Guía turística: qué hacer y ver en San Salvador

El Mercado Central supone una experiencia de compras única. Es una forma de ver los productos de la ciudad en un ambiente puramente salvadoreño. Para hacerlo, no tienes que alejarte apenas del centro. Cercado por las calles 12ª Poniente y la 7ª Avenida Sur vas a encontrar el inmenso cúmulo de edificios que forman este mercado. Miles de negocios abren sus puestos en el interior cada día. Dentro, el número puede llegar a ser abrumador. No obstante, si te atrae el ambiente de los mercados, no puedes perderte éste. Desde alimentación hasta textiles, pasando por electrónica o deportes, las tiendas crean todo un collage de colores al que se suman cientos de personas cada día. Se trata, en definitiva, de un fenómeno social y cultural que únicamente puedes descubrir en este mercado.

Cerca del centro de la ciudad hay un sitio idóneo para el interesado en la biología. Además, es un museo dedicado a la educación y el entretenimiento de los más pequeños. Para llegar has de acercarte al Parque Saburo Hirao. Sólo con ver los alrededores tendrás un adelanto del espíritu de este museo dedicado al estudio de la vida natural en Centroamérica. Verás enseguida que el peculiar edificio y sus terrenos son un sitio agradable para pasar un rato. Pero es en su interior donde te esperan sus tres secciones de Geología, Paleontología y de Ecosistemas. A lo largo de ellas se muestran vestigios y recreaciones del desarrollo de la vida en la zona de El Salvador, desde plantas hasta fósiles. Se trata así de una visita abierta entre miércoles y domingo que resulta, como mínimo, interesante a cualquier edad.

No puedes dejar San Salvador sin haber pasado por aquí. A pocos pasos de la Catedral Metropolitana, en pleno centro de la ciudad, el Monumento a la Independencia custodia una de las plazas con más ritmo y movimiento de la zona. Has de venir a este pulmón, llamado Plaza de la Libertad, a cualquier hora. Nada más llegar, la primera parada es la escultura sobre el pedestal de veinte metros situado en su centro. Levantado en 1911 y conmemorando los cien años del inicio de la independencia de Centroamérica, éste es para muchos el monumento más significativo de la ciudad. Cuando lo mires dedícale un rato, ya que está repleto de detalles que representan la liberación de esta nación. Después, puedes rodear la plaza o pasear hacia la Iglesia de la Candelaria, la Catedral Metropolitana, la Iglesia de El Rosario o el Palacio Nacional, situados a pocos pasos desde aquí.

La siguiente propuesta de ocio está pensada solamente para los más valientes y aventureros. Te presentamos una de las actividades que se ha convertido en una de las actividades deportivas más populares: el canopy. Se trata de visitar y conocer determinados montes surcándolos por los aires a través de un sistema de cuerdas y poleas. Las etapas que puedes recorrer te permitirán contemplar y conocer la naturaleza de la zona desde el aire, suspendido como un pájaro, lo cual es una experiencia única y diferente. Hay un montón de empresas de deporte al aire libre que se dedican a este tipo de actividades. Te recomendamos que visites ecoexperienciaselsalvador.com. Aquí podrás ver y consultar las posibles excursiones y gestionar tus actividades. Posiblemente ésta sea la más emocionante que puedas realizar. Solo apta para amantes de la naturaleza.

Este enorme arenal situado en el kilómetro 44 de la carretera de El Litoral es otro de los grandes paraísos playeros que te ofrece San Salvador. Esta playa de casi 8 kilómetros es uno de los mejores lugares para practicar deportes acuáticos. Tiene un reconocimiento mundial como destino para surfistas. También puedes practicar toda clase de buceo pues es famoso por el ecosistema de su fondo rocoso. Allí podrás ver desde langostas y ostras a todo tipo de peces de colorines. También es habitual el ski acuático y el alquiler de motos de agua. Y al caer la tarde, te recomendamos que des un paseo y te quedes a cenar en los alrededores de la playa pues, su gran actividad, ha fomentado el crecimiento de bares, restaurantes y terrazas alrededor de ésta. Cenar al aire libre después de bañarte es una opción altamente recomendable para terminar el día.

La Fundación FuresaAdventure es mucho más que un zoológico. Es una reserva natural y animal con especies en peligro de extinción de todos los puntos del mundo. En sus enormes instalaciones puedes encontrar tigres de Bengala, pumas, monos y todo tipo de aves. Todos ellos donados por otros países para intentar conseguir la supervivencia de la especie. Por ello, la función que cumple esta fundación es excepcional. Y además, puede ser visitada. Está ubicada en la comarca de Jayaque, a una media hora de San Salvador. Este enorme parque de más de 200 hectáreas propone un recorrido para el turista con la intención de mostrarle no sólo los animales sino el clima, la vegetación y el entorno del país. Por ello, el valor didáctico y cultural de esta visita es innegable. Es aún más recomendable si se viaja con niños.

La semana anterior y posterior al 5 de agosto, la vida de San Salvador se detiene para rendir homenaje al Divino Salvador del Mundo. En realidad, todo el mundo las conoce como las fiestas agostinas. Se trata de las fiestas patronales de la ciudad y todos los vecinos se echan a la calle. Durante la sucesión de los días, se mezclan los actos religiosos, especialmente, la procesión con el cuerpo de Jesucristo desde la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús hasta la Catedral Metropolitana del Divino Salvador del Mundo. Este acto es muy seguido por los vecinos de la ciudad. Pero también hay otra parte menos seria y más lúdica y es que todo el centro histórico de la urbe se llena de fiestas, puestos ambulantes, música y circo por todos los rincones. Durante estos días encontrarás ambiente durante las 24 horas del día.

En la céntrica calle Berlín, número 228, junto al Boulevard de los Héroes se encuentra uno de los locales más carismáticos y míticos de la ciudad: el bar La Luna. Este local es, desde hace años, la bandera del movimiento underground salvadoreño. Es la meca de la corriente alternativa de la ciudad. Por ello, se ha ganado merecidamente la fama de ser el lugar para los bohemios. Así que si quieres visitar la otra cara de San Salvador, debes acudir aquí. Buena música, buena cerveza, copas y ambiente, esas son las señas de identidad de este lugar. Es frecuentemente visitado por artistas de la ciudad, de hecho, cuenta la lengua popular que de vez en cuando se llevan a cabo conciertos improvisados de grandes músicos. ¡Ahora te toca probar suerte!

