, una botella bien puede ser un recuerdo simbólico del espíritu con que se identifica a este país. Y encontrar tiendas no será problema, ya que las verás en cualquier paseo por las zonas del centro. Eso sí, al abrir la botella, el primer trago ha de ir al suelo en honor a los difuntos, según la tradición.
Los cigarros dominicanos
Sin su tabaco, la economía del país no sería la misma. Competencia directa de Cuba… si eres fumador, ¡ya sabes!
¿Tienes fuego, por favor?
El tabaco es una parte vital de la cultura dominicana. Ha formado parte de la vida de los habitantes desde antes del descubrimiento de América. De hecho, sus raíces se remontan a los indígenas que ocupaban la zona siglos atrás. No obstante, hoy supone uno de los símbolos económicos de este país. Aunque menos conocidos por el gran público, compiten directamente con los puros cubanos y suponen un gran porcentaje de la exportación nacional. Tanto si eres fumador como si no, un cigarro puede ser uno de los recuerdos más populares que puedas llevarte de aquí. Para hacerte con alguno no tendrás que buscar mucho, ya que se venden tanto en multitud de comercios cotidianos como en tiendas especializadas. En cuanto a marcas, hay docenas. Te bastará curiosear un poco para comprobar que la cultura del cigarro es mucho más extensa y diversa de lo que puedas imaginarte.
MWVA
Gastronomía cien por cien dominicana, cultura, comercio… Popurrí de servicios que no tienen desperdicio alguno.
Rincón multiusos.
En la esquina en la que se cruzan la calle Independencia y la calle Duarte, en Jarabacoa, se encuentra el MWVA. Este lugar es un encantador rincón que hace las veces de cafetería, restaurante, centro cultural y tienda. Además del propio encanto que tiene el local, guarda la magia de ser un local puramente dominicano en el que los artistas locales vienen a exponer sus obras o a interpretar su música. Por ello, su cocina también es indispensable para probar la cocina dominicana. De hecho, la mayor parte de los productos que vayas a encontrar aquí son de la zona o, al menos, de origen nacional dominicano. Debes tener en cuenta que es el lugar idóneo para probar el café y los dulces. Aunque no vayas a poder descubrir las recetas, pues son celosamente guardadas, si es un buen sitio para llevarte un recuerdo gastronómico de la isla.
Squareone Cafe
Cocina tradicional, recetas internacionales y un café de lujo. Tenemos mil motivos para recomendaros este local.
Céntrico y encantador.
Apunta la siguiente dirección: avenida de Estrella Sadhala, junto a la bomba Shell, en Santiago de los Caballeros. Aquí se encuentra el popular Squareone Cafe. Uno de los centros de encuentro más populares de la zona. Ubicado en el corazón de la segunda ciudad más poblada de la isla. Llamado el primer Santiago de América, esta fue la primera ciudad en ser tomada con la llegada de los colonos al continente americano. Ya era un punto importante de la República Dominicana pues, de cara a su invasión, no fue una conquista fácil ya que estaba ubicada en la cara norte de la isla y escondida en su interior. Por su parte este café es uno de los sitios con más encanto de la zona y, por supuesto, también puedes comer aquí. Su cocina mezcla las recetas tradicionales y criollas con platos más vanguardistas e internacionales. Como no podía ser de otra forma, el café local es una de sus especialidades.
Aroma de la Montaña
Al mezlar gastronomía criolla y paisaje dominicano obtenemos Aroma de la Montaña. ¡Menuda maravilla de lugar!
Gastronomía y algo más en las alturas.
Como si de un escondite paradisiaco se tratara, este restaurante ubicado en la Jamaca de Dios en el corazón de Jarabacoa que, a su vez, es el corazón de la isla. Para encontrar este rincón deberás ascender hasta lo alto de la montaña y bordear el lago (de hecho, su acceso es lo más complicado del itinerario). Una vez allí disfrutarás de la magia de mezclar la mejor gastronomía criolla con el mejor paisaje dominicano que puedas imaginar. Aunando montaña y lago es una alternativa increíble a los paisajes costeros tan populares en la isla. Su orografía selvática es el contrapunto de la isla, mostrando su frondosa vegetación hasta donde alcanza la vista. Y aún te queda probar la espectacular cocina del restaurante que toma su nombre de este destino. El lugar perfecto para degustar cualquiera de las recetas de la zona. Un consejo: no es momento de innovar, aprovecha para ser tradicional en tu elección. No te arrepentirás.
El ron y la cerveza
Estar en República Dominica y no refrescarte con cerveza o brindar con ron sería delito, ¡chin, chin!
La Presidente y el ron Bermúdez.
Ambas bebidas espirituosas tienen una larga tradición en la isla. El clima tropical ha fomentado tanto su cultivo y elaboración como el consumo de las mismas. En cuanto a la cerveza, la más popular y conocida es la Presidente, reconocible por su característico color verde. También son típicas la Bohemia y la Soberana. Por otra parte, por todo el mundo es sabido que el hecho de ser uno de los principales productores de azúcar de caña les hace ser también poseedores de algunos de los mejores rones del mundo. Te recomendamos probar el ron Bermúdez. A poder ser con hielo y cerca de la playa, bien con el sol de mediodía o bien al atardecer mientras cae la noche sobre la ciudad dominicana. Por cierto, es tradición en esta tierra brindar por los difuntos.