En San Salvador, a los jóvenes que salen por la noche, se les llama parrenderos. Y ahora que lo sabes te invitamos a que te conviertas en uno de ellos con una de las actividades más divertidas y locas que puedas encontrar en la ciudad. Se trata de La Conga Bus. Este divertido autobús de colores te llevará en la parte superior descapotada por toda la ciudad. Como si de una discoteca sobre ruedas se tratara, gozarás de un gran ambiente con barra y música incluido. Uno de los atractivos más importantes es la mezcla que suele haber en estos autobuses de paisanos y locales lo que hace que sea extremadamente divertido. El recorrido te mostrará las principales calles de la ciudad por la noche, lo que lo convierte en una opción genial de empezar la jornada nocturna. ¿Te atreves?

Todo el barrio conocido como la Zona Rosa es otro de los puntos capitales e ineludibles de la noche salvadoreña. Todo este conjunto de calles se llena de jóvenes al caer la noche. Preferentemente universitarios y jóvenes entre 20 y 30 años, comienzan la ruta por las terrazas y los pubs a primera hora para llenar las discotecas después y hasta bien entrada la madrugada. Aunque también es un lugar estupendo para conocerlo de día, bien sea para comer o cenar, tiene una gran oferta de restaurantes y de comida. Sin embargo, es por la noche cuando el barrio está en su pleno apogeo. En estas calles se encuentran las discotecas más populares de El Salvador como Republik, Zanzíbar, y Code. En general los precios son asequibles y dependiendo de la hora, la entrada es gratuita. Ahora te toca a ti elegir.

Cae la noche sobre el cielo de El Salvador. Tras el cansancio de una jornada de turismo por la ciudad te puede apetecer descansar y conocer su parte más divertida. Pues bien. La primera opción en San Salvador son las terrazas del Multiplaza. Este enorme centro tiene un gran encanto por la noche y desde hace tiempo se ha convertido en uno de los puntos de moda de la ciudad para salir. Mezcla bares, restaurantes, terrazas y discotecas que abren hasta altas horas de la madrugada. Por ello, puedes disfrutar de una suculenta cena contemplando la noche salvadoreña y después, casi sin moverte, trasladar las copas a los locales de alrededor. Si no se te ocurre por cuál empezar, te recomendamos tres lugares que gozan de una gran reputación y ambiente: Mai Thai, Likwid y Nvy. ¡La noche es tuya!

En pleno centro de la urbe, en uno de los costados de la plaza Francisco Morazán, junto a la calle Delgado, encontrarás un impresionante edificio de paredes blancas y columnas griegas. Se trata del Teatro Nacional. Este edificio es la bandera de la cultura en la capital del país. Fue construido en 1911 e inaugurado en 1917 sobre las cenizas de su predecesor que fue pasto de las llamas en un incendio que asoló gran parte del casco antiguo. Desde su reinauguración, el Teatro Nacional alberga gran parte de la actividad cultural de la ciudad. Desde teatro y danza hasta conciertos de distintos estilos musicales, desde la parte más folklóricamente salvadoreña hasta artistas consagrados en el mundo entero. Te recomendamos que eches un vistazo a su agenda pues los precios son muy económicos y puedes tener la oportunidad de contemplar un gran espectáculo.

A continuación, te recomendamos unos cuantos destinos playeros que no debes dejar de visitar ya que, las playas, son uno de los principales atractivos de El Salvador. La primera de ellas es Playa Dorada. Esta ubicada en el kilómetro 91 de la carretera del litoral y es un paraíso para los sentidos. Este enorme arenal posee una de las zonas privadas para el recreo playero más prestigiosas del país. Además puedes combinar los deportes acuáticos como el surf o el snorkel con los paseos por los bosques que rodean el lugar. Por cierto, es una buena ocasión para bucear pues entre la arena y las rocas del fondo podrás contemplar una exótica fauna y flora marina. También es uno de los principales destinos para los surferos, hasta aquí vienen aficionados de todo el mundo pues dicen que tienen unas de las mejores olas del país.

El alma de El Salvador reside en estas obras. Para poder verlas o adquirirlas, has de caminar hacia la mitad de la Avenida Masferrer Norte. Allí se ubica el Árbol de Dios, una curiosa galería que expone y vende la obra de Fernando Llort. Este es un autor muy popular en la ciudad que plasma toda la influencia artística propia de El Salvador. Inspirado en la cultura tribal y en los antepasados, las imágenes que pinta están caracterizadas por los colores intensos y la simpleza de las formas. Aunque dedicado especialmente a la pintura, aquí puedes encontrar desde artesanías en madera o vidrio hasta impresiones en camisetas. Lo notarás nada más verlo, llevarte un recuerdo de aquí te recordará siempre el ambiente ligado a Centroamérica. A diferencia de otras cosas típicas de la zona, lo que puedas conseguir en esta galería no lo encontrarás en ningún otro lugar.

Ésta es una ciudad de mercados. Una de las primeras cosas que puedes notar es que resulta fácil encontrar puestos de venta improvisados en cualquier zona. A veces unos pocos, otras ocupando una calle al completo. Forma parte de la cultura de El Salvador y es algo muy generalizado. Dando un paseo por el centro histórico puedes encontrar desde ropa de imitación hasta juguetes o artesanías características de la región. A esto se suma una iniciativa llamada Mercado móvil, a través de la cual, varios mercaderes de alimentación levantan sus puestos cada mañana en distintos barrios de la ciudad. Por otro lado, lugares como el Paseo del Carmen en Santa Tecla, son aprovechados por artistas locales para exponer y vender sus obras. Este tipo de comercios son una cara no tan conocida pero si muy propia de esta ciudad.

Es una de las principales arterias comerciales de la ciudad. Desde el extremo oeste recorre cerca de ocho kilómetros hasta convertirse en la Alameda Franklin Delano Roosevelt. Supone así un enorme paseo al que siempre puedes acudir si estás buscando tiendas. Uno de los atractivos de esta calle es que atraviesa dos puntos interesantes para descansar. El primero de ellos es la Plaza Beethoven, un lugar idóneo para sentarse unos minutos frente a la gran fuente que la corona. El segundo, el Monumento al Salvador Divino. Entre estos dos lugares se ubica el centro comercial General Escalón en cuyo interior tienes a tu disposición una gran multitud de tiendas de todo tipo. Si por el contrario buscas conocer un poco la ciudad mientras vas de compras, lo mejor es recorrer este paseo.

En este centro comercial, las compras más exclusivas se mezclan con la vida nocturna. Supone una parada recomendable al acercarte por La Tecla, ya que se encuentra en la Carretera Panamericana que une esta zona con la del centro de San Salvador. En su interior, las tiendas de marcas selectas comparten recinto con una gran cantidad de cafeterías, discotecas, cines y salas recreativas. Esto hace que sea un lugar idóneo para que uno pueda pasear por las tiendas mientras que otros se entretengan en cualquiera de los locales. Desde la zapatería Park Avenue hasta NineWest, aquí tienes algunas de las marcas punteras en moda. A esto se suman joyerías como Dana&Callena o tiendas de decoración como Kalea, HomeDesign y 3 Puntos. Tras la jornada de compras, si es fin de semana, es fácil que puedas ver algún concierto mientras descansas en las terrazas.

Puedes venir aquí directamente si buscas un día completo de tiendas. La larga Carretera Panamericana atraviesa San Salvador y lo comunica con Santa Tecla. Pasando por encima del Antiguo Cuscatlán, esta carretera recorre en escasos kilómetros tres de los grandes centros comerciales de la ciudad. Esta zona es por si sola un lugar perfecto donde dedicar una muy extensa jornada de shopping. Lo mejor es empezar por el Multiplaza. Tras desayunar en cualquiera de sus cafeterías, son unos doscientos cincuenta comercios los que aquí abren sus puertas. Si aún así no has encontrado lo que buscabas, la siguiente parada será Las Cascadas, donde puedes encontrar locales de las primeras marcas americanas. Tras comer en uno de sus restaurantes y continuar con la jornada, la mejor manera de recibir a la noche salvadoreña es en el vecino Gran Vía.

Puedes acudir aquí para comprar y para ver. Han pasado cincuenta años desde que el mercado ocupó un cuartel de infantería en desuso desde principios del siglo XX. Desde entonces, cientos de salvadoreños acuden aquí para comprar principalmente ropa. El edificio, que ocupa una parcela entre las calles 1ª Oriente y Delgado a la altura de la 8ª Avenida Sur, es uno de los mercados por el que más cariño sienten sus vecinos. Cuando llegues, reconocerás su entrada por el cartel que reza: Recuerda el pasado visitando tu mercado excuartel. Tras cruzarlo, tienes a tu disposición una multitud de puestos que se dividen principalmente en ropa, calzado y artesanía. Posiblemente, lo más llamativo sea esto último, ya que supone una oportunidad perfecta para llevarte un recuerdo de la ciudad. Entre otras cosas, su producto más popular son las vistosas hamacas artesanales.

Viniendo aquí, podrás llevarte un recuerdo único de San Salvador. En cualquier paseo por el centro de la ciudad puedes desviarte para ir hacia la mitad de la Alameda Manuel Enrique Araujo. Una vez allí, te espera el mercado más famoso de la capital. En su interior, cientos de puestos se despliegan ofreciendo una enorme variedad de productos artesanales salvadoreños. Es posible que la visita te lleve un largo rato si esto te atrae, ya que el mercado es una enorme recopilación de la cultura centroamericana. Lo mejor es no buscar nada concreto, sino dejarte llevar por los puestos. Desde figuras de madera o cerámicas hasta ropas y abalorios, éste es el lugar idóneo donde buscar algo que llevarte para recordar esta ciudad. Si te coincide en el tiempo, es un momento perfecto para enlazarlo con la Feria Internacional que se instala anualmente unos pasos más al sur.

Este mercado de pescados te acerca a un aspecto de la cultura del país. Si acudes a La Libertad, a unos treinta kilómetros al sur de la capital, sin duda buscas el mar. Notarás enseguida que en esta zona existe una profunda cultura marítima. Ésta alcanza su cumbre en el muelle, donde se levantan los puestos para vender pescados y mariscos tratados de forma artesanal. Si te encuentras por aquí no dudes en acercarte aunque no necesites comprar. Tan sólo ser parte del ambiente merece la pena. Los pescadores llegan con el género y proceden a limpiarlo. Las pescaderas colocan sus puestos y cantan la oferta. Entretanto, los paseantes llenan el muelle ojeando la comida y buscando la mejor calidad. De entre todos los mercados de alimentación de la zona, ten por seguro que éste te dejará un recuerdo especial.

Aquí no sólo se viene a comprar. A lo largo y ancho de San Salvador se reparten varios malls donde la gente acude tanto a las tiendas como a tomar algo con los amigos o a pasar la tarde. Pero por supuesto, son una parada obligatoria si quieres ir a las tiendas más internacionales de la ciudad. Si caminas por la parte sur del Bulevar de los Héroes, reconocerás por su tamaño el Metrocentro San Salvador, el centro comercial más grande de Centroamérica. Si caminas desde allí hacia el suroeste, tras pasar el Monumento al Divino Salvador del Mundo, te encuentras con Galerías Escalón, sin duda el más lujoso de la ciudad. Merece la pena visitarlo para comprar o sencillamente para disfrutar de su vistosa arquitectura. Al visitar Santa Tecla puedes ir al Multiplaza de la Carretera Panamericana donde, al final de la tarde, suele acudir la gente para reunirse y tomar algo.

El Lago de Coatepeque, al igual que el resto de los parques naturales de la zona, se encuentra en la sierra salvadoreña, a unos 60 kilómetros de la capital. Sin embargo, su acceso es muy sencillo, hay autobuses desde el centro que te llevan al destino en poco más de media hora. Este lago de origen volcánico se formó hace más de 60.000 años y su procedencia hace que, tanto la vegetación como las rocas que forman su entorno sean diferentes a las de otros parques. En el interior del lago hay una pequeña y singular isla llamada Teopán a la que se puede acceder en barca. Es un lugar estupendo para darte un baño e incluso bucear y contemplar su exótica fauna marina. Eso sí, te recomendamos que no dejes de visitar alguno de los miradores de los montes de alrededor para contemplar el lago y su isla en todo su esplendor. Naturaleza pura.

Este lugar es el resultado de la mezcla de folklore, leyenda y paisaje. No muy lejos, al sur de San Salvador pasando el Parque Balboa en el municipio de Panchimalco, puedes llegar a uno de los rincones más impresionantes del país. Cuando subas arriba para ver el vasto paisaje, advertirás la enorme grieta que hace famoso al lugar. Cuenta la leyenda que el Diablo fue perseguido tras pretender a la hija de un colono. En su huida, éste cayó creando la curiosa formación que caracteriza a este destino. Si tienes ocasión, merece la pena oír la leyenda detallada al completo de boca de un lugareño. Hoy, este lugar es una excursión idónea si se busca pasar el día explorando los alrededores de la capital. También es un gran sitio para parar a comer los platos típicos en los pueblos cercanos.