Restaurante Pat’e Palo
No te olvides reservar antes de ir a este histórico restaurante del que saldrás con muy buen sabor de boca.
La primera taberna.
Ubicado en el corazón de la Ciudad Colonial de la ciudad de Santo Domingo, este enclave casi pirata lleva aquí casi toda la vida. Por lo menos desde la llegada de la corona española. Por eso se dice que es la primera taberna del nuevo mundo. Hasta aquí, desde el pirata Francis Drake hasta eminencias de todo el mundo han venido a probar sus recetas. Su chef, Saverio Stassi, es una leyenda en el mundo gastronómico nacional. Mezclando las recetas criollas con tendencias a la par tradicionales y vanguardistas, este local se convierte en uno de los destinos capitales para comer o cenar. Solamente su edificio, que fue asaltado por el pirata Drake, merece la pena. Desde su terraza hasta sus bodegas, la historia de la Republica Dominicana se encuentra en las paredes de piedra de este edificio. Te aconsejamos reservar con antelación y te recomendamos cenar viendo caer el sol sobre la isla.
El Sancocho en el centro de Santo Domingo
La mezcla de los ingredientes más característicos de la región tiene como resultado este exquisito plato de cuchara, ¡pruébalo!
Cocido caribeño.
El famoso sancocho es, a la cocina dominicana, lo que el cocido en sus diferentes variantes a la cocina tradicional española. Si es cierto, que en el caso americano, suele ser un plato más habitual en festividades y fechas señaladas en el calendario regional. Plato de cuchara por definición, mezcla todos los ingredientes característicos de la región y se elabora a partir de yuca, ñame, yautía, plátano, cilantro y patata. Te recomendamos que te dejes caer por el restaurante El Cantábrico en pleno centro colonial de Santo Domingo. Este lugar no es un lugar excesivamente concurrido y podrás probar esta receta que es la especialidad de la casa. Si es tu primera vez, te recomendamos además su variante más tradicional que es la que se elabora día a día en esta cocina. Por cierto, su carta de vinos también es altamente recomendable.
Habichuelas guisadas y la Bandera Nacional
En Rancho La Cumbre probarás uno de los mejores guisos de carne, arroz y habichuelas. Bon appètit!
Comestible bandera nacional.
Es el plato por excelencia de la República Dominicana. Tanto es así que se llama la bandera nacional y está compuesto por habichuelas guisadas (también llamadas habichuelas rojas), carne y arroz blanco. Tres de los ingredientes más típicos de la zona. Especialmente las habichuelas, como si se tratase de frijoles, son característicos de este clima. Y, sin duda, los tres son tres aportaciones fundamentales que esta zona meridional americana ha aportado a la gastronomía mundial. Si tienes oportunidad de visitar la zona de Jamao encontrarás un buen puñado de lugares donde probar esta receta. En concreto, te recomendamos el restaurante Rancho La Cumbre. Está situado en la carretera que une Moca y Jamao. Este lugar tiene una gran tradición en la preparación y elaboración de éste y otros platos tradicionales. Lleva años y años mostrando las principales recetas a turistas y vecinos. Una de las mejores formas de entrar en el mundo gastronómico dominicano.
Habichuelas con dulce en la cuaresma dominicana
¿Te imaginas?: habichuelas, leche dulce y de coco, canela… Indescriptible y agradable resultado.
Las habichuelas mágicas y, ¡dulces!
¿Y si te dijéramos que un plato de habichuelas es uno de los postres más populares y típicos durante la época de cuaresma de la isla dominicana? Pues así es. Sorprendentemente este tipo de judía, habitual en los platos de cuchara de la zona y que es característico del continente americano se cuece sin sal, con leche de coco y leche dulce, a la que se le suele añadir canela. De este modo va adquiriendo ese sabor tan particular. De hecho, es uno de los platos estrella durante la Cuaresma y la Semana Santa. En la isla, adquiere casi un tinte litúrgico ya que este plato está asociado a la reunión familiar, a la infancia y las reuniones más arraigadas en la tradición cultural y familiar. Hay quien dice que su origen está en los primeros franceses que llegaron a Haití, lo que si es cierto es que ahora ya forma parte de la idiosincrasia gastronómica más profunda de la República Dominicana
El Mangú. Sólo en la República Dominicana.
¿Quieres saber cómo desayuna un auténtico dominicano? ¡Prueba el mangú y lo sabrás!
Oh man! It's good!
Cuenta la lengua popular que el nombre de este plato tiene su origen gracias al paso de la población norteamericana por la isla. Se cuenta que los americanos al probar esta receta exclamaban: oh man, it´s good. Y que, poco a poco, esta expresión fue derivando hasta quedar en mangú. También se cree que el origen de esta comida se sitúa en el Congo y que se instaló en la isla con la llegada de esclavos africanos que venían a trabajar aquí. Poco importa si es cierto o no, forma ya parte de la leyenda popular. Sea como sea este plato es el desayuno más tradicional de la isla. Se elabora a partir de plátanos verdes hervidos que se mezclan con cebolla, salami, huevos y aguacate (según las zonas estos ingredientes pueden variar). Y te recomendamos que lo pruebes en cualquiera de las terrazas del centro de Santo Domingo.