Venir aquí es acudir a uno de los parques naturales más bellos del mundo. Además, se trata del más grande del país. Para llegar hay que recorrer más de cien kilómetros al oeste de la capital, pero merece la pena. Cualquier amante de la naturaleza encontrará aquí un lugar de culto debido a su carácter protegido, ya que su ecosistema se encuentra en peligro de extinción. De hecho, el parque tiene fama de impresionar hasta las personas más cosmopolitas. Y es que son muchas las actividades que ofrece este parque. Por un lado, el contacto con sus cientos de especies de plantas y de animales es una experiencia capaz de cautivar a cualquier persona, grande o pequeña. Los más deportistas, en cambio, encuentran aquí un lugar donde llevar a cabo travesías extremas.

Si no sabes a dónde ir, siempre puedes acudir aquí. Ya que sin duda es uno de los sitios con más ambiente de la ciudad. En cualquier paseo por Santa Tecla bien merece la pena desviarse por este itinerario que va desde el Palacio Tecleño hasta el Cafetalón. En su breve distancia se concentran multitud de cosas que lo hacen atractivo a cualquier hora y con lo que se ha ganado el título de Centro Turístico de Interés Nacional. Antes de dejar la ciudad, tienes que haberte sentado a tomar algo en sus terrazas al menos una vez. Por otro lado, si buscas sumergirte en la cultura salvadoreña, es un lugar repleto de galerías de arte y puestos ambulantes de artesanos y artistas jóvenes. La hora más recomendable es a media tarde, cuando sus cafeterías y restaurantes están más animados. En las noches de fin de semana, sus calles son tomadas por los puestos de comida.

Si quieres evadirte del ajetreo de la ciudad puedes acudir a la Laguna Modelo. Se encuentra al sur del centro histórico y supone una joya increíblemente atractiva en mitad de la urbe. Si te acompañan niños pequeños, la visita puede volverse indispensable. En pocos pasos olvidarás que estás dentro de una capital y comenzarás a oír los ruidos de los animales. El parque guarda en su interior más de cien especies repartidas en ocho manzanas de terreno. Mamíferos, reptiles, anfibios, aves y peces de todo el globo suman más de cuatrocientos ejemplares. A esto se suma un amplio número de espectáculos que los salvadoreños acuden a ver diariamente. Todo ello, unido a su enclave privilegiado en el centro, convierten a este parque en uno de los rincones favoritos de la ciudad desde hace más de cincuenta años.

Aquí tienes un lugar donde parar unos minutos en cualquier paseo por el centro histórico. A pesar de su posición céntrica entre la 2ª Avenida Sur y la 1ª Calle Oriente, caminar por esta plaza es alejarte brevemente del bullicio de la ciudad. Al hacerlo, compartirás el espacio con la multitud de palomas que la habitan. Posiblemente veas a gente parándose en un banco para alimentarlas o caminando entre su revoloteo, una imagen ya clásica en este lugar. Una vez aquí, es indispensable acercarse a ver el monumento a Francisco Morazán y las naciones que formaron la República Federal de Centroamérica. Frente a éste, puedes ver el Teatro Nacional en el extremo sur. Algo más abajo, la Catedral Metropolitana. Una vez hayas descansado, desde aquí tienes a mano la parte más histórica de esta ciudad.

Bienvenido al corazón histórico de San Salvador. Cuando llegues, tan sólo hace falta un vistazo alrededor para comprender la importancia de este lugar. Mirando hacia el norte verás la Catedral Metropolitana, detrás de ti, la Biblioteca Nacional y presidiendo la plaza, el Palacio Nacional. Posiblemente llegues hasta aquí durante un paseo por la zona histórica de la capital ya que es un sitio de paso frecuente. Si tienes tiempo, merece la pena aprovechar para disfrutarla un rato y acercarte a ver la estatua del General Gerardo Barrios, de donde el lugar hereda su segundo nombre. Ésta lleva más de cien años en la misma ubicación y ha presenciado sucesos históricos como el atentado contra el presidente Manuel Araujo en 1931 o el fin de la Guerra civil en 1992. Si lo que buscas es un día de historia sobre la ciudad, éste es el punto de partida idóneo.

Ven aquí a descansar y a mezclarte con los salvadoreños. Atravesado por la Alameda Franklin Delano Roosevelt y a pocos pasos del Monumento al Divino Salvador del Mundo, este parque supone una de las zonas privilegiadas de la ciudad. Su ubicación lo hace además un sitio muy recurrente si te encuentras paseando por el centro histórico. Una manera común de aprovecharlo es comprar algo de comida en el camino y disfrutarla en el césped. Puedes acercarte para pasear bajo los árboles junto a las familias que vienen a disfrutar por las tardes. Entre los niños que juegan o la gente que se sienta a leer, te sentirás parte de la ciudad. Si tienes tiempo, el parque acoge el Museo de los Niños Tin Marín. Éste supone un lugar de entretenimiento y educación para los más pequeños que goza del cariño de la capital.

Un lugar para evadirse y esconderse. Perfecto si buscas descansar por un rato del ajetreo de la ciudad. También es un sitio en el que viene bien detenerse cuando vayas a visitar El Boquerón al norte de la capital ya que lo encuentras de camino, a la altura del Cantón El Progreso. Lo sentirás nada más llegar, el ambiente de este local es único. Su comedor al aire libre está rodeado por un cuidado jardín cerrado. Es una de las zonas naturales más impresionantes del país. Una ventaja que aprovechan muchos salvadoreños para tener una comida relajada los fines de semana. Si vas a comer te espera una comida típica y casera, desde las pupusas hasta las empanadas o los chorizos. Eso sí, tras la comida te será imposible rechazar la idea del café. Una vez lo tengas servido, es difícil evitar la tentación de sentarte a tomarlo en uno de los bancos de madera que decoran el jardín.