Cueva de las Maravillas
¡No te lo pierdas! Geología y arte rupestre en el marco incomparable de una cueva.
El museo natural.
Esta será la apuesta para los más atrevidos. Y es que esta cueva, situada entre San Pedro y La Romana, configura un auténtico museo natural. Un museo único y diferente. Al visitarlo te adentrarás, literalmente, en la geología de la zona y en el arte rupestre de los Taínos. Aquí, estos primeros pobladores dejaron su testimonio en forma de pinturas. Aunque la ruta solo abarca una pequeña parte de la cueva, bastará para asombrar al visitante más experimentado. Verás desde figuras simples hasta símbolos aún sin descifrar. De este modo, la imaginación puede jugar un papel importante al observar su peculiar decoración. Esto, unido al marco incomparable que supone la cueva, hace de ésta una de las visitas más interesantes de toda la isla. Para rematarla, decir que supone un punto de partida idóneo para realizar una excursión por la zona de San Pedro o la gran reserva de iguanas que rodea el lugar.
Museo Fortaleza San Felipe
No es de extrañar que sea Patrimonio Cultural: la combinación historia militar más vistas impresionantes vale su peso en oro.
Sobreviviendo al paso del tiempo.
Esta fortaleza es un rincón ideal desde el que observar la historia y, a la vez, el océano Atlántico. Desde su construcción en el siglo XVI, esta edificación ha sido una auténtica superviviente. Sus murallas han sobrevivido a ataques, destrucciones e incendios a lo largo de la historia. También ha servido para defender Puerto Plata de piratas y corsarios, así como del ejército español durante la Guerra de Restauración. Hoy, la fortaleza es patrimonio cultural y un lugar al que acudir para conocer la historia militar del país. En su museo se exhiben toda clase de piezas que configuran una parte de la cultura dominicana. Pero, por si hacen falta más razones para visitarlo, este lugar contiene una de las vistas más impresionantes de la región. Si pasas por aquí, debes entrar y subir hasta la torre que gobierna todo el malecón. Como mínimo, te llevarás una fotografía inigualable de Puerto Plata.
Museo Judío, Sosúa
Esta visita no es la típica. El museo más desconocido del país esconde secretos la mar de sustanciosos ¿Te apuntas?
Memoria judía.
Esta es una visita poco conocida pero enormemente conmovedora. Al acercarte a Puerto Plata, en el norte de la isla, debes pasar por Sosúa para conocer una historia de fraternidad, tormentos y auxilio. Surge a finales de los años treinta, en pleno apogeo del nazismo, cuando esta ciudad se ofrece para acoger a un gran número de refugiados judíos. Comienza así un capítulo en la historia del país que marcará sus relaciones con el resto del mundo. Hoy, tras su cara turística de playas y ocio, la región de Puerto Plata esconde algo más. Su museo de la ciudad de Sosúa se emplaza en el lugar original que habitaron sus refugiados. Así, supone un vistazo por la naturaleza y el desarrollo de estos acontecimientos y como influyeron en la cultura y la economía dominicana. Sin duda, este pequeño gran museo conforma una parte excepcional en el circuito cultural del país.
Museo del Hombre Dominicano
Recorriendo este museo entenderás la evolución e identidad de este país caribeño. Interesante visita.
Desentrañando al dominicano.
Los dominicanos vienen aquí para verse por dentro. Y es que este museo supone una mirada vital en el nacimiento, el desarrollo y la formación de la cultura del país. A través de una deconstrucción de su historia, sus diferentes salas muestran las diferentes etapas por las que pasó esta tierra y sus habitantes. Desde los primeros ocupantes hasta la colonización. A través de pequeñas y grandes piezas tribales, herramientas y recreaciones, podrás ver un auténtico mapa de la identidad del país y alrededores. Así, sus cuatro plantas configuran uno de los puntos clave para todo aquel que quiera empaparse de la cultura caribeña. Si es tu caso, deberás acudir a la Plaza de la Cultura para visitarlo. Ya que estás aquí, también puedes aprovechar para visitar el vecino Museo de Arte Moderno. Y es que ambos lugares son de paso obligado a la hora de investigar la cultura en esta ciudad.
Museo del Ámbar de Santo Domingo
La importancia del ámbar abarca dos ámbitos: el de la joyería y el de la ciencia. Aquí sabrás porqué.
El lujo prehistórico existe.
Aquí es donde convergen la prehistoria y el lujo. Esta curiosa unión cobra vida en forma de uno de los museos más curiosos de la ciudad. Puedes hacer un alto al pasar por las calles comerciales de la Ciudad Colonial para acercarte a visitarlo. Una vez dentro, es imposible no quedar fascinado por su belleza. Y es que el Ámbar Dominicano es a la vez un estudio de la prehistoria y una pieza selecta de joyería. La importancia de estos minerales es, de este modo, doble. Para la ciencia, se trata de restos fósiles vitales en el estudio de la vida del continente. Para el amante de las joyas, son unas piezas raras y únicas en el mundo. Sin duda, todo esto conforma una visita cultural diferente.
Casa de Tostado
Su ubicación es inmejorable, así como la historia que te cuenta. Sería un error perderte esta visita.