Un sitio ideal para empezar la noche salvadoreña. Cuando el día esté acabando, guía tus pasos hacia el Boulevard de los Héroes y gira hacia la Avenida Sisimiles. Estás entrando en la Zona Rosa, lugar nocturno por excelencia. Si es jueves, viernes o sábado, lo notarás enseguida por el ambiente y por la cantidad de gente que pasea por el lugar. Como primera parada, el Tequilas Bar & Botanas es perfecto. Puedes sentarte a cenar si es que aún no lo has hecho. Si no, dispónte a pedir algo y disfrutar del ambiente divertido y relajado que da este local. Verás que lo llenan grupos de amigos salvadoreños que también vienen a cenar o a pasar un rato. De hecho, si vienes muy tarde es posible que lo encuentres abarrotado, ya que es una de las paradas obligatorias en este barrio. No obstante, merece la pena venir para formar parte de su cultura nocturna.

El paisaje se encargará de que no olvides esta comida. Para poder disfrutarlo, has de viajar unos trece kilómetros hacia Comasagua, al suroeste de la ciudad. La mejor manera es aprovechar y parar aquí durante alguna de las ineludibles excursiones que realices por los alrededores de San Salvador. Cuando lo hagas, querrás quedarte en el mirador hasta que caiga la noche. Este sitio es una de las opciones más impactantes de la zona. Los domingos, se llena de salvadoreños que se acercan para pasar la tarde con la familia o con los amigos. Es en esos días cuando el ambiente toma un carácter más entrañable. Cuando vayas, puedes elegir probar su cocina de fusión mediterránea y tropical, o sencillamente sentarte para tomar un café y relajarte. Tal vez tengas suerte y lo hagas con algo de música en directo.

El sitio perfecto para empezar el día con buen pie. Si es posible, no dejes de venir a desayunar. Puedes hacerlo en su local de Avenida Olímpica con la 67ª Avenida Sur o en el de la Calle Los Sisimiles. Has de saber que aquí prima por encima de todo el dulce y el café gourmet. Es un sitio al que acuden los trabajadores y los ociosos para desayunar, almorzar, o tomar el café en su terraza por la tarde, después de comer. Normalmente aprovechan para encontrarse con los amigos o pareja. También es un sitio al que puedes acudir para comer, aunque es su amplio menú de desayuno lo que le otorga su fama. Ten por seguro que querrás volver una vez lo hayas probado, ya que su carta se une al ambiente salvadoreño dándole un carácter único. Además de todo esto, tiene a su favor una posición privilegiada al estar en el centro histórico de la ciudad.

Este local es la elección correcta si buscas algo diferente. La noche salvadoreña por excelencia transcurre en la Zona Rosa, donde se ubica el Esperanto. Esto hace que sea una opción idónea para cenar si te has propuesto disfrutar de este barrio. Desde aquí, en la 79ª Avenida Sur con la Calle Mascota, tienes pocos pasos hacia la zona nocturna. Empezar aquí supone tomar contacto con una cocina internacional, pero siempre aderezada con un toque tropical. Y es que la propuesta de este sitio es buscar siempre la novedad en sus platos. Desde las hamburguesas de atún hasta el ceviche al carbón, sus platos se diferencian de otros restaurantes con un toque personal. Con su aire más cosmopolita que otros locales de la ciudad, disfrutarás de su cocina entre salvadoreños, ya que ésta es una de las opciones preferidas en la ciudad.

Al venir aquí es imposible no sentirse acogido. Este es el lugar para una noche romántica, para una cena con los amigos, para celebrar una boda o sencillamente para disfrutar de su cálido ambiente salvadoreño. Todo ello siempre con la mejor carne de la ciudad. Para llegar al terreno que rodea al restaurante hay que viajar unos ocho kilómetros por la Carretera Panamericana hacia la zona de Antiguo Cuscatlán. Pero si tienes tiempo, el viaje merece la pena para disfrutar después de su comida. Aquí se mezcla la preparación de la carne salvadoreña con la mejicana y la tejana. El resultado es algo que cualquier ciudadano te va a recomendar. Todo ello además con una buena relación calidad-precio, como ocurre con frecuencia en esta ciudad. Has de venir con calma y dispuesto a relajarte, ya que la única duda que tendrás al venir será qué plato pedir.

Este es el lugar para los amantes de los productos del mar. Si es tu caso no dudes en escaparte un rato a la Avenida Los Bambúes, al noroeste del centro. Allí hay un local inconfundible al gusto. Lo reconocerás según lo veas debido al enorme letrero con su nombre encima de la terraza que sale de su fachada. Pero nada más entrar, sabrás por el olor qué es lo que te espera en este sitio. Aquí, la preparación del marisco es un arte que llevan ejerciendo a la manera tradicional salvadoreña desde hace cerca de cuarenta años. Es algo que bien merece la pena probar al menos una vez, ya que la cocina marítima de El Salvador se diferencia bastante de otros lugares. Sin duda, su preparación y su presentación forma parte de la rica cultura culinaria del país. Y entre todos, éste es el mejor sitio donde poder entrar en contacto con ella.

Para comer bien, has de acercarte a Santa Tecla. En esta zona de la ciudad es donde se concentran las pupuserías más famosas y donde acuden los salvadoreños para reunirse y comer. Y entre todas, guardan un hueco especial para acercarse de vez en cuando a uno de los locales de Típicos Margoth. Esta casa nació como una humilde pupusería en 1962, pero fue ganándose el cariño de la ciudad por sus platos hasta llegar a convertirse en una pequeña cadena local. De sus cuatro locales, dos están repartidos por Santa Tecla, en las Calles Chiltiupan y en el centro comercial Plaza Merliot. Pero si te viene más a mano, puedes acercarte al de la Calle Itsmania en San Salvador o el de la Carretera al Puerto. En cualquier caso, es el lugar idóneo si lo que buscas es comer comida típica en un ambiente relajado.

Una de las formas de disfrutar esta ciudad es con su comida callejera. Al estar paseando, hay ciertas zonas donde sueles encontrarte puestos de comida ambulante. Esto puede ser algo enormemente útil para un día ajetreado. Una de las zonas con más actividad está al suroeste de la ciudad. Si te encuentras paseando por Santa Tecla cuando empieza a caer la noche, puedes acercarte al Paseo del Carmen. Sobre todo si es en fin de semana. Allí encontrarás pequeñas cocinas improvisadas al aire libre donde poder probar platos caseros a buen precio. Algo parecido ocurre durante el día en la Zona Rosa, aunque en este caso son locales abiertos donde puedes pedir para llevar. Por otro lado, cualquier terraza es buena para sentarte unos minutos a beber shuco, la bebida más típica de esta zona, acompañado de frijoles y pan.