¿Una ventana geminada? ¿He oído bien?
Ven a sumergirte en la vida y la cultura dominicana. Seguramente pasarás por aquí varias veces, ya que esta antigua vivienda ocupa un lugar clave en la Ciudad Colonial. A pocos pasos de la Catedral Primada de América, la playa de Montesinos o el Parque de la Independencia, esta casa-museo es mucho más de lo que parece. Y es que, construida en el siglo XVI, ha sido parte activa de la historia de Santo Domingo. Por donde estás pasando, lo hicieron antes familias pudientes, arzobispos y otras gentes adineradas a lo largo de los años. Pero hoy, el lugar se dispone para mostrar la forma de vida de las clases altas en el siglo XIX. Su tradición y su cultura están presentes en el mobiliario, la decoración y hasta en su arquitectura. Merece la pena entrar tan solo para conocer el propio edificio y su patio interior o su famosa ventana geminada, pieza única en todo el continente.
Museo Arqueológico Regional Altos de Chavón
¿Qué había antes de los españoles? ¿Lo sabes? Aquí descubrirás esa cara menos conocida del país, pero igual de importante.
Modestia incomparable.
En este rincón de la isla, en La Romana, encontrarás las raíces de toda una civilización. Tan solo el paraje que lo acoge bien vale la visita, ya que es un marco incomparable. Este museo situado tras la Iglesia de San Estanislao supone un vistazo en profundidad por la historia del país. Aquí vas a ser testigo de cómo era la vida antes de la llegada de los españoles. La evolución de los habitantes de la zona puedes seguirla a través de más de 3000 piezas que indagan en las diferentes culturas, religiones y modos de vida. Así, este museo se encarga de mostrarte la cara menos conocida, pero sin duda vital, de todo el país. Que no te engañe el carácter modesto del edificio, ya que este lugar de poco más de treinta años de antigüedad posee una de las colecciones más importantes de Hispanoamérica.
Museo de las Casas Reales
Único en su especie, completo e interesante. Así es este museo, clave en la historia de la ciudad.
Fusión cultural.
Visitar este museo es adentrarse en la esencia de la Ciudad Colonial donde se emplaza. En este marco tan histórico, el edificio une la calle de Las Damas con la de Las Mercedes. Pero también une dos culturas: la dominicana y la española. Y es que este lugar de más de cinco siglos de antigüedad, representa un símbolo para la historia de las relaciones entre Hispanoamérica y los colonos españoles. Lo que ahora ves como museo, fue en su día alojamiento para personalidades importantes y para actos gubernamentales. Hoy cobra una nueva importancia al tratarse del único museo, en todo el continente, tan completo en este ámbito, cosa que percibirás en cuanto te adentres en sus salas, que muestran desde la conquista o la economía hasta la piratería o la vida familiar. Por todo esto, es el lugar idóneo para comenzar un viaje por la historia de la ciudad y del país.
Convento de los dominicos
Los dominicos lo adoran, no en vano, gracias a este convento, la estela española en la isla fue más llevadera.
¿Queridos españoles?
Por todos es sabido que la corona española marcó el sino de la isla. Tras su llegada, en el siglo XV cambió el curso de la historia para este país y para el resto del continente. Una de las órdenes religiosas más activas en la isla fue la de los dominicos. Desde su llegada abrieron centros por toda la isla donde llevaron a cabo misiones evangelizadoras. Polémicas al margen, fueron la primera institución en denunciar los maltratos a los que eran sometidas las poblaciones indígenas a manos de los recién llegados españoles. Por ello, este convento que en su origen marcaba los límites de la ciudad, es recordado con adoración por los dominicanos. Además, al entrar a este lugar podrás contemplar también dos esculturas como homenaje a dos figuras clave para la República Dominicana: Salomé Ureña, poetisa y educadora y Eugenio María de Hostós, uno de los principales responsables del primer centro formativo de la ciudad.
Monumento a los Héroes de la Restauración (Santiago de los Caballeros)
Todos aquellos que lucharon por la soberanía del país, están aquí presentes, gracias a un monumento homenaje digno de foto.
¡70 metros de altura! ¡Menudo gran homenaje!
Ubicado en el corazón de la ciudad de Santiago de los Caballeros, este majestuoso monumento fue otra de las obras clave del dictador del siglo XX Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien levantó a lo largo y ancho de la isla distintos edificios para ensalzar y engrandecer el orgullo patrio del pueblo dominicano, de este modo levantó también el Palacio de Bellas Artes de Santo Domingo. Este monumento fue terminado en 1953 y, aunque en un primer momento fue llamado el Monumento a la Paz de Trujillo, tras la muerte del dictador, fue rebautizado como Monumento a los Héroes de la Restauración haciendo honor a aquellos que lucharon por mantener la soberanía patria durante el siglo XIX. Este impresionante monumento mide, ni más ni menos que 70 metros de altura y está decorado con un sinfín de motivos de las culturas precolombinas que poblaron la isla. Se trata de otro de los puntos fundamentales para conocer la historia de la República Dominicana.
Altar de la Patria
Cualquier buen dominicano que se precie sabe que aquí descansan los restos de los tres padres de la Patria. Amén.
Auténtica veneración dominicana.
Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella son tres nombres imprescindibles de la historia de la República Dominicana. Considerados los tres padres de la patria, fueron piezas clave para conseguir la independencia del país y por ello, son venerados por los dominicanos. Los restos mortales de estos tres hombres descansan en el Altar de la Patria. Este majestuoso edificio se encuentra en la Plaza de la Independencia, lugar donde se proclamó la liberación de la República Dominicana el 27 de febrero de 1844. Los tres enormes cuerpos de mármol que forman el edificio simbolizan la Santísima Trinidad y la Trinitaria; este último fue una corriente intelectual de la isla que apoyaba y buscaba la independencia del país. Dentro del edificio puedes visitar los sepulcros de los tres independentistas así como numerosos detalles y vestigios de este período histórico. Como puedes comprobar, se trata de uno de los rincones de la isla más importantes para conocer las claves de su historia más contemporánea.
Ruinas de San Francisco
Azarosa vida la de estas ruinas que empezaron siendo Monasterio. El pirata Drake sentenció el inicio de su declive.
Histórico epicentro.
Las ruinas de San Francisco son los restos del anterior Monasterio de los Franciscanos. Esta obra comenzada en el año 1508 y terminada casi 50 años más tarde, significó no sólo la llegada de la orden a la isla sino también la primera edificación del conocido como nuevo mundo en la República Dominicana. Este proyecto es atribuido a Nicolás de Ovando, una de las figuras más importantes en cuanto a arquitectura colonial se refiere. Levantó gran parte de los edificios de esta época en la ciudad y en la isla. Lamentablemente el monasterio ha sufrido toda clase de vicisitudes. En el año 1586, el pirata Francis Drake lo asaltó llevándose gran parte de su patrimonio y por consiguiente perjudicando su legado y dañando su arquitectura. Posteriormente, en 1673 fue reducido prácticamente a ruinas como consecuencia de un terremoto. Y después, en la histórica batalla de Palo Hincado contra los franceses, estos atravesaron su tejado con un cañonazo lo que hizo que la estructura prácticamente se viniera abajo. Sin embargo, te recomendamos que no dejes de conocer este lugar, epicentro de la historia de la isla.
Faro a Colón
La leyenda cuenta que aquí pace Colón. Sea cierto o no, fotografiar este homenaje al explorador es indispensable.
Imprescindible de día, imprescindible de noche.
Tras visitarlo, tienes que volver por la noche. Para verlo, dirígete al Parque Mirador del Este. Durante el día, es un lugar histórico y emblemático a pesar de su reciente historia, ya que aunque fue concebido a principios del siglo XX, no fue hasta los años noventa cuando se inauguró. Desde entonces, ha sido una piedra angular de la cultura dominicana. En su interior podrás acceder al museo y a las salas de exposiciones. En este lugar, además de promover y difundir la cultura, se conmemora al descubridor Cristóbal Colón y la fraternidad entre las naciones. También supone uno de los posibles lugares en los que se afirma, se albergan los restos mortales del explorador italiano. En cualquier caso, supone una visita obligada que ha de repetirse cuando cae el sol. Ya que es por la noche cuando los focos del edificio se encienden para iluminar el parque, creando así una imagen imponente y difícil de olvidar.
Panteón Nacional de los Héroes
Gran relevancia histórica para este panteón que cobija cenizas de renombre, como las de Duvergé o Luperón.
Homenaje neoclásico y barroco.
En el barrio de Santo Domingo, conocido popularmente como Ciudad Colonial, se encuentra este Panteón Nacional de los Héroes. Curiosamente, uno de los pocos edificios de la zona que no fue construido durante el siglo XVI tras la llegada de la corona española a la ciudad. Este edificio fue levantado durante el siglo XVIII aunando la corriente neoclásica y barroca como una iglesia de la orden de los jesuitas. Eso sí, su finalidad sí está claramente relacionada con la época colonial y con la historia de la isla: actualmente salvaguarda los restos mortales de aquellas personas que lucharon o tuvieron relevancia para la historia de la República Dominicana. De este modo aquí yacen Gregorio Luperón, José Núñez de Cáceres o el General Antonio Duvergé. Las naves que lo recorren longitudinalmente son las que dan la referencia barroca al edificio y a lo largo de ellas, puedes contemplar el mural con la escena del Juicio Final y la Ascensión a los Cielos, dándole aún más sentido épico al lugar.
Palacio de Bellas Artes
Si te va la música clásica, asiste a un concierto en esta finca de 13.000 metros cuadrados. Embelesado saldrás.
Música para tus oídos.
El Palacio de Bellas Artes de la capital dominicana fue inaugurado un 15 de mayo de 1956, día de la Celebración de la Paz y la Confraternidad del Mundo Libre. Aprovechando ese espíritu de orgullo nacional, el dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina (figura política relevante en la historia de la isla) mostraba al pueblo esta majestuosa finca de más de 13.000 metros cuadrados, que albergaba en su interior la sede del Teatro Nacional, la Escuela Nacional de Arte Visual y un largo etcétera de agrupaciones culturales. De hecho, la intención de su creador fue precisamente ésta: que en este edificio se congregasen todas las manifestaciones culturales habidas en el país y que todo el pueblo pudiera contemplarlas. También tiene la finalidad de enseñar todas estas disciplinas y es por ello una de las más importantes academias del país. Son espectaculares los conciertos de música clásica que tienen lugar aquí; si eres aficionado, te recomendamos que no te pierdas la agenda de eventos de este palacio.