La herencia culinaria de este país se remonta a los antiguos indígenas. Desde las tribus agrícolas, se han venido empleando el maíz, la yuca o el frijol, así como multitud de especias hasta hoy en día. Esto se une a la influencia española para dar lugar a una comida propia y característica de la zona. Dentro de ésta, lo más típico son los derivados del maíz. No puedes irte sin probar las tortillas, la melcocha o las riguas. Por supuesto, has de comer al menos una vez el plato nacional por excelencia: las pupusas. Estas son tortillas de maíz rellenas con diversos productos de la zona como ayote, frijoles, queso, carnes, etc. La mayoría de estos productos los podrás encontrar en cualquier calle de la ciudad, aunque se dice que el mejor lugar son las pupuserías del Antiguo Cuscatlán o la Zona Rosa. Cuando vayas, no olvides que lo mejor es disfrutarlas recién hechas.

Una parte importante de la historia de El Salvador está vinculada a la vida militar. Dentro de la misma, este es un lugar interesante y esencial para visitar cualquier día y que no te robará excesivo tiempo. Ocupa una parcela en la 10ª Avenida Sur con la Calle Alberto Sánchez en el barrio de San Jacinto. Hoy en día, sus terrenos están habilitados para el ocio de los ciudadanos. No obstante, el lugar es a la vez un antiguo cuartel que alberga un importante Museo Militar. Al visitarlo, tendrás a tu disposición toda una exposición de la vida militar en el país. Desde uniformes del siglo XVIII en adelante hasta una colección de armas. Pero lo que más te llamará la atención, si eres un apasionado de la historia, sin duda es el área dedicada a la documentación y biografías bélicas. Al salir, eso sí, no puedes olvidar visitar el importante Monumento a los Próceres de la Independencia Patria.

En el antiguo aeropuerto de Ilopango, en el extremo este de la ciudad, hay un lugar sólo apto para fanáticos del vuelo. Este Museo Nacional de Aviación ocupa un terreno de más de mil novecientos metros cuadrados. A lo largo de estos, una exhibición enorme y envidiable repasa los más de setenta años de la historia de la aviación en el país. Cuando entres, te esperan desde aviones de combate o transporte hasta helicópteros, conservados todos ellos tal y como estaban en su época. Varios de los cuales jugaron un papel importante en la Guerra Civil o la guerra contra Honduras. A esto, puedes sumar varias exposiciones que contienen desde recortes de periódico o fotografías, hasta motores originales. Así, el museo narra una parte importante de la historia y el desarrollo de El Salvador.

Visitar este yacimiento conlleva una excursión ineludible al visitar esta ciudad. Has de viajar en torno a una hora hacia el noroeste, rodeando el Boquerón, para acceder a este lugar único. Resulta perfecto para unir el viaje con los otros parajes naturales que se reparten por la zona como Las Flores o el Lago Coatepeque. No obstante, es aquí donde hace catorce siglos la erupción de la Laguna Caldera sepultó todo un pueblo maya. Hoy en día, la excavación del lugar ha supuesto un increíble aporte histórico para el continente, ya que ha permitido recopilar un gran número de objetos cotidianos de la época. La visita es posiblemente de las más gráficas y atractivas para cualquier interesado en el tema. Pero sin duda, se trata de una excusa perfecta para visitar los ricos alrededores de la zona.

Aquí hay un museo orientado a la educación sobre la propia cultura de los ciudadanos salvadoreños. Es, además, el más antiguo y quizás el más activo de la ciudad. Todo esto lo hace perfecto para aquél que quiera empaparse con la historia del país. Si es tu caso, puedes dirigirte al extremo sur de la Avenida de la Revolución donde se encuentra. Tal vez quieras unir esta visita a la del cercano MARTE o coger la Alameda Manuel Enrique Araujo para caminar hasta el Salvador del Mundo. En cualquier caso, antes puedes entrar en este museo que repasa desde la época Prehispánica hasta la Colonial Contemporánea a través de cinco salas. En éstas, se exponen objetos artesanales tanto artísticos como cotidianos. Estos te ayudarán a crear un mapa de la evolución que ha vivido esta zona del mundo a lo largo de la historia. Es un sitio perfecto para evadirte durante treinta minutos o varias horas.

El Salvador tiene una identidad artística propia. Para poder apreciarla en su plenitud, has de acercarte a su Museo de Arte Popular en la Avenida San José, al noroeste del centro. En su interior alberga varias salas dedicadas exclusivamente a la cultura nacional, desde las obras más artísticas a las más tradicionales y artesanales. Entre sus salas, la más famosa es sin duda la de Miniaturas de Dominga Herrera. Una sala dedicada enteramente a la exhibición de figuras en miniatura que representan diversas imágenes de la historia del país. Desde indígenas hasta músicos populares o acontecimientos históricos, la colección es una forma diferente de empaparse de la cultura salvadoreña. A medida que avances por las salas, irás encontrando artesanías, bordados o máscaras, todo ello dispuesto para poder tener un pequeño y placentero viaje por el arte del lugar.

Este lugar llama a cualquier interesado en la historia y la cultura de El Salvador. Si es tu caso has de encaminarte hacia el extremo sur de la 27ª Avenida Norte, cerca del centro histórico de la ciudad. Una vez aquí, solo queda entrar y dejarse llevar por su interior repleto de documentación histórica. Dicha documentación está formada por piezas que van desde manuscritos o fotografías hasta vídeos u objetos de diversa índole. Cualquier elemento que pueda contar algo sobre la historia de este país es donado por los ciudadanos al museo. Así, desde que comenzó su andadura tras el Acuerdo de Paz en 1992 y se conformó como museo en 1999, no ha dejado de crecer. Hoy en día es el órgano vital encargado de cuidar la historia social y política del país desde su emancipación.

Aquí tienes un lugar de descanso y de cultura cien por cien salvadoreña. Custodiado por el Monumento a la Revolución y presidiendo la Avenida homónima, el Marte es el museo más importante de esta ciudad. En su interior te esperan dos salas de exposiciones temporales y tres dedicadas a la Historia del Arte de El Salvador. De esta forma, visitar este museo es una manera de indagar sobre la historia del país a través de su arte. Te llamará enseguida la atención la pintura en el siglo XX, pues es lo más significativo. No obstante, merece la pena dedicar un buen rato para fijarse en el resto de obras que esconden sus galerías. La visita no te llevará más de una o dos horas, ya que no se trata de un edificio muy grande. Aunque esto se puede alargar si te decides a pasear por sus alrededores, ya que la zona es un lugar perfecto para pasar un rato tranquilo.