Fortaleza Ozama
Historia terrible y complicada para esta fortaleza que sin embargo presume de vistas: ¡únicas en la ciudad!
Al río le debe su nombre.
A caballo del siglo XV y XVI no solamente la corona española llegó a esta isla, también lo hicieron los franceses, ingleses, un sinfín de piratas y los vecinos del continente. Por este motivo, durante el XVI se levantaron a lo largo y ancho de la isla infinidad de edificios militares, con la intención de protegerla de los posibles ataques e invasiones de todas estas civilizaciones que también anhelaban estos territorios. La Fortaleza Ozama, que recibe su nombre por la cercanía del río que la bordea, es un claro ejemplo. Su interior sorprende ya que, a pesar de la apariencia de castillo, dentro encontramos pasadizos, túneles y cuevas, ya que esta fortaleza tuvo siempre la misión de combatir al invasor y también hacía las veces de prisión para los detenidos en las contiendas. En contraposición a esta descarnada historia, las vistas que se divisan desde lo alto de esta muralla de 18 metros son de las más bonitas que encontrarás en la isla. La desembocadura del río Ozama mezclándose con las aguas caribeñas dan lugar a un horizonte sin igual.
Catedral Primada de América
El corazón de la capital late con fuerza gracias a esta majestuosa catedral en la que descansó Colón durante años.
Inspiración sevillana.
En el corazón de la capital de la República Dominicana se encuentra uno de los símbolos más importantes de la ciudad. Aunque su nombre es el de Catedral Metropolitana de Santa María de la Encarnación, es conocida por todos como la Catedral Primada de América. Este majestuoso edificio fue levantado durante el siglo XVI, centenario en el que fueron erigidos también gran parte de los monumentos de la ciudad ya que fueron los años de la conquista europea. Su arquitecto, Alonso González, se inspiró en la catedral de Sevilla. Curiosamente, esta catedral no guarda un especial parecido con el resto de edificios coetáneos de la ciudad. Quizá fue porque tras el desembarco del pirata inglés Francis Drake en la isla dominicana, este edificio fue víctima de saqueos y desperfectos tanto en el interior como en el exterior. De hecho, ha tenido que ser restaurado en diversas ocasiones a lo largo de la historia. En esta catedral descansaron durante muchos años los restos de Cristóbal Colón antes de ser trasladados al Faro a Colón.
Alcázar Virreinal de Don Diego Colón
El que fuera sede de reyes y gobernadores, es hoy ejemplo perfecto de historia y cultura dominicanas.
¡Esos famosos ventanales!
Este alcázar es uno de los mejores exponentes de la historia y de la cultura dominicana desde la llegada de la corona española. Construido en 1510 como palacio y fortaleza para la corona o gobernadores que reinaran o gobernaran la isla, siempre le sobrevoló la fama de poseer demasiados ventanales para este tipo de edificios. Sin embargo, se convirtió en la residencia de Diego Colón y María de Toledo y aquí nacieron sus hijas Juana e Isabel. Fue sede durante más de seis décadas de la primera corte española en la isla dominicana. Históricamente también guarda otros hechos relevantes. Se dice que desde aquí salían las expediciones para la conquista de La Florida, Cuba, Guatemala, Perú, Colombia y México. También se dijo que el pirata Francis Drake asaltó este lugar (así como todos los edificios importantes de la isla) en el año 1586. Afortunadamente, la residencia real, ya había sido abandonada casi 10 años atrás.
La Vega Vieja
Si te digo que Colón se instaló aquí en el siglo XV te lo digo todo, ¿no? ¡Viva la historia!
Herencia española.
Has de venir aquí para viajar al origen del Nuevo Mundo. A mitad de camino entre Santo Domingo y Puerto Plata, encontrarás los restos de lo que fue el primer asentamiento español en la isla. Las ruinas de la Vega Vieja son en sí mismas un testimonio histórico. A finales del siglo XV, Cristóbal Colón instaló allí el Fuerte de la Concepción para defenderse de los taínos que habitaban toda la zona y aprovechar los recursos naturales. Tras un terremoto en el siglo XVI, el poblado volvió a levantarse en lo que hoy es La Vega. Así, las ruinas de la villa inicial fueron dejadas al abandono para convertirse hoy en este importante patrimonio cultural. Se trata así de una excursión ineludible para cualquiera que esté interesado en la historia. Los restos de la fortaleza y la catedral son hoy el único recuerdo que queda de lo que fue el origen de la civilización en el nuevo continente.
Altos de Chavón
¿Te vas a perder admirar el lugar dónde se rodaron pelis de la talla de Apocalypse Now? ¡Yo no!
Excursión hacia el este.
Nadie escapa al encanto de esta región. Para comprobarlo, has de dirigirte hacia el extremo este, más allá de San Pedro, donde se encuentra La Romana. Pero la excursión que te espera aquí merece el desplazamiento. A orillas del río Chavón crece la villa de Casa de Campo, una zona residencial que da vida a este famoso paraje. Una de las primeras atracciones es su anfiteatro, que a pesar de su imagen clásica, apenas tiene treinta años de antigüedad. Desde aquí, se inicia un paseo por toda una zona edificada al estilo del siglo XVIII. Tras pasar por su iglesia de San Estanislao, es casi obligatorio subir hasta el mirador. Desde allí, tendrás una imagen del río y de la vegetación difícil de imitar en cualquier fotografía. Como curiosidad, en este paisaje que ves se han rodado escenas de películas como Apocalypse Now, Rambo o Jurassic Park.
Boca Chica
No. Aquí no te encontrarás con el típico resort, sino con una playa modesta en tamaño, grande en calidad.
Pequeña pero poderosa.
No te hace falta alejarte mucho para perderte en una playa sin aglomeraciones. Y si las hay, aquí serán de dominicanos. Menos de cuarenta kilómetros son los que separan la ciudad de este municipio. Y aunque más pequeño que su vecina, basta un vistazo para enamorarse de las vistas. Su piscina salada natural, formada por el arrecife que la recubre, le da su aspecto característico. Lejos de ser un típico resort, esta pequeña playa supone un lugar idóneo para disfrutar de la costa caribeña. Probablemente estarás acompañado de familias dominicanas que vienen aquí a veranear o a pasar el día. No obstante, una vez hayas venido, merece la pena quedarse hasta que anochezca. A través de la Calle Duarte, por la noche la ciudad despierta para recorrer los restaurantes en línea de playa. Cuando cierran, los más noctámbulos llenan la zona, amenizada por bares y discotecas.
Parque Colón
Palomas, cafés, actores callejeros y gente. Desde hace más de 500 años el ritmo de este parque nunca se detiene.
¡Que el ritmo no pare!
Este lugar es el corazón de la ciudad desde hace más de quinientos años. Puede que, cuando lo conozcas, te parezca pequeño. Pero la realidad es que este parque, que en otro tiempo fue Plaza Mayor, guarda mucho más de lo que parece. No tardarás en percatarte de su ritmo animado y de su movimiento continuo. Y es que este es el epicentro cultural y social de Santo Domingo. Para el visitante es ideal por su posición en el casco antiguo, ya que viene a mano para cualquier incursión por la zona. Además sus cafés, sus sombras y sus bancos te pueden servir para descansar y observar el monumento a Cristóbal Colón indicando el norte. Entre las palomas y las eventuales actuaciones callejeras, podrás ver que para el ciudadano este es también un lugar de reunión común. Desde aquí, podrás iniciar un corto paseo hasta la Catedral Primada, el Cabildo o la Fortaleza Ozama.
Las murallas de Santo Domingo
¿Te imaginas la ciudad asolada por piratas? ¡Con imaginación y un rodeo a sus murallas te harás una idea!
Visitando la Ciudad Colonial.
Una manera perfecta de empezar o de acabar una visita a la Ciudad Colonial. Rodear sus murallas te ayudará a entender la historia de esta ciudad costera. Debido a su situación geográfica, la ciudad vivió sus inicios asolada por piratas y corsarios. Es por esto que, desde el mar, el aspecto de la ciudad se ve definido por esta protección. Puedes recorrerla para ir encontrando sus entradas y sus baluartes, que te darán una idea de cómo era la ciudad siglos atrás. Con un poco de imaginación, no te costará ver esta zona como en el siglo XVII. Cuando lo hagas, has de saber que fue en la Puerta del Conde donde se izó la primera bandera nacional. Antes, después, o en lugar de rodearla, vale la pena verla desde fuera. Uno de los puntos clave es el Puerto de Sans Souci, al otro lado del río. Desde ahí, puedes bajar dando un pequeño paseo hasta Punta Torrecillas para tener una perspectiva de la zona antigua.
La pirámide de Vallenuevo
A 150 kilómetros de Santo Domingo se encuentra esta histórica pirámide anclada en un paraje inmejorable.
La pirámide de la discordia.
Venir hasta aquí es profundizar en la otra cara de la República Dominicana. Este monumento se encuentra en el Parque Nacional de Valle Nuevo, y para visitarlo debes desplazarte a unos ciento cincuenta kilómetros de Santo Domingo. Pero el paraje merece la pena. Su principal atracción es, sin duda, la pirámide, que ha estado durante muchos años sometida a diversas polémicas. Fue levantada en agradecimiento al dictador Trujillo por la construcción de las carreteras que unen los pueblos vecinos. Aunque durante mucho tiempo se creyó que marcaba el centro de la isla, se ha aclarado que lo que pretende es señalar la separación de los dos pueblos que la rodean. Pero al margen de su historia, venir te servirá para descubrir un paraje natural incomparable y muy popular para el eco-turismo. No te olvides de llevar abrigo. Aquí, las temperaturas en invierno pueden llegar por debajo de cero.
El Malecón de Santo Domingo
Cualquier excusa es buena para pasear por el Malecón, seas ciudadano, seas visitante, ¡tienes que ir!
Con vistas al Caribe.