Este es uno de los monumentos más curiosos de la ciudad. No te robará mucho tiempo el acercarte a ver su fachada si te encuentras por la Avenida Juan Pablo II. No obstante, si eres un apasionado de la arquitectura sentirás el deseo de visitar su interior. El edificio llama la atención por su estilo Art Nouveau, difícil de ver en otros puntos de la ciudad. Pero su historia es aún más curiosa, ya que ha ido siendo ocupada por muchos y diversos inquilinos. Fue construida por una familia adinerada a principios del siglo XX pero nunca fue habitada por la misma. Con los años, fue casa de la Delegación Diplomática de la República Mexicana, de varias figuras diplomáticas americanas como Robert Kennedy o Richard Nixon, del Ministerio de Trabajo y del de Educación. Hoy, esta casa es Patrimonio Nacional y sede de las Academias Salvadoreñas de Lengua y de Historia.

Ven a la Plaza Cívica para pasar desapercibido. Entre el ajetreo y el movimiento de gente que suele albergar esta zona, merece la pena pasear por aquí y detenerse a ver el Palacio Nacional. Quizás te interese rodearlo para apreciar su arquitectura clásica. Una vez en su entrada principal, es posible que tengas curiosidad por ver su interior. No dudes en entrar a verlo, pues entre sus más de cien salones descansa una buena parte de la historia del país. También guarda el Archivo General de la Nación, aunque no es accesible al público. No obstante, merece la pena ver sus salones Rojo, Amarillo, Azul y Rosado que han sido testigo de la historia política de la república desde principios del siglo XX. El Salón Azul es, además, Patrimonio Histórico Nacional desde 1974. Ve de lunes a viernes por la mañana para poder visitar uno de los edificios históricos clave de la ciudad.

Has de venir si buscas quietud y belleza. Este edificio tiene una ubicación estratégica junto a la 4ª Calle Oriente y la 6ª Avenida Sur. Junto a la Plaza Libertad en pleno centro de la ciudad, es fácil unir esta visita a un paseo por su zona histórica. Nada más llegar, seguramente te llame la atención la modernidad del edificio. Esta iglesia es en todo Centroamérica un auténtico icono de arquitectura moderna. Pero tras ver su peculiar forma semicircular, no puedes irte sin antes mirar su interior. Éste guarda un lugar de culto único. Según entres, tu vista se centrará en la impactante luz teñida de varios colores al entrar por sus vidrieras. El ambiente de calma que da es una sensación que no puedes perderte. De este modo, tendrás un contexto perfecto para admirar las importantes esculturas que alberga el interior de este edificio vital.

Este es, sin duda, el monumento más peculiar de la ciudad. No es necesario moverse hasta él para apreciarlo, sino que lo verás si vienes por carretera desde el aeropuerto. Al pasar junto a él fíjate bien para poder apreciar las palabras Hermano, bienvenido a casa. Ésta es la forma que tiene la ciudad de recibir a los compatriotas que tuvieron que emigrar a lo largo del siglo XX en busca de trabajo. La población emigrante, parte importante de la cultura y la economía salvadoreña, tiene así un sitio de honor cuando visitan la ciudad. El lugar, además, ha sido remodelado añadiendo una iluminación nocturna que hace que su fuente y sus mosaicos sean algo realmente impactante por la noche. Sin lugar a dudas, la obra supone una cálida bienvenida para cualquiera que llegue a esta ciudad.

Cuando atravieses el Bulevard de la Constitución, cuenta con hacer una parada aquí. Posiblemente no estés solo, ya que la plaza circular que guarda el Monumento a la Constitución suele ser un lugar concurrido. Aun así, puedes tomarte tu tiempo para detenerte a observar la escultura que representa a la Justicia como una mujer desnuda sosteniendo una espada. Llamada popularmente la chulona, esta estatua es un símbolo de la lealtad de la ciudad a su Constitución. El monumento conmemora además el período más importante de la historia reciente del país, siendo inaugurada tras los Acuerdos de Paz de 1991. Cuando la observes, notarás que guarda un profundo parecido con el Monumento a la Paz. Ambos monumentos fueron encargados al escultor salvadoreño Rubén Martínez. Juntos, suponen la cara más moderna de la historia de ésta ciudad.

Este lugar histórico ha sido testigo del crecimiento de la ciudad. A pocos pasos de la Plaza de la Libertad o del Palacio Nacional, es posible que esta modesta iglesia no te llame la atención a primera vista. Su apariencia humilde y colonial es, no obstante, una parte viva de la historia más relevante del país. Cuando llegues a su parte frontal por la Calle 6 de Oriente, merece la pena parar unos segundos y observar su campanario. Hace más de doscientos años, esas campanas sonaban de madrugada dando inicio a la lucha por la independencia de Centroamérica frente a los colonos españoles. Todavía hoy, siguen haciéndose repicar las campanas anualmente como conmemoración a este hecho. A pesar de las grandes remodelaciones que han sido necesarias para conservar la fachada y el campanario, merece la pena visitar el lugar que aún mantiene su presencia clásica.

Haciendo honor a su nombre, este es un lugar idóneo si buscas tranquilidad. Sobretodo los fines de semana, las parejas y familias salvadoreñas escapan aquí para pasear durante el día. Por la noche, es frecuente que el olor a carne asada inunde el ambiente, ya que la gente suele juntarse aquí para organizar comidas. Debido a su situación en un espacio más natural y menos urbanizado, éste es un lugar perfecto para los ciudadanos. Presidiendo la zona, advertirás enseguida la presencia del Cristo con su paloma. Esta figura conmemorativa de los Juegos Centroamericanos y del Caribe de 1994 fue construida para dar la bienvenida a los países participantes. Desde su fabricación ha representado la cordialidad entre las diferentes corrientes políticas del país. Todavía hoy, sigue siendo uno de los iconos de la ciudad y una muestra del espíritu pacífico de El Salvador.

Este es un sitio por el que hay que pasar casi obligatoriamente al visitar San Salvador. La Plaza Las Américas que lo guarda une tres de las calles más importantes de la ciudad. La Alameda Manuel Enrique Araujo desde el sur, el Paseo General Escalón de este a oeste y el Boulevard de la Constitución hacia el norte. Llegando por cualquiera de ellas, conviene hacer un alto en el camino para observar el monumento más representativo de ésta ciudad. El Cristo, apoyado sobre un globo terráqueo, ha sido desde 1942 uno de los iconos favoritos de los salvadoreños. El monumento, que en un principio guardaba la tumba del presidente Manuel Enrique Araujo, ha sufrido varias remodelaciones y hasta un terremoto. Hoy, no obstante, sigue en pie y junto a su plaza conforman una de las paradas más agradecidas en cualquier paseo por el centro.