Este es el lugar idóneo para pasear en cualquier momento. De día o de noche. Esta ruta de más de diez kilómetros recorre la costa sur de la ciudad para ofrecer una vista especial del Mar Caribe. Es un sitio elegido no sólo por los visitantes, sino también por los cientos de ciudadanos que caminan por él a cualquier hora. A lo largo del recorrido tienes restaurantes y comercios en un lado. En frente, palmeras y el mar. Entre la gente pasando en bicicleta tendrás multitud de sitios donde parar a sentarte o a contemplar la costa. También puedes ir alternándolo con incursiones por las calles que dan al paseo. Por el camino, verás los obeliscos levantados en honor a Rafael Leónidas Trujillo, a los artistas callejeros que se despliegan a tu paso o los carruajes que recorren la avenida. Si es verano, acude a su Festival del Merengue, y en invierno a su gran fiesta para festejar el Año Nuevo.
Las Terrenas y El Salto del Limón
Entras en una zona que, aunque menos turística, no tiene desperdicio conocerla, ¡menuda cascada!
Una experiencia inolvidable.
Bienvenido a un paraíso aún por descubrir. Menos conocida que otras partes del país, esta zona de costa supone una experiencia diferente. Para llegar, dirígete a la península de Samaná en el norte. Tienes ante ti varios kilómetros de bosques, playa y paisajes asombrosos. Notarás enseguida que por aquí no pasa tanto turismo como en otros municipios. Entre todos los paseos que puedes realizar, es casi obligado ir a la cascada del Salto al Limón. Para llegar, deberás adentrarte en el bosque de la manera más común: a caballo. Aunque también puede realizarse a pie, el camino se hace mucho más cómodo y no te hará falta experiencia. Tras algo menos de una hora de travesía entre la naturaleza, ésta se abrirá para mostrar una cascada de cincuenta metros que cae sobre una piscina natural. Sabrás nada más llegar que la experiencia promete ser inolvidable.
Punta Cana
Opciones de ocio y relax de todas las formas y colores. Nada está escrito en cuanto al descanso se refiere.
¡Sshh! ¡Estamos descansando!
Ven aquí para olvidarte de todo. Te será imposible no hacerlo, ya que esta zona de cincuenta kilómetros de playa se centra en la comodidad de los visitantes. Lo que quieras hacer una vez aquí, es cosa de cada uno. Eso sí, la oferta es mucho más amplia de lo que parece. Para mucha gente, venir a Punta Cana es dar un nuevo significado a la palabra descansar en las playas de cada hotel. No obstante, la región contiene kilómetros de zona natural esperando que la descubras. Los cocoteros que ves a pie de playa son sólo la entrada a una gran excursión. No te será difícil contratar una en los hoteles o en las playas públicas. Hay más actividades populares, como el Parque Manati donde mucha gente acude para nadar con delfines. Otra actividad no tan conocida son las lanchas en la línea de playa que pueden recogerte para llevarte a probar el marisco de la zona antes de devolverte de nuevo al hotel.
Salto de Gran Jimenoa
¿Listo para abrir la boca?: 40 metros de altura para una cascada merecedora de una foto.
Sensacional cascada.
En el interior de la isla, en la región de Jarabacoa, la selva apenas deja un resquicio vacío. De hecho, para llegar a nuestro destino deberás atravesar a pie estos frondosos bosques durante un buen rato hasta llegar al destino. ¿Y cuál es nuestro destino? Pues uno de los accidentes orográficos más impresionantes que puedas encontrar en este país: el Salto de Gran Jimenoa, una espectacular cascada de 40 metros de altura. Un oasis en mitad de la selva y alejado de cualquier atisbo urbano. Y aquí comienza la oferta deportiva para los más atrevidos (y si has llegado hasta aquí, no hay duda de que eres uno de ellos). Alrededor de este lugar se puede practicar piragüismo y diferentes modalidades relacionadas por los rápidos de este río Jimenoa. Desde un tranquilo paseo conociendo e inspeccionando la zona hasta una carrera por las zonas más bravas del río para los más aventureros, esta zona ofrece múltiples opciones para conocer esta región de la isla.
Constanza y el interior de la isla
Lejos de la costa, te adentrarás en la selva dominicana y descubrirás otra faceta de la isla, igual de interesante.
Viaje al interior de la tierra.
Aunque parezca increíble esto también es la República Dominicana. En contraposición a las playas, los arrecifes, y los bosques de cocoteros invadiendo los arenales blancos, encontramos el pueblo de Constanza, en el corazón de la isla. Esta villa históricamente agrícola y ganadera se encuentra a más de 1220 metros de altitud y en medio de más de 30 hectáreas de pura selva. Aquí, lejos de las playas, la naturaleza agreste campa a sus anchas. Perfecto para conocer otra República Dominicana. Una en donde el cultivo y la agricultura se lleva desarrollando de igual manera desde hace años y años, siendo su principal fuente de supervivencia, donde la llegada de los colonos, pese a que hiciera mella, no es tan profunda como en, por ejemplo, Santo Domingo y aún hay hueco para las tradiciones criollas ancestrales y demás culturas precolombinas. Por cierto: la sopa de apio, la zanahoria, el ajo y las fresas gigantes son típicas de aquí.
Encuentra tu viaje a República Dominicana
Documentación para viajes de turismo a República Dominicana
Comprueba qué requisitos de documentación necesitas para tu viaje.