Esta es una de esas obras que impresionan desde la lejanía. Por ello, una de las mejores formas de visitarla es enlazar su vista con un paseo por la Avenida de la Revolución que la corona. A medida que te acerques verás como nace, sobre un paisaje más natural que el que has dejado atrás. Es al llegar cuando percibes realmente su gran tamaño. Acércate para ver las piedras que componen el mosaico, traídas de distintos puntos del país. Unidas, forman la figura de un hombre que representa al pueblo salvadoreño y su liberación tras el derrocamiento del General Salvador Castaneda Castro en 1948. Acción ésta que supuso un cambio constitucional de gran importancia en el país. Hoy, esta obra conmemorativa te puede servir como preámbulo perfecto para pasear por su plaza antes de visitar el Museo de Arte de El Salvador.

En este Parque Nacional se encuentran tres importantes volcanes que permiten disfrutar de la naturaleza en su mayor esplendor a través de actividades como el aviturismo, geoturismo, ecoturismo o senderismo. Uno de estos volcanes es el Cerro Verde, con una altura de 2.030 metros sobre el nivel del mar, su última erupción fue hace 25 años antes de Cristo y está cuberto por un espeso bosque. Por su parte, Izalco es el volcán más joven de El Salvador y uno de los más jóvenes de todo el contienen americano, ya que su origen se remonta al año 1722. Su superficie es rocosa. Y por último, el Volcán Ilamatepec, el más alto de El Salvador con una elevación de 2.381 metros sobre el nivel del mar cuyo principal atractivo es la bella laguna de origen volcánico que se encuentra dentro del cráter del volcán y destaca por su coloración turquesa debido a una alta concentración de azufre.

El Salvador es por antonomasia el destino turístico del Café. Y es que el paisaje cafetalero de café está presente en 5 de las 6 regiones cafetaleras del país: Cordillera Apaneca – Ilamatepec, principal región de cultivo del café; Cordillera del Bálsamo; Cordillera Tecapa Chinameca; Cordillera Alotepec Metapán y Cordillera Cacahuatique. Las fincas de café del país cuentan con recorridos turísticos guiados dentro de las instalaciones para que el visitante puede apreciar el proceso completo de transformación de un grano de café hasta convertirlo en una taza de café gourmet. Y es que la marca Café de El Salvador hace honor a la precisión detrás de cada grano, cada bolsa y cada taza de café.

Haciendo un recorrido por esta extensión del país encontramos Ahuachapán, nombre de origen náhuatl que significa ciudad de la casa de los robles donde se sitúa la reserva nacional Bosque El Imposible, un gran bosque con gran interés ecológico. Ataco es otro de los municipios que merece la pena visitar. Pueblo pintoresco donde los haya está situado a 1.260 metros sobre e nivel del mar y su nombre significa, lugar de elevados manantiales. Su población trabaja el tallado de artesanía de madera y tiene un folclore muy arraigado como la celebración de El Día de los Farolitos donde se llenan de luz todas las calles del pueblo con farolitos de colores. El tercer municipio que nos encontramos en esta ruta es Apaneca, tierra de aventura que significa donde abundan los ríos de vientos. Debido a su altitud esta zona tiene el café de la más alta calidad y guarda esculturas conocidas como “Gordinflones” ubicadas en fincas cafetaleras. Juayúa por su parte es un pueblo precolombino cuyo nombre significa río de las orquídeas moradas y cuenta con viveros de plantas ornamentales. Adicionalmente, Juayúa dispone de lugares para ecoturismo tales como el Río Monterrey, Salto de la Lagunilla Azul, Los Chorros de la Calera, La Laguna Seca o de Las Ranas, Laguna Verde, Cerro El Águila y El Pilón, verdaderos espectáculos que no deben dejar de conocerse. Los dos últimos municipios de la Ruta de las flores son Salcoatitán y Nahuizalco. Salcoatitán significa tierra y está ubicado en el corazón de esta ruta. Cuenta con uno de los museos más antiguos de la región y es conocido por sus tradicionales mosaicos. Nahuizalco por su parte es un poblado de origen prehispánico cuyo nombre significa cuatro Izalcos y donde destaca su plaza central y sus mercados, incluyendo el mercado nocturno, único de este municipio plagado de riqueza artesanal.

Ubicado en el corazón de la ciudad capital, en el Centro Histórico de San Salvador converge la historia, cultura y arquitectura que ofrece una ventana al pasado y al presente del país, siendo un testimonio viviente de la rica historia y la diversidad cultural de la región. Explorar el centro histórico es sumergirse en un viaje en el tiempo. Caminar por sus calles, por sus principales plazas como la Plaza Gerardo Barrios, la Plaza Morazán y la Plaza Libertad o recorrer sus iglesias como la Catedral Metropolitana, la iglesia El Rosario y Nuestra Señora de Candelaria con arquitectura colonial es todo un lujo para los sentidos. También puede visitarse el Palacio y el Teatro Nacional, disfrutar de la gastronomía local de cafés y restaurantes o hacer compras locales en los distintos mercados de la ciudad, como el Mercado Hula Hula.

El Parque Natural El Boquerón se encuentra ubicado geográficamente en ocho distritos como son San Salvador, Santa Tecla, Quezaltepeque, Nejapa, Apopa, Mejicanos, San Juan Opico y Colón, siendo el distrito de Santa Tecla donde se encuentra la mayor parte de El Boquerón. Se trata de un área natural protegida, un verdadero oasis natural, con un clima fresco en medio de la ciudad a tan solo 20 minutos de la capital y con una excelente oferta gastronómica. A lo largo de toda la carretera de El Boquerón se pueden encontrar miradores, restaurantes con diferentes especialidad, cafés, alojamiento y sitios de recreación.

El destino Oriente Salvaje, contempla parte de las playas de El Salvador, encontrándose en los departamentos de La Unión, San Miguel y Usulután, siendo ésta última de playas de arena negra. Todas ellas son playas para los amantes del surf donde se pueden encontrar desde olas para principiantes hasta olas para profesionales. El turista puede realizar el recorrido desde playa Las Flores, en San Miguel hasta el Golfo de Fonseca y sus islas de La Unión pasando por una maravilla de la naturaleza como es el volcán de Conchagua con vistas privilegiadas hacia Honduras, Nicaragua y el Golfo de Fonseca.